El
periodista norteamericano Robert Hitchens me entrevistó en Managua en 1985,
cuando yo ejercía el cargo de vicepresidente de un país en guerra contra los
contras armados y financiados por el gobierno de Ronald Reagan, quien en sus
discursos televisivos, con voz y gestos de anunciador de detergentes, explicaba
frente a un mapa el peligro que significaba Nicaragua, más cerca de Washington
que Wyoming.
Hitchens
venía en nombre de The Nation, la clásica revista de la izquierda
intelectual norteamericana, donde se habían publicado las entrevistas que otro
periodista memorable, Carleton Beals, hizo en 1928 al general Sandino en sus
cuarteles de la montaña en San Rafael del Norte, cuando luchaba contra las
tropas de ocupación de Estados Unidos.
Yo no
recordaba ese encuentro de 1985, ni el reportaje que con base en nuestra
conversación fue publicado en la revista Granta de Londres ese
mismo año, hasta que Valerie Miles, la directora de la edición en español, me
lo hizo llegar; por mi cuenta, rastreando en la red, me encontré con una foto
que registra la ocasión, publicada en The Guardian en 2010.
Hitchens murió pocos meses después, en 2011, de un cáncer en el esófago. Ya
nunca volvería a encontrarme con él.
En esa
foto aparecemos conversando en mi despacho de la Casa de Gobierno, él sentado
en el extremo de un sofá, mientras toma notas, y yo en una mecedora tejida de
junco, de esas que los nicaragüenses solían sacar a las aceras de sus casas
para las tertulias vespertinas, como todavía se hace en nuestras ciudades de
provincia.
Viste
una camisa a cuadros, con las mangas enrolladas, y yo uno de esos trajes safari
que usaba entonces para las funciones oficiales. Enfrente hay una mesa baja de
sobre de vidrio, con un vaso de agua, y una grabadora. En la esquina, en otra
mesa, un teléfono solitario, y detrás una cortina que cubre el ventanal que da
a las ruinas y baldíos de lo que había sido el corazón de la ciudad, baldíos
donde era posible ver algún caballo pastando la hierba reseca, y había familias
hacinadas en las ruinas de los edificios aún no demolidos, sumidos en la
oscurana.
Él
recuerda en su reportaje que hablamos a lo largo de cinco horas, hasta tarde de
la noche, y recuerda también que hubo mientras tanto dos temblores, parte de la
vida diaria en Nicaragua, y que yo me puse de pie de un salto y ordené que
abrieran las puertas del despacho, para luego continuar con nuestra
conversación.
Fuera
del cuadro de la foto queda el despacho, en una de cuyas paredes se exhibía una
secuencia de imágenes de distintos momentos de la vida del general Sandino, más
allá mi escritorio cargado de papeles, y al lado un cuadro del pintor
venezolano Jesús Rafael Soto, donado por él al recién fundado Museo de Arte Moderno
Julio Cortázar, recibido en custodia porque el museo no tenía sede, solo obras
de arte igualmente donadas por otros pintores, solidarios con la Nicaragua de
los sueños de entonces: Roberto Matta, Joan Miró, Wilfredo Lam, Antoni Tapies.
Al
triunfo de la revolución en 1979 no teníamos dónde instalarnos, y por fin
encontramos este edificio en medio de las ruinas del terremoto; solo habían
sobrevivido los primeros tres pisos de lo que había sido el rascacielos del
Banco Central, y enfrente funcionaba la Asamblea Nacional, en la vieja sede del
Banco Nacional, otro edificio descalabrado.
Hoy,
treinta años después, el panorama de los alrededores es distinto, y según la
opinión generalizada, el viejo centro de Managua “ha recuperado el alma”. La
avenida Bolívar, que corre al lado de lo que fue la Casa de Gobierno, ahora se
llama “avenida de Chávez a Bolívar”. Comienza en la rotonda en la que se alza
el monumento a Chávez, donde el rostro del comandante venezolano, con su boina
roja ritual, descuella en medio de una flor luminosa de pétalos multicolores y,
atravesando las canchas y juegos infantiles de un parque, termina en el puerto
Salvador Allende, en la ribera del lago Xolotlán, con su malecón que entra en
la lista de los diez mejores de América Latina del diario El País.
