Michael Löwy, director de
investigación emérito del CNRS en París, es un importante intelectual y
activista del ecosocialismo. Ha escrito una amplia obra centrada en los
clásicos del marxismo, el romanticismo revolucionario, la sociología de la
religión y el anticapitalismo ecologista. Para el tema central de este número
de Papeles dedicado a ecologismo y religiones de liberación, sus obras
principales son Guerra de dioses. Religión y política en América Latina,
Marxismo y teología de la liberación, Sociologías y religión. Su último libro
traducido al español es Ecosocialismo.
Rafael Díaz Salazar (RDS): Michael, tú eres un pensador marxista y un militante que desde tu
juventud has estado insertado en el área política del trotskismo y en los
últimos años en el ecosocialismo anticapitalista. ¿Por qué has trabajado con
tanta intensidad en el análisis de la religión y, muy especialmente, has
estudiado el “cristianismo de liberación”?
Michale Löwy (ML): Mi cultura es judía, pero no soy creyente, y nunca tuve una
educación religiosa. A través del camino de la filosofía política y de las
luchas de liberación que me di cuenta de la importancia de las formas
religiosas emancipadoras. Empecé a interesarme por la religión por dos hechos
que me marcaron mucho a finales de la década de los años setenta: la lectura de
las tesis Sobre el concepto de historia de Walter Benjamin, que proponen
asociar la teología y el materialismo histórico, y por el gran acontecimiento
de la revolución sandinista en Nicaragua, en la cual el “cristianismo de la
liberación” jugó un papel esencial, incluso en la dirección del FSLN. Empecé a
interpretar a Walter Benjamin a la luz de las revoluciones latinoamericanas y
vice-versa. Me di cuenta a partir de este momento que también en otros países
de América Latina, empezando por Brasil, los cristianos revolucionarios están
en el corazón de todos los movimientos de emancipación social. Me impactó,
desde el punto de vista ético y político, el sacrificio de la vida de tantos
cristianos liberacionistas, en especial en El Salvador, desde monseñor Romero
hasta Ignacio Ellacuría y los profesores jesuitas de la UCA. Me pareció
importante tratar de entender este movimiento desde una perspectiva marxista.
Para esta investigación, Ernst Bloch y Lucien Goldmann me fueron más útiles que
Leon Trotsky (con todo el respeto a esta histórica figura revolucionaria).
Tuve también el deseo de acercarme a
los teólogos y luchadores del cristianismo de la liberación por la admiración
que tenía por su integridad moral y su compromiso consecuente con la causa de
la auto-emancipación de los pobres. Se crearon lazos de amistad que duran hasta
hoy con personas como Leonardo Boff, Frei Betto, François Houtart y otros.
RDS: En uno de tus textos afirmas que el ecosocialismo ha de «buscar inspiración
en la diversidad de las culturas revolucionarias». ¿Consideras que las
religiones de liberación son “culturas revolucionarias”? ¿Piensas que son
fuentes de inspiración para el ecosocialismo y tienen que ser incorporadas a
sus fundamentos en pie de igualdad con otras corrientes no religiosas?, ¿por
qué?
ML: Los
fundamentos del ecosocialismo son “profanos” y no tienen identidad religiosa.
Pero muchas culturas revolucionarias pueden llevar al ecosocialismo: el
marxismo, el anarquismo, la ecología crítica, el indigenismo, y por supuesto,
el cristianismo de la liberación. Por consiguiente, encontramos en el amplio
arco de sensibilidades políticas y culturales del ecosocialismo estas diversas
corrientes, entre las que se incluyen, como te acabo de decir, el cristianismo
de liberación.
RDS: ¿Qué relación estableces entre el ecosocialismo y el cristianismo
de liberación? ¿Qué aportaciones realiza este tipo de religión al pensamiento y
a las luchas ecosocialistas?
ML: La
cuestión del medio ambiente ocupa un lugar cada vez más importante en la
reflexión de los teólogos de la liberación, en particular en Brasil. Su
aportación es relacionar la ecología, y para algunos de ellos, el
ecosocialismo, con la tradición cristiana, con el franciscanismo, con la
Biblia. Por otro lado, muchas pastorales populares, que son una componente
importante del cristianismo de la liberación, están en la vanguardia de luchas
socioecológicas; por ejemplo, el CIMI (Consejo Indigenista Misionero de la
Iglesia) en Brasil, que lucha con los indígenas en la defensa de sus bosques,
en especial en la Amazonia, que se enfrenta a la voracidad destructora del
agro-negocio o de las empresas mineras.
