Abejas, escarabajos, ranas,
peces diminutos o plantas como el maíz están en mayor riesgo de extinción que
ballenas, tigres o águilas
“No podemos hablar de biodiversidad
sin hablar de escarabajos”. Mario García, investigador científico del Museo
Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC), ejemplifica así la importancia que tiene la
pequeña biodiversidad, la que pasa más desapercibida e incluso la que, por
creerla más común, se le resta la trascendencia que tiene. El caso reciente más
paradigmático es el conocimiento del catastrófico efecto que tienen
determinados pesticidas sobre las abejas, responsables de la polinización de
más de un cuarto de millón de plantas florales, sin contar muchas cruciales
para nuestra agricultura y la alimentación.
Se calcula que en todo el mundo hay
descritas 380.000 especies de escarabajos, “de plagas a especies que están
despareciendo ahora mismo bajo alguna excavadora”, apostilla García; es decir,
siete veces más que todas las especies de vertebrados juntas. Más del 90% de la biodiversidad descrita(1,9 millones de especies) es pequeña, porque incluso
entre las más de 300.000 plantas las menos numerosas son los árboles. El
problema es que muchas de ellas es muy posible que estén ahora desapareciendo
porque ni siquiera se conoce su estatus, y mucho menos el de la gran mayoría de
la biodiversidad estimada (8,7 millones de especies, el 99% invertebrados).
La Lista Roja de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN)solo alcanza a catalogar la situación de 78.000 especies. Es
curioso, ya que aquí sí ganan las aves (10.300) y los mamíferos (5.400), con la
práctica totalidad de sus especies descritas incluidas. Si se extrapola esto al
caso español resulta también evidente, porque en los catálogos las especies con
protección especial y amenazadaslos
vertebrados (508) ganan con holgura a las plantas (341) y a los invertebrados
(89), y eso que entre estos hay 9.000 especies solo de escarabajos.
La lista de diez ejemplos de especies
que sigue (podrían ser 10.000) no solo destaca a esa fauna invertebrada que
recicla residuos, poliniza plantas, dispersa semillas y controla plagas de
forma natural, sino también a las especies vegetales y los pequeños vertebrados
que actúan en la misma dirección para mantener el equilibrio de nuestros
ecosistemas. Es una manera de reivindicar su importancia en el Día de la Tierra.
1. Abejas (Bombus franklini)
Bombus franklini.Wikipedia
En noviembre de 2008 y en el marco de
la Royal Geographical Society de Londres, el plancton y las abejas llegaron
empatadas a una decisión final del Earthwatch Institute que dilucidaba cuál era
la especie más importante e imprescindible para la vida en la Tierra. Ganaron
las abejas. Constantemente surgen estudios que hacen buena esta elección, como
el aparecido en Sciencecoordinado por la FAO en el que se comparan 344 parcelas agrícolas en África,
Asia y América Latina. La conclusión es que los rendimientos son notablemente
más bajos en los terrenos que atrajeron a un menor número de abejas durante la
temporada principal de floración.
Desde cuatro años antes de la decisión
tomada en Londres en 2004, no se tienen noticias de Bombus franklini,
una especie cuyo rango de distribución está circunscrito a unos 300 kilómetros
entre los estados de Oregón y California (Estados Unidos). Está catalogada en
peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN y padece las causas que Greenpeace expone en El declive de las abejas. La ONG advierte que las poblaciones de estos insectos
disminuyeron en Europa un 25% entre 1985 y 2005 debido a una mortal alianza de
enfermedades, uso intensivo de pesticidas, déficit nutricional, transformación
del hábitat y cambio climático.
2.
Escarabajos (Mylabris uhagonii)
Agrupados en el orden de los
coleópteros, forman la mayor variedad de especies del planeta con cerca de
380.000. Entre las doce especies, sobre un total de 9.000, que España tiene
incluidas oficialmente en su lista de protección especial y amenazadas no está
una endémica, Mylabris uhagonii.
“Desde 1950 no tenemos noticias de él en libertad, cuando por entonces era
habitual verlo incluso en el Paseo del Prado de Madrid”, afirma Mario García,
investigador del MNCN/CSIC que cuenta precisamente en esta institución con la
colección más completa de la especie.
“Por la fecha en que dejó de ser frecuente, parece que
quedó muy afectada por las fumigaciones intensivas de DDT, ya que además sus
larvas se alimentaban de especies de saltamontes y langostas que formaban
plagas y atacaban las cosechas”, sentencia García. La de controlador de plagas
es una de las muchas funciones que realizan los coleópteros, que se suman a las
de los escarabajos peloteros o estercoleros con la descomposición de la materia
orgánica.
3.