Allí
se han construido réplicas exactas de las casas de Rubén Darío y el general
Sandino. Es como en el cuento del mapa en relieve que ordenó hacer un emperador
chino, igual al tamaño del reino, que escribió Jorge Luis Borges. En el cuento,
es el mapa el que se deteriora, hasta quedar solo despedazadas ruinas
“habitadas por animales y mendigos”; aquí, son las casas originales las que van
menoscabándose, víctimas de la incuria, pues no se provee a su mantenimiento,
mientras estas otras, las falsas, aún huelen a cemento fresco. Igual que
en Las Vegas. ¿Para qué ir tan lejos si en la misma avenida de los casinos de
juego se pueden visitar la torre Eiffel, los canales de Venecia, y el Coliseo
romano, todo junto?
Cuadra
tras cuadra, la avenida de Chávez a Bolívar, igual que las vías principales de
Managua, se halla sembrada de decenas de árboles de la vida, que la gente llama
“arbolatas”, extrañas estructuras metálicas de 10 toneladas y 17 metros de
altura, pintadas originalmente de amarillo y ahora de los más diversos colores,
e iluminadas con 15.000 bombillos Led cada una, con sus ramas en formas de
arabescos. Un bosque muerto que no deja de crecer.
Un
profuso kitsch sostenido por los petrodólares venezolanos, que ya menguan, y
que no hubiera pasado inadvertido para Hitchens, quien en su reportaje observa
que ya entonces Managua combinaba “lo peor de las ciudades del Tercer Mundo con
lo peor del mal gusto del primero”.
Managua era entonces
fruto de una miseria humilde, cuando la revolución llenaba de esperanzas la
oscuridad de aquellas ruinas y baldíos; en cambio, cuando ya no hay revolución,
todo parece tan falso como el extraño bosque de árboles de fierro que se
multiplican en una incontrolable epidemia.
SERGIO RAMÍREZ WWW.SERGIORAMIREZ.COM 7 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM EL NACIONAL
El
derroche de los 'Árboles de la Vida'
ENATREL ejecuta la obra, pero su presidente,
Salvador Mansell, calla. Alcaldía de Managua financia parte de la arboleda,
pero el monto mayor llega “de presidencia”, dice concejal. Ingenieros calculan
en más de 20 mil dólares el costo de cada árbol, sin contar gasto de energía y
seguridad
Foto:
Arboleda metálica. La Avenida Bolívar se ha convertido en un colorido paseo
gracias a los llamados árboles de la vida. Carlos Herrera/Confidencial.
A
mediodía los andenes de la recién remozada Avenida Bolívar se llenan de gente.
Trabajadores de instituciones estatales y ciudadanos se mueven a paso
vertiginoso en busca del almuerzo. El estrépito de los automóviles y las
cuadrillas de obreros que todavía laboran en la vía, componen este paisaje
urbano ahora flanqueado por unas enormes estructuras metálicas de color
amarillo, que la propaganda oficial llama los 'Árboles de la Vida'.
Oficialmente, nadie da cuenta del costo y quién financia la obra, aunque en la
Alcaldía de Managua apuntan a la Presidencia de la República.
En
la acera del Arboretum Nacional, Juan Ramón Cerros espera un bus. Su aguileña
cara está sudada y bajo el brazo guarda un fólder amarillo con el que espera
conseguir un trabajo. El joven de 23 años se declara abiertamente sandinista,
pero explica que no le encuentra sentido a la instalación de estos 'Árboles de
la Vida', que son construidos por la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica
(ENATREL).
"Sinceramente
no les veo ningún beneficio. La ampliación (de la avenida) está buena tal vez
para las actividades, pero a esos árboles no les miro nada de bueno. Hay pobres
que necesitan comer para estar gastando ese dinero de balde. Sinceramente yo soy
sandinista, pero a las cosas hay que verles la realidad ", reclama Cerros.
