martes, 29 de septiembre de 2015

El escándalo de las emisiones. Volkswagen amenaza a Alemania - Luis Doncel - M. Jiménez -

El escándalo de las emisiones ataca no solo a la mayor empresa alemana, sino que también supone un riesgo para todo el país, muy dependiente del automóvil. Wolfsburgo, alma de la compañía, observa preocupada los acontecimientos

Cuando a los seis años viajó por primera vez a París, Gabriele Paschek preguntó a sus padres por qué allí los coches eran tan antiguos y feos. En su ciudad, ella solo veía modelos nuevos. Y todos de la misma marca. Paschek es de Wolfsburgo, el lugar donde nació Volkswagen y donde, se mire por donde se mire, todo recuerda a lo mismo. Nada más llegar a la estación de tren, aparecen la V y la W que decoran la gigantesca fábrica de automóviles. En esta ciudad de 122.000 habitantes, 60.000 personas trabajan Volkswagen. Aquí se vive con especial preocupación el escándalo de la empresa que hasta la semana pasada era sinónimo de la tecnología, el buen hacer y la seriedad de los alemanes.
"El Gobierno está con Volkswagen. Es una parte fantástica de Alemania". Probablemente la canciller Angela Merkel no suscribiría hoy estas palabras que pronunció en Wolfsburgo en 2008 frente a 20.000 empleados de la compañía. Entonces no podía sospechar que la empresa pasaría en pocos meses de conquistar la corona mundial de ventas —superó a su rival Toyota en el primer semestre de este año— a una crisis descomunal que le expone a la humillación, el descrédito y unas sanciones que prometen ser millonarias.
Un escarabajo de 1949 preside la entrada del sindicato IG Metall. Es el mayor de Alemania, con más de 86.000 afiliados en Wolfsburgo, ciudad fundada en 1938 por el régimen nazi para alimentar la producción de automóviles. El líder del sindicato, Hartwig Erb, fuma un cigarro con cara de preocupación en un pequeño recinto antihumos del edificio. "Es increíble lo que está en juego. Es increíble", dice a modo de saludo.
Esta crisis puede dañar más a la economía que la de Grecia, según ING

Su biografía es muy parecida a la de tantos otros por aquí. Antes de dar el salto al mundo sindical, trabajó dos décadas para la planta de automoción, al igual que dos hijos suyos. Algunos de los nuevos contratados siguen los pasos de sus padres, abuelos y bisabuelos. Cuatro generaciones dedicadas a los coches. "Aquí todos nos identificamos no solo con la empresa, también con el producto. La decepción es enorme", explica el sindicalista.
"Wolfsburgo es Volkswagen y Volkswagen es Wolfsburgo", repiten muchos de los consultados. Pero si la primera parte de esta ecuación es ajustada, la segunda no tanto. Porque que el gigante que emplea a 600.000 personas y que tiene 119 plantas en cuatro continentes excede con mucho el ámbito de esta pequeña localidad.
La empresa emplea a 60.000 personas en una ciudad de 122.000 habitantes

'German engineering'