RDS: Estás dirigiendo una tesis doctoral sobre el pensamiento
ecologista de Leonardo Boff. ¿Qué elementos de la ecoteología de la liberación
consideras que deberían ser asumidos por otras corrientes intelectuales
ecosocialistas que no tienen una matriz religiosa?
ML: El
brillante autor de esta tesis, Luis Martinez Andrade, podría contestar mejor
que yo a esta pregunta. Creo que Leonardo Boff ha planteado, de manera muy
impactante, la convergencia de la causa de los pobres y la causa de la Tierra
en contra de su enemigo común: el sistema capitalista, explotador y destructor.
No se puede defender a los pobres sin luchar por la Madre Tierra, y viceversa.
El compromiso de Leonardo Boff con los Pobres y con la Tierra tiene sin duda
una matriz religiosa, pero cualquier ecosocialista puede aceptar sus argumentos
y sus tesis, sea o no creyente.
RDS: En tu libro Guerra de dioses replanteas el tema weberiano de las
relaciones entre la ética de una religión y el espíritu de un modo de
producción. Analizas el «anticapitalismo católico», sus fuentes y modalidades
históricas y actuales. Concretamente te refieres a la «tradición religiosa
anticapitalista de izquierda». ¿Dónde detectas actualmente un anticapitalismo
de inspiración cristiana y en otras religiones?, ¿qué potencialidad tiene para
las resistencias anticapitalistas y para la transición al ecosocialismo?
ML: Existe
un anticapitalismo de izquierda en todas las confesiones cristianas, pero de
forma más desarrollada en el catolicismo. Creo que tenía razón Max Weber al
destacar una hostilidad permanente de la ética católica hacia el espíritu del
capitalismo. Es una profunda antipatía que tomó durante mucho tiempo más bien
un matiz conservador, incluso reaccionario. Sin embargo, en el siglo XX, a
partir de Charles Peguy aparece un catolicismo socialista. Existió también algo
semejante en el judaísmo, pero más como manifestación de intelectuales que como
movimiento social. Sin duda existen también formas de anticapitalismo de
izquierda en otras religiones, pero me falta competencia para hablar de ello.
En Francia y, en menor medida, en
otros países de Europa existió en los años cincuenta hasta finales de los setenta
del siglo XX una importante corriente católica anticapitalista, pero perdió
mucho de su influencia en las últimas décadas. En América Latina ha sido al
revés. Con el cristianismo de la liberación se mantiene hasta hoy una presencia
activa del anticapitalismo católico de izquierda, a pesar de la represión del
Vaticano. Con el nuevo papa Francisco, un jesuita latinoamericano, es posible
que se creen condiciones más favorables para el desarrollo del cristianismo de
la liberación.
RDS: Existe una importante conexión entre el denominado “ecologismo de
los pobres”, las comunidades cristianas populares y grupos de base de diversas
religiones, ¿cómo ves este fenómeno, qué valor le das? ¿Hay algunas personas y
movimientos en este ámbito que consideres que son especialmente significativas
para el ecosocialismo?
ML: Las
comunidades cristianas de base son uno de los principales componentes del
“ecologismo de los pobres” en América Latina. Me falta conocimiento para hablar
de otras partes del mundo. Chico Mendes, el dirigente brasileño de las grandes
luchas campesinas e indígenas en defensa de la Amazonia, asesinado en 1988, era
un socialista de origen cristiano, militante de las comunidades cristianas de
base.
Hoy en día se desarrollan en toda
América Latina luchas eco-sociales campesinas, muchas veces indígenas, en
contra de los proyectos destructores de multinacionales del petróleo, o de
latifundistas del agronegocio. Tienen un carácter implícitamente
anticapitalista, y por eso son de una gran importancia desde el punto de vista
ecosocialista. El modo de vida de las culturas indígenas, el buen vivir, y su
manera de relacionarse con la Madre Tierra, son una referencia importante para
el ecosocialismo. Como decía el peruano Hugo Blanco, uno de los más importantes
dirigentes indigenistas de América Latina, en un encuentro ecosocialista
internacional en Belem do Para (Brasil) en 2009: «nosotros los indí- genas ya
practicamos el ecosocialismo desde hace siglos».