El
joven hace la alusión a su partido político porque la ornamentación de la
Avenida Bolívar conecta directamente con los colores y símbolos del gobierno
del comandante Daniel Ortega. Los 22 árboles que hasta ahora se han sembrado,
son idénticos a los 8 que arroparon la celebración del 34 aniversario de la
Revolución Sandinista el pasado 19 de Julio. Una nueva moda atribuida a la
primera dama, Rosario Murillo, que ahora prolifera en el viejo centro de
Managua.
Cada
una de estas estructuras metálicas mide aproximadamente 14 metros de alto y 6
de ancho. Cuentan con más de un centenar de bujías amarillas, conectadas entre
sí por medio de un complejo alambrado. Expertos consultados por Confidencial explicaron que cada 'Árbol de la Vida'
tiene un costo de 20 mil dólares. Los 22 árboles sumarían 440 mil dólares.
La
armazón metálica, en la que sobresalen tubos de 3 pulgadas, tubos redondos de
1/2, cajas de perlines de 4x4, láminas calibre 1.6, se cotiza en unos siete mil
dólares. El alambrado, las bujías, el estabilizador energético y demás
materiales eléctricos pueden comprarse a unos nueve mil dólares.
Dado
el tamaño de las estructuras, las bases que se construyen demandan como mínimo
una pipa de concreto, cuyo valor de mercado ronda los 1 mil 700 dólares. Para
dar el color amarillo a cada uno se necesitan en promedio 3 cubetas de pintura.
A eso habría que sumarle la mano de obra. Según un ingeniero civil consultado
para este reportaje y que pidió no mencionarlo, se necesitan al menos 6 hombres
para fabricar cada árbol.
"No
te asustes si que cada árbol cueste más de 20 mil dólares, porque necesitas
grúas, bastante soldadura y taladros especiales para construirlos", valoró
el ingeniero.
A
los costos de construcción e instalación, deben sumarse los de seguridad. Los
Árboles de la Vida son custodiados las 24 horas del días por guardas de
seguridad dispersos en toda la Bolívar, que trabajan para la empresa El Goliat,
propiedad de José Mojica Mejía, ligado directamente a intereses económicos del
comandante Ortega, según investigaciones periodísticas. El valor de mantener un
servicio de vigilancia de 24 horas cuesta como mínimo unos 900 dólares,
afirmaron fuentes del ramo que también prefirieron mantenerse en el
anonimato.
El
taller donde están fabricando los 'Arboles de la Vida' se localiza en la Plaza
de la Fe, en Managua, al aire libre. Allí, trabajadores con uniformes de
ENATREL se afanan en la fabricación de las estructuras, pese a que en el
Presupuesto 2013 de la institución no se detalla este rubro.
El
diputado Enrique Sáenz y miembro de la Comisión de Producción, Economía y
Presupuesto, reconfirmó que en el presupuesto de ENATREL no está estipulado la
construcción, a propósito de la reciente modificación al Presupuesto General de
la República.
"Lo
que aparece asignado para Managua en el caso de ENATREl es para completar la
electrificación de asentamientos humanos, pero no hay nada que se refiera a la
instalación de esos árboles", dijo el legislador.
Sáenz
afirmó que en este caso ENATREL violenta a la Ley de Régimen Presupuestario.
"El principio de legalidad establece que solo se pueden ejecutar gastos
establecidos en la Ley de Presupuesto Anual. De tal forma que aquí estamos
frente a una violación de la legalidad si fuera con recursos de ENATREl",
dijo.
"Pero
hay otra opción, que del mismo cuero salen las coyundas: Que se hayan hecho el
monumento a Chávez y toda esta parafernalia con los recursos de Chávez",
explicó el diputado en referencia a la rotonda dedicada al ex presidente
venezolano, desde donde arrancan los 'Árboles de la Vida' .
Un
boletín de propaganda oficial auspiciado por ENATREL asume la responsabilidad
por la iluminación del festejo del 19 de julio y la rotonda de Chávez.
"La
Cra. Rosario Murillo, Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía
Para el Desarrollo y el Bienestar Social, felicitó a los trabajadores de
ENATREL, quienes bajo la dirección del Cro. Salvador Mansell C., y con el apoyo
de l@s compañer@s de la Alcaldía de Managua, hicieron posible el escenario con
el cual se rinde homenaje al Comandante Eterno", se lee en el documento.