Volkswagen y Alemania han funcionado durante años casi como sinónimos. "Isn't it time for German engineering?" ("¿No es la hora de la ingeniería alemana?"), preguntaba la empresa en un anuncio emitido en EE UU en el que se repetía machaconamente la palabra "alemán". Y el Gobierno se enorgullecía de la compañía que Merkel consideraba "una parte fantástica" de su país. Esta identificación mutua puede resultar muy dañina para el país que en los últimos años, ya sea con la crisis griega o la de los refugiados, se ha presentado como el adalid del respeto a las normas, a la ortodoxia y a los valores comunes.
En Alemania, uno de cada siete puestos de trabajo depende directa o indirectamente de la automoción. Y de las cuatro mayores empresas, tres son de automóviles. Volkswagen, BMW y Daimler facturaron el año pasado más de 400.000 millones de euros. El país debe su bienestar al tubo de escape. "Tenemos que preocuparnos de que todo esto no desencadene en un debate sobre la industria de la automoción o sobre toda la economía alemana", dijo el miércoles el ministro de Economía y líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel.
Pero estas palabras pueden llegar tarde. La Bolsa se ha ensañado con Volkswagen, que esta semana se dejó un 34%, pero también con las otras dos grandes, con pérdidas cercanas al 9%. "Si las ventas caen, el impacto se notará en todo el país. De repente, Volkswagen se ha convertido en un riesgo para la economía alemana mayor que la crisis griega", señaló a Reuters el analista jefe de ING, Carsten Brzeski.
"Esto es una catástrofe para las empresas del sector. Pero el problema es más grande. Estamos ante la punta del iceberg. El Gobierno tiene una responsabilidad porque, pese a todas las evidencias, no tomó ninguna medida para evitar las manipulaciones. Simplemente, dejó hacer a la industria", asegura Oliver Krischer, el diputado de Los Verdes que esta semana despertó la ira del ministro de Transportes cuando le acusó de conocer con antelación el mecanismo con el que Volkswagen engañaba.
Mientras, en Wolfsburgo muchos prefieren no creer a los más catastrofistas. En una tienda de bebidas cercana a la factoría, unos empleados comentan que, si la empresa lo necesita, están dispuestos a hacer sacrificios. Recuerdan que le deben a Volkswagen casi todo lo que tienen. Y que deben estar agradecidos.

Seat tendrá que devolver las ayudas por eficiencia

El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, anunció ayer en Las Palmas de Gran Canaria que el Gobierno exigirá a Seat que devuelva las ayudas recibidas en concepto de vehículo eficiente de aquellos automóviles vendidos y afectados por el fraude en las emisiones contaminantes.

Soria señaló que el Ministerio está a la espera de que la compañía automovilística les indique el número de vehículos fabricados y vendidos, tanto dentro como fuera de España, a los que se les hayan manipulado los datos de emisiones de sus motores.

Asimismo, ha indicado que el grupo Volkswagen le ha asegurado que mantendrá las inversiones previstas en España de 3.000 millones de euros anunciadas recientemente, y que el fraude en las emisiones contaminantes no afectará ni a la actividad ni al empleo.

El director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, ya señaló este viernes que estudiará si tiene que reclamar por el Impuesto de Matriculación en el caso Volkswagen, ya que los modelos que emiten menos de 120 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro están exentos de pagar este tributo en España.

LUIS DONCEL Wolfsburgo 27 SEP 2015 - 13:03 CEST EL PAIS
Planta de Volkswagen en Wolfsburgo. / J. M. (AFP)







El fraude afecta de forma masiva a los Volkswagen Golf, Passat y Tiguan
La compañía admite oficialmente que generaciones enteras de esos modelos llevan los polémicos motores



Activistas de Greenpeace protestan a las puertas de la fábrica de Volkswagen en Wolfsburgo / EFE (ATLAS)