RDS: Diversas Iglesias cristianas están realizando desde hace tiempo
importantes iniciativas para el reconocimiento y la restitución de la deuda
ecológica, ¿qué relevancia le das a este tema dentro de la estrategia del
ecosocialismo?
ML: La
deuda ecológica se refiere a la deuda de los países ricos e industrializados
del Norte hacia los países del Sur por el pillaje durante siglos de sus
recursos naturales, por la destrucción de sus bosques, la polución de sus ríos,
el empobrecimiento de los suelos, la reducción de la biodiversidad. Es un tema
importante desde el punto de vista ecosocialista que la cuestión de la deuda
ecológica no se plantee por estas Iglesias cristianas como filantropía o
caridad, sino como una cuestión de justicia social. Es uno de los argumentos de
la importante campaña contra el pago de la deuda externa –contraída con el
Banco Mundial o con los bancos del Norte– por los países del Sur. La obligación
que demandan a multinacionales del petróleo para que indemnicen a poblaciones
indígenas y campesinas por los terribles estragos en el medio ambiente, después
de muchos años de explotación, es otro ejemplo positivo, a condición de no caer
en la trampa de ponerle un precio a la naturaleza.
RDS: En un texto tuyo sobre el gran marxista peruano José Carlos
Mariátegui, planteas el tema de la «mística revolucionaria». Existen diversas
místicas y espiritualidades de la liberación en las religiones que tienen una
estrecha conexión con la acción de los sujetos que realizan luchas ecologistas.
En el Foro Social Mundial hay un eje sobre éticas y espiritualidades. Pensando
tanto en ateos, como en personas religiosas, ¿consideras que el ecosocialismo
tiene que plantearse el tema de la espiritualidad y la mística?, ¿de qué tipo?,
¿por qué y para qué?
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ML: En
un fascinante artículo de 1925, El Hombre y el Mito, Mariátegui escribía lo
siguiente: «La burguesía se entretiene en una crítica racionalista del método,
de la teoría, de la técnica de los revolucionarios. ¡Qué incomprehensión! La
fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su
pasión, en su voluntad. Es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la
fuerza del Mito. La emoción revolucionaria, como escribí en un artículo sobre
Gandhi, es una emoción religiosa [...]».
La mística aquí no es una relación
con el divino, sino «fe, pasión, voluntad», compromiso hasta el sacrificio de
la vida. El Movimiento de los Sin Tierra (MST) tiene una concepción semejante
de la «mística».
La espiritualidad se refiere más bien
a un amplio conjunto de valores ético-religiosos. El ecosocialismo en cuanto
tal no tiene que plantearse la mística o la espiritualidad, pero cada uno de
sus militantes puede asumir o no estas dimensiones en su combate por un nuevo
mundo posible. Presenté junto con Frei Betto un documento titulado
«Ecosocialismo y Espiritualidad» en el Forum Social Mundial de Belem (2009).
Las reflexiones sobre la espiritualidad fueron un aporte de mi amigo Frei
Betto.
RDS: En el texto al que hacía referencia anteriormente, destacas un
escrito de Mariátegui sobre Gandhi, una de las grandes personas religiosas del
siglo XX. La perspectiva analítica de Mariátegui constituye una comprehensión
de la personalidad religiosa y la acción política de Gandhi que difiere
sustancialmente de otras aproximaciones marxistas, como, por ejemplo, la realizada
por Gramsci. ¿Qué componentes gandhianos debería tener el ecosocialismo?
ML: En
el artículo de Mariátegui sobre Gandhi, escrito en 1924, encontramos este
planteamiento: «El socialismo y el sindicalismo, a pesar de su concepción
materialista de la historia, son menos materialistas de lo que parecen. Se
apoyan sobre el interés de la mayoría, pero tienden a ennoblecer y dignificar
la vida. Los occidentales son místicos y religiosos a su modo. ¿Acaso la
emoción revolucionaria no es una emoción religiosa? Acontece que en Occidente
la religiosidad se ha desplazado del cielo a la tierra. Sus motivos son
humanos, son sociales; no son divinos. Pertenecen a la vida terrena y no a la
vida celeste».