Al
ser consultado al respecto, el ingeniero Salvador Mansell, presidente de
ENATREL, esquivó referirse al tema. "¿Qué costos tienen los 'Árboles de la
Vida', ingeniero?", se le preguntó. El funcionario público se escabulló y
la única respuesta que dejó fue un portazo. Partió en su camioneta Toyota HiLux.
La
construcción de los 'Árboles de la Vida', la Rotonda Hugo Chávez, el monumento
a los próceres de El Alba, el Parque Luis Alfonso Velázquez y el Muelle
Salvador Allende son parte de un proyecto global que se ha bautizado como
'Paseo Xolotlán'.
La
Alcaldía de Managua (ALMA) ha participado en las construcciones, pero según el
concejal opositor, Omar Lola, la mayoría de los gastos en los que ha incurrido
la comuna capitalina están siendo saldados con una transferencia de 70 millones
de córdobas que hizo el gobierno de Daniel Ortega.
"Derroche energía"
A
la fecha, en la Avenida Bolívar hay varias cuadrillas de trabajadores. Los
'Arboles de la Vida' están prácticamente instalados y por la noche sus pequeñas
bujías son encendidas. Es todo un conjunto luminoso que se divisa desde lejos.
Armando
López, un estudiante regordete de filosofía, agradece que ahora no queda
lugar oscuro en esta calzada. "Está bueno porque hay iluminación en las
calles, pero la realidad es que no me agradan esos árboles, estaba mejor antes.
El estilo que le dan es todo feo y el pueblo es el que lo paga", valoró el
joven mientras caminaba por el lugar.
El
ingeniero eléctrico Fernando Bárcenas sostuvo que el consumo de energía de los
componentes de la Bolívar ronda los 10 mil 485 dólares mensuales. Este experto
vive en la zona donde se ubican los 'Arboles de la Vida' y ha estudiado los
componentes y el funcionamiento que forman el 'Paseo Xolotlán'.
"Los
llamados Árboles de Vida (sin considerar los que están ubicados en la Plaza de
la Fe), permanecen encendidos en ambas caras por un período de cuatro horas
diarias, lo que representan un consumo mensual de 21,859 kilowatts-hora. Cada
árbol implica un costo energético mensual de 477 dólares", calculó
Bárcenas.
Solo
el monumento a Chávez, continúa el experto, tiene poco más de 15 mil bujías de
1.5 Watts cada una, tiene un consumo mensual de 3,047 kilowatts-hora. Además,
como complemento, han dispuesto 46 reflectores que fungen como luminarias, más
13 que permanecen apagados.
"Esto
va en contra de la tendencia hacia la eficiencia, al ahorro energético, y la
disminución de la factura petrolera. Es un derroche de energía", opinó
Bárcenas.
Hasta
ahora ninguna autoridad responde sobre el financiamiento de la obra. Ante el
secretismo, Confidencial introdujo hace más de una semana una solicitud basada
en la Ley de Acceso a la Información Pública para saber los costos oficiales y
el financimiento del proyecto, pero hasta el cierre de esta edición la
secretaria de la institución dijo que "todavía no hay respuesta".
Los
'Arboles de la Vida', que son una adaptación de la obra del pintor austriaco
Gustav Klimt, ya dan de qué hablar a los ciudadanos que transitan o comercian
en la zona de la Bolívar. Hay diversas opiniones.
La
vendedora de refrescos, Araceli García, afirma que "se mira bonito todo lo
que están poniendo, porque va a ser como un centro turístico". La
oficinista Damaris Solís asegura que "para ser honesta no me gustan en
realidad, el diseño no me llama la atención". La madre de familia, Raquel
Morales, no se decide: "no lo veo ni bien ni mal, pero arrancaron todos
los árboles que estaban cerca. Por una parte bonito, pero están dañando el medioambiente".
La anciana Victoria Suárez lo único que dice es que "el ambiente es lo
mejor de la naturaleza".
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