Las tiendas están repletas de productos, disponemos de agua o electricidad al instante, contamos con una amplia red de transporte que nos permite ir allí donde deseamos… Vivimos en la abundancia y, en apariencia, nuestros recursos son infinitos. Pero ¿esta situación es sostenible? Precisamente, para tratar de dar respuesta a esta cuestión, los investigadores William Rees y Mathis Wackernager definieron un nuevo indicador al que bautizaron con el nombre de “huella ecológica”. Debido a su valor clarificador y su potencial didáctico, este parámetro ha sido adoptado como referencia clave por todos aquellos que se preocupan por la sostenibilidad.
La huella ecológica mide “la superficie necesaria
para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una determinada
comunidad, así como la necesaria para absorber los residuos que genera,
independientemente de donde estén localizadas estas áreas”. La ilusión de que
hay un inagotable cuerno de la abundancia al servicio de nuestro consumo se
desvanece como el humo cuando calculamos nuestra huella.
A escala global, la huella ecológica ha superado la
capacidad de generación de recursos del planeta desde la década de 1980. La
huella correspondiente a 1961 se estimaba en un 70% de la capacidad de
regeneración de la Tierra. En la década de 1980 el consumo alcanzó el total
disponible, y en 1999 excedió la disponibilidad planetaria. Ahora la humanidad
está consumiendo el 120% de lo que produce el planeta. Traducido a términos de
economía doméstica, estamos gastando por encima de nuestro cotidiano sueldo mensual
y cubriendo el déficit haciendo uso de la herencia que nos dejaron los abuelos.
.
Y yo… ¿Qué puedo hacer?
Siguiendo estos sencillos consejos puedes reducir
tu huella ecológica.
*Compra con moderación. Cuanto menos compres menos
residuos generarás, ahorrarás más dinero y tendrás menos dependencias
materiales.
*Utiliza electrodomésticos y bombillas de bajo
consumo. Opta, si puedes, por viviendas bioclimáticas y aísla bien tu hogar.
*Reduce el consumo de agua. Enciende tu lavadora
cuando esté llena y utiliza programas de baja temperatura (se gasta un 90 por
ciento más de energía lavando en agua caliente). Arregla las fugas (un grifo
que gotea pierde 30 litros diarios).
*No utilices el desagüe como papelera ni derrames
productos contaminantes o el aceite usado.
*Evita los productos con demasiado embalaje, sobre
todo los de corcho blanco. Antes de reciclar recuerda los pasos previos de
reducir y si es posible reutilizar.
*Recicla el papel y cómpralo reciclado 100% y libre
de cloro. Reducirás sustancialmente el consumo de agua, petróleo, las emisiones
de CO2 y evitarás la tala de muchos árboles.
*No tires a la basura productos peligrosos o
tóxicos; llévalos a un punto limpio para su tratamiento correcto.
*Compra productos locales y lleva tu propia bolsa a
la compra.
*Camina en la medida de tus posibilidades o utiliza
la bici y el transporte público en lugar del coche. Si no puedes prescindir del
vehículo privado procura compartirlo y mantenerlo en buen estado para que
consuma y contamine menos.
*Evita los productos de un sólo uso (papel de
cocina, servilletas, pañuelos de papel, cubiertos, maquinillas de afeitar…)
Puedes ver el documento completo sobre la huella
ecológica aquí
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