Mariposa monarca
Mariposa monarca. Wikipedia
A los lepidópteros les salva en parte su vistosidad, de ahí que la mariposa monarca se haya convertido para los insectos en el equivalente al oso panda o el tigre para los mamíferos. Su periplo migratorio entre Estados Unidos, Canadá y México (más de 4.000 kilómetros) también ayuda a visibilizar a una especie y un orden, el de los lepidópteros, muy tocados por los efectos del cambio climático y la destrucción del hábitat, en este caso bosques de pinos.
Los últimos datos que llegan desde WWF México son esperanzadores: “En la temporada 2015-2016 se
registraron nueve colonias que ocuparon 4,01 hectáreas de bosque, superficie
que representa un incremento respecto a la temporada 2014-2015 (1,13 ha) y
podría ser una señal de la recuperación después de llegar a su nivel más bajo
en 2013-2014 (0,67 ha)”.
Tras los coleópteros, los
lepidópteros forman el orden de insectos más numeroso, con 170.000 especies.
Aparte de su valor intrínseco para la biodiversidad, la Diputación de Palenciademuestra que una mariposa como la hormiguera oscura, una de las más amenazadas de Europa, puede compartir
atracción turística para la provincia junto al oso pardo. Es una manera de
apostar por la conservación de una especie para la que los modelos climáticos
predicen una reducción drástica de las poblaciones de entre un 20% y un 70%
para el año 2050.
4.
Náyade auriculada
Hay veinte veces más especies de
moluscos descritas (unas 90.000) que de mamíferos. Las conchas que adornan las
playas o las ostras elevadas a la categoría de manjar culinario forman parte de
un orden del que también se desconoce su mayúscula aportación a la
biodiversidad y el bienestar humano. En Estados Unidos, un proyecto de
investigación y restauración vinculado a las ostras y llevado a cabo porNY/NJ Baykeeper, está demostrando que estos moluscos son claves para
limpiar las aguas de los ríos que desembocan al Atlántico desde Nueva Jersey.
Como los cangrejos, los moluscos
filtran y depuran las aguas durante su función de nutrición, de ahí que también
reciban el nombre de náyades, las míticas ninfas protectoras de las masas de
agua dulce. Una de ellas, la náyade auriculada o margaritona (Margaritifera auricularia)
está considerada en peligro de extinción en el catálogo de especies amenazadas
español. En la actualidad solo está presente en la cuenca del Ebro y sus
poblaciones corren serio riesgo ante otro de los principales impactos que sufre
la biodiversidad, la invasión de especies exóticas, en este caso el mejillón
cebra y la almeja asiática.
5.
Garbancillo de Tallante
Esta leguminosa endémica de cerros
volcánicos de Cartagena (Murcia) fue redescubierta en 2004 después de darse por
extinguida. Un
proyecto LIFE+ de la Unión Europea la ha devuelto a la actualidad y a otorgarle valor tras
años de estudio e intentos de recuperación entre la Universidad Politécnica de
Cartagena (UPCT) y la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse). Un plan de
recuperación en ciernes para el garbancillo de Tallante y la reintroducción de
6.000 semillas y 6.500 plantas procedentes de vivero intentan revivir a una
especie que contaba solo con 300 ejemplares reproductores.
Cuando lo pequeño protege a lo
grande. Juan José Martínez, catedrático del
Departamento de Producción Vegetal de la UPCT, ilustra con este eslogan empleado en el proyecto LIFE+,
del que también es coordinador, la relevancia del garbancillo de Tallante. “Se
ha convertido –explica– en un icono para la conservación de todos los recursos
naturales, arquitectónicos y paisajísticos de la zona oeste de Cartagena, no
solo de sus propias poblaciones. Si queremos conservar al garbancillo debemos
conservar sus hábitats con toda la diversidad asociada que conllevan:
variedades de almendro autóctonas, algarrobos, bancales tradicionales, pastoreo
extensivo…”
Garbancillo de Tallante.Wikipedia
6.
Zapatitos de dama
La recolección y exhibición de
especies, asociado muchas veces al tráfico ilegal, es otra de las grandes
lacras de la biodiversidad, y pocas plantas lo sufren tanto como las bellas
orquídeas. En la última actualización de la Lista Roja de la UICN, este organismo destacaba que “la evaluación de las 84
especies de orquídeas “zapatilla de dama” de Asia tropical (plantas
ornamentales que se encuentran entre las más bellas del planeta) muestran que
el 99% están amenazadas de extinción, principalmente a causa de una recolección
excesiva con fines hortícolas y de la pérdida de sus hábitats”.
A este mismo género (Cypripedium) pertenece
una especie de zapatito de dama presente en España (Cypripedium calceolus)
y catalogada en peligro de extinción. Solo crece en el pirineo aragonés y
catalán y está en regresión, ya que en Aragón en la década de los años noventa
del pasado siglo se citaron hasta siete poblaciones de las que actualmente se
conocen sólo tres.
7.