Se trata por tanto de una mística y
religiosidad “profana”, terrena. Su significación es la que traté de definir
anteriormente de relaciones ecosociales y cambio global.
La figura de Gandhi tiene varios
componentes que interesan al ecosocialismo: la “mística”, la espiritualidad, la
no-violencia, la crítica a la civilización industrial, la organización
colectiva de los oprimidos en la lucha contra el colonialismo. No se trata de
ser “gandhianos” de manera dogmática, sino de recuperar de su mensaje los
aspectos que corresponden a las necesidades de la lucha ecosocialista en el
siglo XXI.
RDS: En tu texto Marxisme et religión: la figure du Christ analizas la
relevancia que tuvo Jesucristo en algunos pensadores y corrientes del marxismo
clásico. ¿Consideras que su vida y su mensaje pueden tener también hoy
relevancia para el ecosocialismo? ML: Los profetas bíblicos, Cristo, San
Francisco, son portadores de un mensaje utópico –en el sentido noble de la palabra–
ético, humanista, anti-autoritario, de rebelión contra la injusticia, de amor a
los seres humanos y a la naturaleza que nos interesa a los ecosocialistas,
seamos creyentes o no.
RDS: En tus libros abordas la crisis de civilización y planteas la necesidad
de ir construyendo una nueva civilización. Piensas que hay que unir
«transformar el mundo» y «cambiar la vida». También haces referencia al
antagonismo entre la «economía moral de la plebe» y la «economía capitalista
del mercado». Estas cuestiones plantean temas muy de fondo que tienen que ver
con una nueva ética y una nueva antropología anticapitalistas. Considero que
para la constitución del sujeto ecosocialista es fundamental la cultura de la
autocontención. Como persona que has dedicado gran parte de tus energías a la
sociología de las religiones, ¿qué dimensiones de las culturas religiosas de
liberación pueden nutrir una cultura ecosocialista?
ML: Más
que la “autocontención” me interesa en las culturas religiosas de liberación la
crítica intransigente, “profética”, de la idolatría de la mercancía, de la
falsa religión del consumismo, de la adoración del Becerro de Oro y del dinero
como dios Mammon. Con otra terminología, pero con sentido equivalente, los
ecosocialistas marxistas rechazamos el patrón de consumo irracional y la
insustentabilidad del capitalismo, el culto del mercado, el consumo ostentoso,
la obsolescencia programada, el predominio del “tener” –la acumulación de
bienes– sobre el “ser”, es decir, la auto-realización humana.
RDS: Las culturas y religiones indígenas están teniendo una gran
influencia en nuevos paradigmas políticos de una nueva izquierda revolucionaria
en América Latina, especialmente en Bolivia y Ecuador, ¿qué significado le das
a esta activación cultural y política de culturas religiosas ancestrales?
ML: Tenemos
mucho que aprender de estas culturas y religiones indígenas. Ellas están en
total contradicción con el espíritu del capitalismo. Representan tradiciones
colectivistas, lo que ya apuntaba Mariátegui al hablar del «comunismo inca».
Propugnan formas de vida sencillas, sin obsesión consumista (el kawsay sumak, o
buen vivir), y una relación de profundo respeto con la Madre Tierra. Estas
culturas inspiran las luchas indígenas en contra de las empresas multinacionales
y los mega-proyectos destructores del medioambiente. Superando el contexto
local, impulsaron la consigna de la lucha en contra del capitalismo y la
defensa de la Pachamama en la Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio
Climático, celebrada en Cochabamba en 2010. El ecosocialismo en América Latina
se inspira en estas culturas, en las cuales reconoce las fuentes de un
socialismo ecológico indoamericano.