El grupo automovilístico alemán Volkswagen informó este viernes en un comunicado de que cinco millones de vehículos de su propia marca están afectados en todo el mundo por la manipulación de cifras de emisiones contaminantes. La compañía ha dicho esta semana que hay en total 11 milllones de vehículos afectados en el grupo, así que se supone que el escándalo también afecta de forma masiva a otras marcas. El grupo Volkswagen informará de cuántos vehículos están afectados en cada mercado, según ha anunciado este viernes.
La compañía ha señalado por primera vez oficialmente algunos de los modelos que equipaban los motores fraudulentos. La empresa ha señalado que algunos modelos han estado durante años equipados exclusivamente con el motor diésel EA 189, que permite al vehículo reconocer que está pasando una prueba y trucar las cifras de emisiones de óxido de nitrógeno, según se descubrió en EE UU. Así, según el comunicado, esos motores están instalados en todos los Golf de la sexta generación, que es la que se vende desde el año 2008, aunque la nota no hace referencia a fechas ni años. Golf es el modelo estrella de la marca alemana.
También han equipado los motores polémicos todos los Passat diésel de la séptima generación, comercializada entre 2010 y 2014 y la primera generación del Tiguan, el todoterreno fabricado por Volkswagen desde 2007.
La empresa señala que los vehículos nuevos de la marca Volkswagen que cumplen la normativa europea EU6 no están afectados, lo que incluye los nuevos modelos del Golf, Passat y Touran.
El comunicado, en todo caso, no es claro ni concluyente y no excluye que haya otros posibles modelos afectados. Además, no se hace referencia a los modelos de otras marcas del grupo, como Seat, Audi y Skoda, también afectadas.
"Trabajamos a toda velocidad en una solución técnica que presentaremos a nuestros socios, clientes y a la opinión pública lo antes posible. Nuestro objetivo es informar a nuestros clientes tan rápido como sea posible para que sus vehículos cumplan la regulación", señaló el director de la marca Volkswagen, Herbert Diess, en un comunicado.
"Les aseguro que Volkswagen hará todo lo humanamente posible para recuperar la confianza de nuestros clientes, vendedores y la opinión pública", dijo el director de la marca principal del grupo.
Asimismo la compañía alemana insiste en que trabaja en estrecha colaboración con las autoridades de certificación para buscar soluciones y que los vehículos son seguros técnicamente y funcionan bien.





El escándalo de Volkswagen crece y afecta ya a 11 millones de vehículos
Las acciones de la compañía han caído un 19,82%, el mayor descenso de su historia
·  

DARREN ORNITZ (REUTERS) | VÍDEO: ATLAS

Cada día que pasa, la bola de nieve se hace más grande. El fraude masivo orquestado por Volkswagen se extendió por varios frentes. La compañía admitió que el alcance del engaño es mucho mayor de lo conocido —11 millones de vehículos en todo el mundo, en lugar de los 482.000 vendidos en EE UU—; el castigo bursátil se agudizó —la empresa ha perdido en dos días 25.000 millones de euros, un 35% de su cotización—; y un sinfín de países anunciaron la apertura de una investigación.
De crisis en EE UU a escándalo global
§  La agencia medioambiental estadounidense acusó a Volkswagen el viernes de instalar en 482.000 coches unsoftware para esquivar controles de emisiones.

§  Volkswagen admite la manipulación el domingo, pide disculpas, y el lunes deja de comercializar sus vehículos diésel en Estados Unidos.

§  Varios gobiernos inician investigaciones. La empresa reconoce el martes que instaló elsoftware en 11 millones de coches en todo el mundo. 

