sábado, 18 de junio de 2016

Dos artículos que polemizan sobre la llegada de los humanos y la extinción de los grandes mamíferos - Miguel Angel Criado y Daniel Mediavilla



La megafauna se extinguió mucho después de que llegaran los humanos
Los grandes mamíferos de la Patagonia sobrevivieron a la caza pero no al cambio climático

Durante centenares de miles de años, los mamuts lanudos, el smilodon o tigre diente de sable, el gigantesco oso de hocico corto, el león americano o los megaterios reinaron sobre este planeta. Sin embargo, en unos pocos centenares de años, casi todas las especies de grandes mamíferos desaparecieron. ¿Qué acabó con la megafauna del pleistoceno? Unos señalan a los humanos. Otros a un repentino calentamiento global. Ahora, un estudio con fósiles de la Patagonia muestra que estos animales desaparecieron mucho después de que los humanos colonizaran el sur de América.


La extinción de la megafauna del Pleistoceno (hasta hace unos 10.000 años) fue un fenómeno generalizado, aunque no se produjo al mismo tiempo en las distintas regiones del planeta. Fue también un proceso relativamente acelerado, con especies que dejaron de existir en unas pocas décadas y otras, como los mamuts, que fueron desapareciendo a lo largo de varios siglos de distintas zonas de forma sucesiva.

Una de las teorías que ha acumulado mayor cantidad de argumentos es la que culpa a los humanos de su extinción. Una de sus variantes, la hipótesis blitzkrieg(sí, la guerra relámpago de los alemanes en la II Guerra Mundial), postula que la expansión humana a nuevos territorios supuso la rápida exterminación de los grandes mamíferos, que nunca se habían enfrentado a un enemigo tan inteligente y tecnológico.

Los humanos llegaron a la Patagonia hace 13.200 años y la megafauna se extinguió 1.000 años más tarde

Pero parece que en América del Sur, la región con mayor concentración de megafauna, no fue así. Un estudio que ha datado con radiocarbono y analizado el ADN antiguo de decenas de huesos, dientes y coprolitos muestra que, cuando el milodon, una especie de perezoso gigante de 2,5 metros y hasta 3.000 kilogramos, el smilodon, el jaguar gigante o los camélidos ancestros de las llamas desaparecieron, los humanos ya llevaban centenares y hasta miles de años allí.

"La Patagonia se ha convertido en la piedra de Rosetta que muestra que la colonización humana no provocó extinciones de forma inmediata, al menos mientras se mantuvo el frío", dice en una nota el director del Centro Australiano para el ADN Antiguo de la Universidad de Adelaida y coautor de esta investigación el profesor Alan Coope. "Al contrario, pasaron más de 1.000 años de ocupación humana antes de que se produjera un repentino evento de calentamiento y, entonces, la megafauna se extinguió en apenas 100 años", añade.

El registro fósil señala que ya había humanos tan al sur como en las cercanías de la actual ciudad de Puerto Montt (Chile) hace 14.600 años. Un milenio después aquellos primeros americanos ya habitaban el norte de la Patagonia, alcanzando Tierra del Fuego hace 12.700 años.
Húmero de un 'Hippidion saldiasi', una especie de équido, recuperado de la cueva Fell, en el sur de Chile.FABIANA MARTIN

Sin embargo, los resultados del análisis del ADN y datación por radiocarbono de los fósiles de los animales, publicado en Science Advances, muestra que la megafauna patagónica no se extinguió hasta hace unos 12.280 años. Eso significa que humanos y grandes mamíferos convivieron entre 500 años y más de dos milenios.

"Toda la evidencia, que es indirecta (intensidad de la ocupación humana en los sitios conocidos), indica muy baja demografía humana. Esto es también lo que se espera en una zona que está comenzando a ser colonizada", explica en un correo la arqueóloga del Instituto de la Patagonia de la Universidad Magallanes (Chile) y coautora de la investigación, Fabiana Martin. Así que la presión sobre la megafauna en forma de caza debió de ser baja. "La evidencia arqueológica muestra mínimos casos de interacción con la megafauna", añade la investigadora chilena.

Lo que sí se produjo unos siglos antes de que los grandes mamíferos desaparecieran de la Patagonia fue un calentamiento relativamente muy rápido. La Edad de Hielo, que llegó a su máximo hace unos 30.000 años, fue dando paso de forma progresiva a una deglaciación que en la Patagonia no tuvo su punto culminante hasta hace unos 12.600 años. El calentamiento hizo que las regiones de tundra y estepa acabaran convertidas en bosques, trastocando todo el ecosistema de la megafauna patagónica. Al menos en América del Sur, los humanos no parece que tuvieran la culpa de su extinción.



La sospechosa coincidencia entre la llegada humana y las extinciones

La expansión de los 'Homo sapiens' está asociada a la desaparición de grandes mamíferos, algo que no había sucedido con ninguno de sus ancestros

Algunos de los animales que vivían en el norte de España durante la última edad de hielo y que ya se han extinguido MAURICIO ANTÓN

Hay una lectura sobre el mito de la expulsión del paraíso que lo considera una metáfora sobre el origen de la civilización. Los humanos, que vivían en armonía con la naturaleza y disfrutando sin mayores pretensiones de lo que les ofrecía, se pasaron de listos inventando la agricultura y acabaron trabajando de sol a sol para vivir mucho peor que antes. En aquel mundo paradisíaco, donde según algunos investigadores aún no habían prendido el machismo, la codicia o la monogamia, los hombres tampoco eran una amenaza para los animales con los que compartían la creación. Algunos hallazgos paleontológicos, sin embargo, cuestionan la imagen cándida de aquellos buenos salvajes.

Después de su aparición en África, hace algo más de 100.000 años, los Homo sapiens se lanzaron a la colonización del planeta con un éxito sin precedentes. Junto a su tecnología o a los vestigios de su cultura, los humanos dejaron tras de sí un rastro distintivo de la especie. Hace unos 11.000 años, la llegada de los sapiens a Norteamérica coincide con la desaparición de los mamuts, lo mismo que había sucedido 20.000 años antes con los canguros gigantes cuando nuestros antepasados comenzaron a poblar Australia. En las islas Baleares, la cabra Myotragus balearicus, había sobrevivido a todo tipo de visicitudes durante millones de años hasta que hace 5.000 llegaron los humanos, y la pauta se repite en otra isla del Mediterráneo, Chipre, donde había hipopótamos y elefantes enanos hasta hace 11.000 años, fecha de aparición de los sapiens.

La cabra 'Myotragus balearicus' sobrevivió millones de años hasta la llegada de los humanos a las Baleares

“No niego que pueda haber una influencia del clima, pero la intervención humana es un factor decisivo en muchos casos”, apunta Jesús Rodríguez, investigador en paleoecología del CENIEH (Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana), en Burgos. “Lo más probable es que sea una concatenación de ambos”, añade. Según el científico, si las extinciones de grandes animales hubiesen sido provocadas por cambios globales en el medio se habrían producido en la misma fecha y hay muchas oleadas de extinción que coinciden con la llegada de los humanos.

“Las especies que hemos visto extinguirse con la llegada de los humanos existían desde hacía cientos de miles de años y habían sobrevivido a muchos cambios climáticos fuertes”, afirma Jan Van der Made, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC en Madrid. Sin embargo, “de golpe y en poco tiempo empiezan a extinguirse sin que otros animales entren a ocupar su lugar”, continúa. “Es posible que haya un rinoceronte, por ejemplo, que desaparezca y sea sustituido por un competidor, pero en este caso no viene nada, y eso ha de tener alguna explicación”.

Varias especies de homínidos, algunos con una inteligencia notable, habían poblado el mundo desde hacía cientos de miles de años, pero no se observa el mismo impacto con la llegada de los Homo erectus o incluso los neandertales. La especie que iba a desarrollar el arte y a la postre la civilización, resultó ser más letal que ninguno de sus ancestros. “Probablemente, aquellas especies no eran tan eficaces cazando, y también es probable que viviesen en menores densidades de población”, sugiere Van der Made.

En África se produjo una coevolución de los homínidos y los grandes mamíferos que pudo permitir su supervivencia

Junto al desarrollo de nuevas tecnologías de caza, se debieron sumar otras habilidades. Los Homo heidelbergensis, por ejemplo, ya disponían de jabalinas hace alrededor de 400.000 años, y eso les daría la capacidad de matar a distancia que compartían con los sapiens, pero no provocaron extinciones similares, recuerda el científico del CSIC. La capacidad de organización proporcionada por un cerebro que evolucionó para la comunicación con los congéneres y el lenguaje debieron desempeñar un papel clave.

Uno de los datos que cuestionan el papel de los humanos modernos en la aniquilación de grandes animales es que en África y Eurasia, donde más tiempo vivieron los humanos, es precisamente donde sobrevivan los mayores mamíferos del planeta y nunca se hayan producido estas extinciones. Sin embargo, Rodríguez explica que precisamente esa convivencia puede estar detrás de esa singularidad. “En África se produce una coevolución entre estos animales y los homínidos durante millones de años. Se habían adaptado a sobrevivir a estos depredadores”, asevera.

Además, puede existir un segundo factor. “En áreas tropicales, la producción de vegetación es mayor y eso permite que haya poblaciones más abundantes”, cuenta el científico del CENIEH. Sin embargo, en el Ártico o en Norteamérica, al no ser la productividad tan elevada, los tamaños de población son menores y los animales son más vulnerables. Por último, remacha, “en África, el cambio climático también afecta a las poblaciones, pero es de menor intensidad”.

En áreas tropicales, la mayor vegetación haría más resistentes a los grandes mamíferos

La llegada de la industria ha multiplicado la capacidad de los humanos para transformar su entorno, pero muchos indicios sugieren que los daños colaterales de la inteligencia sapiens no son nuevos. Algunos de los pueblos que sirven hoy como modelo para tener una idea sobre el modo de vida de los humanos prehistóricos sí viven en considerable equilibrio con su entorno. En opinión de Rodríguez, esto no significa que los pueblos primitivos viviesen todos así sino más bien que esa adaptación les permitió mantener su estilo de vida como cazadores recolectores hasta ahora. “Si no, se habrían extinguido o se habrían hecho agricultores”, plantea.

La posibilidad de que la inteligencia de aquellos humanos les convirtiese ya en una amenaza para otros animales de su entorno, puede tener una interpretación pesimista, pero algunos científicos especializados en el estudio de la naturaleza humana lo ven de un modo diferente. Para ellos, como dijo el director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Lepizig Michael Tomasello en una entrevista reciente, mejorar la sociedad requiere que no olvidemos "lo negativo de nuestra biología".

Foto: En cuevas patagónicas, como la del milodon (en la imagen) se han encontrado pruebas de que los humanos cazaron megafauna ALAN COOPER

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