Una herramienta permite
identificar los patrones de gasto de energía en las grandes urbes
Son los centros de la actividad económica y cultural de los
países, pero las urbes del mundo también son grandes
consumidoras de energía: en ellas se gastan dos tercios de la energía
global. Además son responsables del 70% de la emisión de los gases que
provocan el efecto invernadero.
En América Latina, casi el 80% de la población vive en ciudades, una cifra que
seguramente aumentará. De hecho, se prevé que para 2045 habrá 2.000 millones de
personas más en las ciudades de todo el mundo. Ante este panorama, el tema de
utilizar de una manera más eficiente la energía a través de la eficiencia
energética se hace vital.
Para medir los impactos del consumo de energía en esa creciente
población urbana, el Banco Mundial creó una herramienta en línea para que las ciudades
y sus autoridades puedan hacer una evaluación rápida de su gasto en energía por
sectores.
“Es una herramienta que da un diagnóstico rápido del consumo de
energía de los municipios,” explica Janina Franco, especialista sénior en
energía del Banco Mundial. Se miden seis sectores: edificios municipales,
transporte público y privado, alumbrado público, gestión de residuos sólidos,
agua y electricidad. En América Latina ya se ha usado en Belo Horizonte y Río
de Janeiro (Brasil); Bogotá (Colombia); León y Puebla (México). Luego de esta
experiencia inicial en la región, y gracias al apoyo de la Secretaria de
Energía de México, se ejecutó en 30 municipios adicionales a lo largo del país.
Con una evaluación rápida, la herramienta permite a los
gobernantes locales ver los sectores que podrían tener mayores oportunidades de
eficiencia energética para su municipio, dependiendo de la proporción de energía
consumida en un sector, los ahorros potenciales, pero también el grado de
autoridad y control que tiene el municipio en cada sector.
El resultado de la medición da una idea más clara de cuáles
sectores podrían ser estratégicos. “Pero para seguir adelante igual se tiene
que hacer un estudio de factibilidad”, dice Franco.
Los resultados dependen de cada ciudad, pero en general, éstas son
algunas de las áreas donde las ciudades pueden ahorrar energía.
El transporte
En Bogotá por ejemplo, el transporte
público y privado consume el 67% de la energía. Hay más de 1,5 millones de
vehículos, pero también la ciudad es pionera en sistemas de buses de tránsito
rápido y tiene una extensa red de rutas especiales para bicicletas, así que las
recomendaciones potenciales del estudio del Banco Mundial incluyen continuar
expandiendo estos sistemas y redes para ahorrar energía.
Los edificios
Los edificios son los consumidores más grandes de electricidad a
nivel mundial, pero se estima que no se aprovecha aproximadamente el 80% del
potencial para la eficiencia energética.
Los edificios municipales no representan una parte muy grande de
este consumo de electricidad, pero pueden tener un “rol ejemplificador”, dice
Janina Franco. Si compran equipamiento más eficiente pueden apoyar el
desarrollo de una industria que promueve la eficiencia energética, explica.
Las recomendaciones del Banco Mundial incluyen la mejora de
técnicas de construcción o el manejo activo del uso de la energía. En Kiev (Ucrania), por ejemplo, con
unas adiciones a los edificios públicos se logró reducir el consumo de
calefacción en un 26%.
El alumbrado público
En León, México, la herramienta encontró que el potencial de ahorro en el
alumbrado público de la ciudad podía llegar a 2 millones de dólares por año,
por ejemplo revisando el estado de la infraestructura existente e invirtiendo
en equipamiento más eficiente que podría generar la misma cantidad de luz con
menos consumo de energía.
En Río de Janeiro, se consume un 60% más en alumbrado público que en Nueva York. Un
estudio estima que si las luces del alumbrado público en esta ciudad fueran
reemplazadas por luces LED (diodos emisores de luz, de bajo consumo), se
podrían ahorrar 72 millones de dólares por año y 110.000 toneladas de emisiones
de CO2.
Los residuos
Los camiones de basura de la ciudad de León, tenían que viajar
aproximadamente 80 kilómetros para llegar al vertedero, con una carga pesada y,
por ello, consumiendo aún más combustible. La recolección es hecha por empresas
privadas que tienen contratos de corta duración, lo cual, dificulta las
condiciones óptimas para la recolección de la basura, aumenta el consumo de
energía y dificulta la recopilación de datos exactos sobre los procedimientos
que involucra.
Entre las recomendaciones se encuentra la posibilidad de hacer
contratos a medio o largo plazo, y la construcción de estaciones de
transferencia más cerca de la ciudad donde se separaría la basura (para
reciclables y composteo, por ejemplo) y se reducirían los largos viajes hasta
el vertedero.
El agua potable
En países en desarrollo, la electricidad representa el 40% de los
costos operativos de las empresas que tratan el agua, según varios estudios.
Bogotá tiene unos de los sistemas de agua potable más eficiente con respecto a
la energía, según el análisis de la herramienta –y también es una de las urbes
donde menos se consume agua por habitante y por día-, si se compara con las
ciudades en la base de datos de la herramienta.
Si un bogotano consume cerca de 94 litros por día, un habitante de
Santiago de Chile o Viena consume el doble. Sin embargo, alrededor del 35% del
agua de Bogotá se pierde por tuberías en mal estado. Así que para mejorar la
eficiencia se recomienda, entre otras medidas, implementar un programa que
identifique y repare las fugas en el sistema.
Foto principal: Vista de Río de Janeiro, Brasil. Banco Mundial
*Isabelle
Schaefer es productora online del Banco Mundial.
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