Mientras, la presión sobre el jefe de la empresa, Martin Winterkorn, aumenta. El periódico Tagesspiegelanunció que el viernes será destituido. El diario berlinés, citando fuentes anónimas del consejo de supervisión, asegura que el elegido para remplazar a Winterkorn será Matthias Müller, ahora jefe de Porsche. Pero el aún presidente de Volkswagen se resiste a marcharse. En lugar de su cabeza, ofrece arrepentimiento y propósito de enmienda.
“Haremos todo lo posible para recobrar, paso a paso, la confianza perdida. [...] Presento mis mayores disculpas a los clientes, a las autoridades y a toda la opinión pública por nuestro comportamiento”, aseguró a través de un vídeo mensaje. Muchos expertos dudan que Winterkorn, un ejecutivo al que le gusta estar al tanto de los detalles técnicos de los vehículos, no supiera nada del engaño con el que la empresa sorteó las normativas medioambientales. El software diseñado por Volkswagen reducía las emisiones contaminantes cuando detectaba que estaba siendo sometido a una prueba.
El golpe sufrido por la empresa que en el primer semestre del año alcanzó el liderazgo mundial de ventas —más de cinco millones de vehículos— es mayúsculo. En un comunicado, Volkswagen subía hasta 11 millones el número de vehículos afectados en todo el mundo. La enormidad de esta cifra se explica porque el motor diésel en cuestión —el EA 189— no lo utiliza solo la matriz, sino sus filiales Audi, Skoda y Seat.
Volkswagen anunció también que dotará una provisión de 6.500 millones de euros por las posibles pérdidas. Una cifra que puede quedarse corta a la luz de las últimas revelaciones. Porque la compañía no se enfrenta tan solo a una multa milmillonaria en EE UU —por un máximo de 18.000 millones de dólares, aunque es poco probable que sea tan alta—, también tendrá que hacer frente a demandas legales. El Departamento de Justicia de EE UU ya ha iniciado una investigación criminal por el engaño. Para conocer la factura final habrá que esperar a conocer el resultado de las investigaciones iniciadas en países como Alemania, Francia, Italia o Corea del Sur.
Daño al ‘Made in Germany’
En Bolsa, las pérdidas ya son colosales. A la caída del lunes del 18,6% se une la del martes pasado, del 19,8%, la mayor en la historia de la compañía. En solo dos días, se han esfumado 26.500 millones de euros de capitalización.
Pero quizás más duro aún es el golpe en el prestigio de una empresa que equivale a la marca Made in Germany. Varios analistas hablan del riesgo de que el juego sucio de Volkswagen acabe contagiando al sector de la automoción, fundamental para la primera economía del euro. Uno de cada siete empleos en Alemania está relacionado directa o indirectamente con el automóvil, sector que factura en el país 250.000 millones de euros. “Los daños a la reputación no solo en EE UU sino en todo el mundo van a ser más caros. Las multas que se puedan imponer a Volkswagen son el menor de los problemas”, señala el economista Marcel Fratzscher, que pronostica pérdidas de empleos en el gigante automovilístico y en algunos proveedores.
Estos riesgos para la economía alemana explican la rapidez con la que el Gobierno ha anunciado una investigación; y que la canciller Angela Merkel reclamara a Volkswagen “transparencia total” y que ponga sobre la mesa cuanto antes toda la información disponible sobre “esta compleja situación”.
Hace solo cinco meses que Winterkorn ganó el pulso por el poder con el patriarca de la empresa y nieto del fundador, Ferdinand Piëch. Pero ahora es Winterkorn el que está en una situación insostenible. La empresa debía confirmar el viernes la prórroga de su contrato por dos años. Pero el escándalo mayúsculo promete cambiar todos los planes.






Un ingeniero de EE UU avisó hace un año del fraude de Volkswagen

"No dimos el chivatazo. Lo único que hicimos fue abrir los ojos de los reguladores", señala Daniel Carder en una entrevista telefónica con EL PAÍS





FOTO: EFE / EL PAÍS VÍDEO (REUTERS-LIVE!)

Daniel Carder no podía imaginar que su estudio sobre las emisiones de coches propulsados por motores diésel podía estar en el centro del que puede ser uno los mayores fraudes corporativos de la historia. De hecho, recuerda, los resultados de las pruebas de rendimiento que hicieron a dos modelos fabricados por Volkswagen y a otro por BMW eran públicos desde la primavera de 2014. Lo que no anticipó es un engaño de esta envergadura, durante tanto tiempo, explica este ingeniero de 45 años.
“Nos llevamos la misma sorpresa que el resto del mundo cuando la agencia de protección medioambiental hizo su anuncio el viernes”, explica el director interino del centro para combustibles alternativos, motores y emisiones de la Universidad de Virginia Occidental. El ingeniero comenta en una conversación telefónica que su equipo está compuesto por nueve personas, además de una treintena de estudiantes.
Nada más empezar la entrevista, Carder explica que el estudio lo encargó el International Council on Clean Transportation para ver cómo se podían replicar las normas estadounidenses contra la contaminación en Europa y demostrar de paso que los motores diésel pueden ser una alternativa baja en emisiones contaminantes. Para ello trabajaron con tres vehículos: un Jetta, un Passat y un BMW X5. Les hicieron pruebas en laboratorio y en carretera.
Esperaban que los tres vehículos tuvieran un buen rendimiento. “Los resultados mostraron que el BMW funcionó bien en los dos escenarios”, cuenta. Pero los Volkswagen rebasaban hasta 30 veces los límites a las emisiones fuera del laboratorio. “Cuando vimos la discrepancia pensamos que podía ser un problema técnico y pedimos al fabricante que nos dejara probar otros coches”, apunta.

