La ruta desde el conservacionismo al desarrollo sustentable
A mediados del siglo XX se hicieron evidentes los efectos negativos del desarrollo, tal como este era entendido hasta esa fecha, donde no se valoraban las externalidades negativas sobre la gente y el ambiente. Ello llevó a que en muchos países se establecieran organizaciones ciudadanas que reclamaban y apoyaban la conservación de las especies y áreas naturales amenazadas.
Más adelante, en las últimas décadas del siglo pasado, el avance de las ciencias ambientales llevó a una comprensión más integral de la compleja red de relaciones que conecta todos los procesos que ocurren sobre la tierra. A la vez que se reconoció las profundas relaciones entre los sistemas ambientales, las sociedades humanas, sus sistemas de producción y sus culturas.
Esto ocurrió en simultáneo con el aumento de la evidencia científica de que el desarrollo industrial y tecnológico estaba generando un impacto global que pone en riesgo la capacidad de los sistemas naturales para mantener la vida y generar servicios esenciales. En el extremo de esta situación, el cambio climático global tiene el potencial de afectar, no solo a los sistemas ambientales, sino a la economía y culturas humanas a escala global.
Un manual para vivir en la
Tierra
En los años 80 del pasado siglo se propuso la idea del desarrollo sostenible o sustentable (DS). Este nuevo modelo de desarrollo parte del principio de responsabilidad compartida de mantener las condiciones y atributos existentes en los sistemas naturales de tal manera de lograr la satisfacción de las necesidades humanas actuales y futuras.
El mismo busca articular los procesos sociales, económicos y ambientales de tal manera de avanzar hacia el uso responsable y ético de los recursos y territorios, a la vez que busca lograr la mayor justicia, seguridad y equidad en las relaciones sociales y el logro del avance de las condiciones de vida de la población a través de una economía que garantice la prosperidad y protección de todos los seres humanos.
En este marco, es posible reconocer que existe un vínculo fundamental entre las condiciones ambientales y los derechos humanos. En tal sentido, el derecho a la vida, salud, alimentación, seguridad, trabajo, educación y los derechos de los pueblos indígenas solo pueden ser realizados si las personas son parte de ambientes sanos, seguros y ecológicamente equilibrados.
Por el contrario, es claro que el deterioro ambiental genera situaciones que menoscaban y vulneran esos derechos, afectando principalmente a las personas con menores recursos económicos, mujeres, niños y otros grupos vulnerables, profundizando severamente su situación y dificultando sus posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.
Caminando la Agenda de Desarrollo más allá del 2015
Este año finaliza el período de vigencia de la Agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En este período se han logrado algunos avances en las diversas áreas planteadas en los mismos, pero a la vez en algunos de estos objetivos no lograron ser alcanzados e incluso se observan graves dificultades en su camino. Uno de los temas preocupantes, es la falta de acuerdos significativos que lleven a disminuir de manera significativa la emisión de gases que causantes del cambio climático global.
Igualmente, dentro de nuestro país se han producido retrocesos en la gestión de recursos naturales tales como la gestión integral del agua y la protección de ecosistemas prioritarios para el país, así como en la estructura institucional necesaria para definir e implementar las políticas ambientales del país.
A pesar de ello, resulta necesario seguir adelante, y en este año se espera finalizar la construcción de una nueva Agenda de Desarrollo Post-2015. En la misma los temas ambientales han sido reforzados, así como resultan transversales a muchos de los otros objetivos propuestos.
En los años 80 del pasado siglo se propuso la idea del desarrollo sostenible o sustentable (DS). Este nuevo modelo de desarrollo parte del principio de responsabilidad compartida de mantener las condiciones y atributos existentes en los sistemas naturales de tal manera de lograr la satisfacción de las necesidades humanas actuales y futuras.
El mismo busca articular los procesos sociales, económicos y ambientales de tal manera de avanzar hacia el uso responsable y ético de los recursos y territorios, a la vez que busca lograr la mayor justicia, seguridad y equidad en las relaciones sociales y el logro del avance de las condiciones de vida de la población a través de una economía que garantice la prosperidad y protección de todos los seres humanos.
En este marco, es posible reconocer que existe un vínculo fundamental entre las condiciones ambientales y los derechos humanos. En tal sentido, el derecho a la vida, salud, alimentación, seguridad, trabajo, educación y los derechos de los pueblos indígenas solo pueden ser realizados si las personas son parte de ambientes sanos, seguros y ecológicamente equilibrados.
Por el contrario, es claro que el deterioro ambiental genera situaciones que menoscaban y vulneran esos derechos, afectando principalmente a las personas con menores recursos económicos, mujeres, niños y otros grupos vulnerables, profundizando severamente su situación y dificultando sus posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.
Caminando la Agenda de Desarrollo más allá del 2015
Este año finaliza el período de vigencia de la Agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En este período se han logrado algunos avances en las diversas áreas planteadas en los mismos, pero a la vez en algunos de estos objetivos no lograron ser alcanzados e incluso se observan graves dificultades en su camino. Uno de los temas preocupantes, es la falta de acuerdos significativos que lleven a disminuir de manera significativa la emisión de gases que causantes del cambio climático global.
Igualmente, dentro de nuestro país se han producido retrocesos en la gestión de recursos naturales tales como la gestión integral del agua y la protección de ecosistemas prioritarios para el país, así como en la estructura institucional necesaria para definir e implementar las políticas ambientales del país.
A pesar de ello, resulta necesario seguir adelante, y en este año se espera finalizar la construcción de una nueva Agenda de Desarrollo Post-2015. En la misma los temas ambientales han sido reforzados, así como resultan transversales a muchos de los otros objetivos propuestos.
Las múltiples redes que conectan
ambiente y sociedad
Desde el marco del DS es posible conectar los temas ambientales con el desarrollo social de los pueblos. Ahora bien, el tema ambiental es enormemente amplio y complejo. Por ello, solo se presentarán algunos aspectos que se consideran prioritarios para Venezuela. Así mismo conectaremos los grandes temas ambientales del país con los objetivos propuestos en la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015.
Desde el marco del DS es posible conectar los temas ambientales con el desarrollo social de los pueblos. Ahora bien, el tema ambiental es enormemente amplio y complejo. Por ello, solo se presentarán algunos aspectos que se consideran prioritarios para Venezuela. Así mismo conectaremos los grandes temas ambientales del país con los objetivos propuestos en la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015.
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