RDS: Has estudiado con profundidad el judaísmo libertario en tu libro
Redención y Utopía. ¿Hay elementos importantes para el ecosocialismo en algunas
corrientes de la religión judía emancipatoria y profética? ML: Nos interesa en
los pensadores judíos libertarios –Martin Buber, Gustav Landauer, Erich Fromm,
Ernst Bloch, entre otros– la crítica aguda, de inspiración romántica, a la
civilización industrial, a la tiranía del capital y del Estado, a la
destrucción de la naturaleza por las “fuerzas productivas” capitalistas. RDS:
Walter Benjamin es uno de los grandes autores que has estudiado. En su obra hay
un peculiar y original acercamiento a la cuestión religiosa dentro de sus
advertencias sobre la desorientación de la civilización capitalista y las
reacciones ante ella. ¿Qué hemos de incorporar de su enfoque a la cultura
ecosocialista?
http://www.formacion.psuv.org.ve/wp-content/uploads/2013/06/Manifiesto-Ecosocialista.jpg
ML: Walter
Benjamin es una especie de precursor del ecosocialismo. De entrada, por su
crítica de la ideología del progreso lineal. Si Benjamin rechaza las doctrinas
del progreso, no por eso deja de plantear una alternativa radical al desastre
inminente: la utopía revolucionaria. Las utopías, los sueños de un futuro
diferente, nacen –escribe en París, capital del siglo XIX (1935)– íntimamente
asociadas a elementos venidos de la historia arcaica (Urgeschichte); es decir,
de una sociedad sin clases primitiva. En el ensayo sobre Bachofen de 1935,
Walter Benjamin desarrolla de forma más concreta esta referencia a la
pre-historia. Si la obra de Bachofen sobre el matriarcado interesó tanto a Friedrich
Engels como al pensador anarquista Elisée Reclus, es por su «evocación de una
sociedad comunista en la aurora de la historia», una sociedad sin clases,
democrática y igualitaria, implicando una verdadera «subversión del principio
de autoridad».
Las sociedades arcaicas son también
aquellas en las que existe una mayor armonía entre los humanos y la naturaleza.
En el libro sobre Los pasajes parisienses (1938), Walter Benjamin cuestiona el
“dominio” (Beherrschung) de la naturaleza y su “explotación” (Ausbeutung) por
los seres humanos. Como Bachofen lo había mostrado, Walter Benjamin también
llama la atención sobre «la concepción asesina (mörderisch) de la explotación
de la naturaleza».
La concepción capitalista/moderna dominante a partir del siglo XIX no había existido en las sociedades matriarcales, porque la naturaleza era percibida como una madre generosa (schenkenden Mutter). Estos pensamientos tienen una gran similitud con las resoluciones de la Conferencia de los Pueblos, celebrada en Cochabamba en 2010. No se trata para Walter Benjamin –como tampoco para Engels, o para el socialista libertario Elisée Réclus– de volver al pasado pre-histórico, sino de plantear la perspectiva de una nueva armonía entre la sociedad y el medio ambiente natural.
La concepción capitalista/moderna dominante a partir del siglo XIX no había existido en las sociedades matriarcales, porque la naturaleza era percibida como una madre generosa (schenkenden Mutter). Estos pensamientos tienen una gran similitud con las resoluciones de la Conferencia de los Pueblos, celebrada en Cochabamba en 2010. No se trata para Walter Benjamin –como tampoco para Engels, o para el socialista libertario Elisée Réclus– de volver al pasado pre-histórico, sino de plantear la perspectiva de una nueva armonía entre la sociedad y el medio ambiente natural.
Decenas de años antes del surgimiento de la teología de la liberación, Walter Benjamin ya había propuesto una alianza entre la teología y el materialismo histórico. Encontramos en las Tesis Sobre el concepto de historia del año 1940 una correspondencia –en el sentido que le da Baudelaire a este término en su poema Les correspondences– entre teología y política, entre el paraíso perdido del que nos aleja la tempestad llamada «progreso» y la sociedad sin clases en armonía con la naturaleza, situada en la aurora de la historia. Plantea una correspondencia entre la era mesiánica del futuro y la nueva sociedad sin clases, así como una nueva armonía del socialismo con la Madre Tierra generosa.
Papeles de relaciones ecosociales y cambio global Nº 125 2014, pp. 179-186
Rafael Díaz Salazar es profesor en la
facultad de Ciencias Políticas y Sociología, UCM de relaciones ecosociales y
cambio global Nº 125 2014, pp. 179-186
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