El ingeniero explica que no quería presentar los resultados sin hacer un muestreo más amplio. “Hay millones de estos coches circulando”, señala. No hubo respuesta y el examen se dio a conocer en mayo del pasado año en San Diego. En ese evento se encontraban funcionarios de la EPA, entre otros expertos. Por su parte, el International Council on Clean Transportation empezó transmitir los datos a las autoridades.

"No dimos el chivatazo"

En paralelo, los técnicos de Volkswagen establecieron contacto con los investigadores del centro pero nunca con los representantes de la EPA. “No fuimos los que les dimos el chivatazo”, asegura. De hecho, afirma que él y su equipo se habían olvidado prácticamente de este caso, “porque estuvo muerto durante más de un año”. Nadie, ni siquiera la prensa especializada, se dio cuenta del alcance del estudio.
“Lo único que hicimos fue abrir los ojos de los reguladores”, comenta Carder, que no supo hasta el pasado viernes que el resultado del centro estaba siendo citado como argumento en el intercambio de cartas que la EPA intercambió con Volkswagen, en las que llegaron a amenazar con no dar la certificación para la venta de nuevos vehículos. La compañía alemana acabó admitiendo que diseñó un sistema informático para falsear los datos de las pruebas.

Daniel Carder, ingeniero de la Universidad de Virginia Occidental

Los técnicos de este centro de estudios de ingeniería en la Universidad de Virginia Occidental dieron por hecho, tras el largo silencio, que Volkswagen habría realizado una llamada a revisión voluntaria de sus vehículos para resolver el problema. “Pensamos que se habían hecho cargo”, insiste, porque su sensación era que se había establecido una cierta cooperación. “Les facilitamos datos”.
El trabajo del centro que dirige Carder es principalmente académico aunque también realiza estudios para terceros y trabaja con los fabricantes en el proceso de certificación. El ingeniero explica que utilizan su propia tecnología para realizar las pruebas en carretera, instalando sensores en los tubos de escape que van generando datos en tiempo real a dispositivos de medición instalados en los vehículos.

Trayectos de prueba

Para este estudio en concreto, los tres coches recorrieron varios cientos de kilómetros en Los Ángeles y San Diego. Uno de los vehículos hizo un trayecto ida y vuelta hasta Seattle. Además, se sometieron a pruebas en los laboratorios del California Air Resources Board. Carder evita especular sobre el sistema utilizado y se declara sorprendido también por la admisión tan rotunda hecha por Volkswagen.
Sí da una pista: la gestión de la temperatura de los motores diésel. Y ahí es donde ve el problema para los actuales propietarios de los coches afectados. Carder da por hecho que cuando se cambie el sistema de control de las emisiones, estos vehículos perderán potencia o serán menos eficientes para poder mantener el rendimiento. Eso no sólo reducirá el precio de reventa, además afectará a la garantía.
Lo que sí pide es que el estudio de su centro no se utilice como argumento para poner en cuestión la tecnología diésel. “El coche de BMW funcionó perfectamente y cumplió los parámetros exigidos en los dos ciclos”, afirmó, “a la gente le gusta mucho especular sobre el futuro del diésel pero esa no es la cuestión”. Lo único que espera es que el caso sirva para mejorar el proceso de certificación de los vehículos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario