El 28 de noviembre del 2008, Evo Morales, el presidente de Bolivia,
lanzó una carta pública titulada "Cambio Climático: Salvar al Planeta del
Capitalismo". Estas son las declaraciones inaugurales:
Hermanas y hermanos: Hoy en día, nuestra Madre Tierra se encuentra
enferma. ... Todo comenzó con la revolución industrial en 1750, que dio el
nacimiento del sistema capitalista. En dos siglos y medio, los conocidos como
países “desarrollados” han consumido una gran parte de los energéticos fósiles
creados durante cinco millones de siglos. ... Bajo el Capitalismo, la Madre
Tierra no existe, en su lugar se posicionan las materias primas. El Capitalismo
es una fuente de asimetrías y desequilibrios en el mundo. [1]
Las políticas llevadas a cabo por el gobierno de Morales en Bolivia se
encuentran en la mera vanguardia de la lucha progresiva de hoy en día—pero, sin
embargo, las líneas citadas exponen con dolorosa claridad su limitación
ideológica (por la que uno siempre paga un precio práctico). Morales se basa
sobre la narrativa de la Caída, que tomó lugar en un momento histórico preciso
(“Todo comenzó con la revolución industrial en 1750...”) y, de forma
predecible, esta Caída consiste en perder nuestras raíces en la Madre Tierra
(“Bajo el Capitalismo la madre tierra no existe”). A esto, uno se ve tentado en
añadir que, si hay algo bueno sobre el capitalismo es que bajo él, la Madre
Tierra ya no existe más. “El Capitalismo es la fuente de asimetrías y
desequilibrios en el mundo”—esto significa que nuestro objetivo debe ser el
restaurar el balance “natural” y simetría. Lo que aquí, por lo tanto, se ataca
y rechaza es el surgimiento mismo de la subjetividad moderna, que oblitera la
cosmología sexualizada tradicional de la Madre Tierra (y Padre Cielo), de
nuestras raíces en el sustancial orden de la naturaleza” maternal.