Rana macaya
En septiembre de 2012, como previo al
Congreso Mundial de la Naturaleza que se celebró en Jeju (Corea del Sur), la
Sociedad Zoológica de Londres (ZSL, en sus siglas en inglés) y la UICN
presentaron la lista de las cien especies
de fauna y flora más amenazadas del mundo. Ninguna se asociaba a animales icónicos y casi el 70%
correspondía a plantas, invertebrados y pequeños y desconocidos vertebrados.
Nueve de ellas eran anfibios, representación desgraciadamente habitual, ya que,
según la UICN, es la clase de vertebrados que presenta una mayor proporción de
especies amenazadas a nivel mundial, el 41%.
2016: Eleutherodactylus thorectes. Robin Moore
En la lista presentada en Jeju estaba
la rana macaya (Eleutherodactylus thorectes),
una de las más pequeñas del mundo (del tamaño de una uva), catalogada en
peligro crítico de extinción y endémica del macizo de La Hotte, en Haití. Es un
caso difícil de afrontar ante el que la UICN alberga pocas esperanzas, ya que
su supervivencia entra en conflicto con la tala de árboles y la apertura de
tierras agrícolas para la economía de subsistencia de las comunidades locales.
8.
Fartet
La lista conjunta de la ZSL y la UICN
incluía también nueve pequeños peces, la clase de vertebrados con mayor número
de especies descritas. Entre ellos había uno del género Aphanius, justo al que
pertenecen dos de las especies más amenazadas de España: samaruc y fartet.
Ignacio Doadrio, profesor de investigación del MNCN/CSIC y uno de los mayores
conocedores de los peces de aguas continentales españolas, resalta que “aparte
de sus valores intrínsecos dentro de los ecosistemas en los que habita y como
gran información evolutiva, las especies del género Aphanius son
unos excelentes controladores de la proliferación de larvas de mosquitos y por
lo tanto de la transmisión de enfermedades”.
El fartet, como el samaruc, está catalogado en peligro de
extinción y reduce sus poblaciones endémicas españolas a dos núcleos en la
costa mediterránea y uno en la atlántica en la desembocadura del Guadalquivir.
Doadrio se lamenta de que no se aprenda de los errores que han llevado al
fartet a esta situación: “La principal amenaza de nuestras especies autóctonas
es la introducción de exóticas, pero hace poco, en una zona sin apenas
ejemplares de este tipo del río Hozgarganta, en Cádiz, han soltado ciprínidos
de Asia que han comenzado a transmitir enfermedades a endemismos ibéricos”.
9.
Gorrión común
La Sociedad Española de Ornitología
(SEO/BirdLife) ha declarado al gorrión común como Ave del Año 2016.
Con ello se pretende llamar la atención del alarmante descenso de especies que
antes se consideraban comunes. A finales de 2014 la revista científica Ecology Letters publicaba
un estudio realizado por la Universidad de Exeter, la Royal Society for the
Protection of Birds (RSPB) y el Pan-European Common Bird Monitoring Scheme en
el que concluía que, en los últimos 30 años, Europa ha sufrido una grave
disminución de aves comunes, unos 421 millones de ejemplares menos, el 20% del
total.
Día de la Tierra 2016: Gorrión común macho. Wikipedia
Ya fue ave del año también en 2014 la golondrina común,
otra habitual de campos y pueblos que no pasa por sus mejores momentos. En
ambos casos, la apariencia de abundancia y cotidianidad no responde a la
realidad. En España se ha perdido el 10% de las poblaciones de gorrión común
desde 1988 y cada vez resulta más raro verle en ciudades como Londres y Praga.
SEO/BirdLife destaca los beneficios de su presencia en nuestras sociedades:
“Ayudan a controlar plagas, dispersan semillas y son un excelente indicador de
nuestra calidad ambiental”.
10.
Maíz
Tan común o más que el gorrión en la
vida cotidiana de muchos países es el maíz. Y tan importante como la
biodiversidad salvaje es la cultivada y domesticada. Según datos de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a pesar de
que se han llegado a cultivar 7.000 especies de plantas, muchas de ellas
importantes para la seguridad alimentaria de las comunidades locales, “se
estima que en la actualidad el 95% de las necesidades de energía alimentaria de
las personas se satisfacen con tan solo 30 cultivos, y cinco de ellos (arroz,
trigo, maíz, mijo y sorgo) cubren aproximadamente el 60%”.
Pero a la erosión genética de las
especies de plantas se une la de las variedades. La FAO alerta de este riesgo
en su informe Estado de los recursos fitogenéticos
para la alimentación y la agricultura en el mundo. “La causa predominante es el reemplazo de las variedades
tradicionales por cultivares modernos”, sostiene, y concreta que “todas las
poblaciones de teosinte (variedades de Centroamérica) se encuentran en riesgo”.
Un apicultor recolecta miel en una colmena. ERIC Feferberg / AFP / Getty Images
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