La salida de las hojas de los árboles caducifolios se ha anticipado siete días desde 1980
La desnudez de los árboles de
hoja caduca es cada vez más breve. Un estudio de los bosques húmedos de Europa
muestra que el cambio climático está adelantando la primavera un poco más cada año. En
los últimos 30 años, la salida de las hojas se ha adelantado una media de 3,4
días por cada grado que ha subido la temperatura. Sin embargo, este
adelantamiento se ha ralentizado en la última década y, por paradójico que
parezca, el calentamiento global también parece tener la culpa.
En una de las estrategias más
fascinantes de la flora, los árboles de las zonas de climas templados y
húmedos, pierden sus hojas al llegar el otoño. La menor duración del día, con
el descenso de radiación solar (fotoperiodo), el descenso de las temperaturas
y, la ocasional congelación del suelo, hacen que mantener las hojas sea un
desperdicio de energía. Las hayas, robles, tilos, castaños, fresnos... volverán
a reverdecer con la primavera y sus días cada vez más largos y cálidos. Esta
relación directa entre temperatura y brote de las hojas de las especies
caducifolias ha llevado a muchos científicos a plantear que el calentamiento
global está adelantando la primavera.
Para poner cifras a esos
vaticinios, un grupo de investigadores de varios países, entre ellos España,
han estudiado este fenómeno en los bosques continentales de Europa. Analizaron
los datos de brotación de siete grandes especies arbóreas presentes en 1.245
localizaciones en una franja que va desde el Mar del Norte hasta el Adriático y
desde Bélgica hasta Bosnia-Herzegovina.
Su análisis se ha apoyado en
datos recogidos desde 1980 por elProyecto Fenológico Paneuropeo, que registra los fenómenos biológicos periódicos
relacionados con el tiempo (como el regresar de las golondrinas o la floración
de almendros y cerezos). Comprobaron que todas las especies analizadas, y en
todos los sitios con datos, llevan 30 años adelantando el brote de sus hojas.
http://www.acguanacaste.ac.cr/paginas_especie/plantae_online/magnoliophyta/apocynaceae/plumeria_rubra/p_rubra.12feb98/plumeria_rubra_2700/98-ACG-PI-d-3528_g.jpg
Las hayas, robles o
fresnos han adelantado la salida de las hojas 3,4 días por cada grado que ha
aumentado la temperatura
"La salida de las hojas
se ha adelantado seis o siete días desde 1980", dice el director de la
Unidad de Ecología Global del Centro de Investigación Ecológica y
Aplicaciones Forestales, del CSIC, y
coautor del estudio, Josep Peñuelas. El impacto de este fenómeno es enorme. Por
un lado, el adelanto del brote hace que las hojas fijen más carbono,
balanceando el exceso de emisiones. Pero, por el otro, "produce efectos en
cadena en todos los ecosistemas que acaban influyendo en cómo funciona todo el
planeta", añade Peñuelas.
Sin embargo, para el
investigador catalán, la investigación, publicada en la revista Nature, descubre otro fenómeno aún más
intrigante: el ritmo de adelanto de la brotación se está frenando aunque sin
llegar a detenerse. Así, entre 1980 y 1994, la salida de las hojas se adelantó
de media 4 días por cada grado extra de aumento de la temperatura. Pero, desde
1999, la ratio ha bajado hasta 2,3 días por grado, es decir, una reducción del
40%.
El frenazo no es igual en
todas las especies. El castaño de Indias o castaño falso (Aesculus hippo), por
ejemplo, ha suavizado su adelanto de la brotación hasta los dos días por grado.
En el extremo opuesto, las hojas de la haya común (Fagus sylvatica) mantienen casi el mismo
ritmo acelerado de brote. Así que las hojas salen cada vez antes pero, en los
últimos tiempos, esas prisas se han suavizado.
Los investigadores estudiaron
entonces el porqué de esta ralentización. Manejaron varias hipótesis, como una
progresiva adaptación de los árboles caducifolios a la mayor variabilidad de
las temperaturas primaverales o una especie de límite físico que tendrían las
hojas a la hora de brotar relacionado con el fotoperiodo o cantidad de
radiación solar. Es como si los árboles supieran que no pueden adentrarse
demasiado en el invierno, no sea que una helada tardía acabe con sus primeros
tallos verdes.
Es como si los árboles se estuvieran volviendo
locos"
Josep Peñuelas, investigador del CSIC
"Hemos observado que las
hojas de los árboles europeos no brotan tan pronto como se pensaba, porque
necesitan acumular un cierto número de noches frías para despertar del estado
de dormición invernal", comenta Peñuelas. El frío es la parte de la
ecuación que faltaba para explicar la llegada anticipada de la primavera. Las
especies de hoja caduca necesitan una buena dosis de frío antes de que llegue
el calor y la cantidad extra de horas de sol que anuncia el fin del invierno.
Pero el cambio climático no solo está provocando más calor en verano, también está
suavizando las temperaturas de otoño e invierno. Sin ir más lejos, la AEMET ya ha
anunciado que la nueva estación que ahora empieza será particularmente suave y
húmeda. Eso hará que los árboles tarden más en alcanzar el cupo de frío que
necesitan, como si les costase más darse cuenta de que es el momento de sacar
las hojas.
Para Peñuelas "es como
si los árboles se estuvieran volviendo locos". Y con su locura, enloquecen
al resto del ecosistema y todas las especies animales o vegetales que hacen su
vida en función de cuando salen las hojas de los árboles.
http://www.bulhufas.es/hogar/wp-content/uploads/2010/10/Jacaranda.jpg
También en España
Aunque
el estudio se centra en los bosques de Europa central, sus conclusiones también
pueden aplicarse a los árboles caducifolios de España.
El
investigador del CSIC Josep Peñuelas recuerda que los datos existentes sobre
los bosques del norte de la península viven el mismo doble proceso. Por un lado,
la salida de sus hojas se ha venido anticipando desde las últimas décadas del
siglo pasado. Por el otro, ese adelantamiento se ha visto ralentizado en lo que
va de siglo XXI por la necesidad de un mínimo de frío acumulado antes de que
salgan las hojas.
En
todo caso, los investigadores creen necesario extender su estudio a otras zonas
del planeta en la misma latitud, como los bosques caducifolios de Norteamérica
y Asia. Solo así se podrían desentrañar los mecanismos por los que las hojas
necesitan tanto del frío como del calor para salir cada primavera.
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