Cuando se transita por la carretera transandina,
uno puede evocar su construcción la cual, según cuentan, estuvo a cargo de
presos comunes y políticos bajo el régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez.
Imagínense estos presos trabajando a 4000 m de altura, haciendo esta carretera
en el Collado del Cóndor (antiguo Pico del Águila); toda una tortura. Fue,
precisamente, en 1916 cuando este tirano militar venezolano del siglo 20
implantó la ley que obligaba a estos presos a trabajar sin remuneración en las
obras públicas.
Mientras esto ocurría, nacía en Yaracuy el presidente
venezolano Rafael Caldera y Venezuela firmaba con Colombia convención arbitral
con Suiza como árbitro. En el ámbito internacional, en ese año, estaba en su
pleno apogeo la I Guerra Mundial en Europa (batalla de Verdún, 21 de febrero -
24 de octubre); Woodrow Wilson era re-electo presidente de EE. UU., e invadía a
República Dominicana. Venustiano Carranza declaraba a Pancho Villa, en el
contexto de la "revolución" mexicana, fuera de la ley. Rasputín era
asesinado en Rusia y el poeta nicaragüense Rubén Darío, fallecía. Sólo con la I
Guerra Mundial, la segunda década del siglo 20 quedaba para la historia como
una de las más importantes de ese siglo y del primer milenio. También, pero en
el aspecto científico, esta segunda década iba a ser testigo de una revolución
extraordinaria en el campo de la Física en la que Venezuela pudo haber jugado
un papel preponderante.
Habiendo ya pasado el terror que desató en la
población la primera visita del cometa Halley del siglo 20, en 1910 ("El
cometa Halley asustó hace cien años a los venezolano", Últimas Noticias;
Caracas, 6-6-2010), el 3 de febrero de 1916 un zona del occidente de
Venezuela (incluido los Andes) pudo sentir los efectos ambientales, y quizá
observar, la ocultación total del disco solar por la Luna. Fue el primero de
cuatro "eclipses" totales de Sol que ocurrieron durante el siglo
pasado en nuestro país. Pero sólo dos de ellos, éste y el del 26 de febrero de
1998 (cuando Caldera era presidente por segunda vez), fueron importantes por la
zona en donde se presentaron y por el momento del día cuando ocurrieron; los
otros dos, el de 1940 y 1977 apenas ocurrieron al amanecer y al atardecer,
respectivamente, y al sur del país pero sólo en el Edo. Amazonas, por lo que
pasaron desapercibidos.
Este 3 de febrero de 2016 se cumplen, entonces, 100
años de aquel fenómeno de 1916 que no sólo causó mucha expectativa pública, sino
también científica dado el interés que se tenía por usar fenómenos como estos
para comprobar la desviación de la luz estelar, por acción del campo
gravitacional del Sol, al pasar cerca de él y así comprobar, por primera vez en
la historia, la teoría general de la relatividad que Einstein (1879-1955)
proponía a principio del siglo 20 para sustituir la conocida ley de gravitación
universal de Newton (1642-1727), propuesta al final siglo 17.
A tal efecto, el Observatorio Nacional Argentino
(Córdova), después de un primer intento infructuoso para realizar tal
comprobación con la ocultación solar de Brasil del 10-09-1912 (Cristina, Mina
Gerais), y de un segundo intento durante la ocultación del 21-08-1914 en Crimea
(Teodesia), quiso hacerlo con la ocultación en Venezuela de 1916 desde Tucacas,
pero este esfuerzo tampoco dio resultados a pesar de que la expedición
argentina, conducida por Enrique Chaudet, se hizo presente en esta localidad
falconiana para la observación del mencionado fenómeno. S. Paolantonio & E.R.
Minitti, en trabajo publicado en el Boletín de la Asociación Argentina de
Astronomía (Vol. 50, 2007), nos cuentan que: "Durante la mañana del jueves
3 de febrero llovió copiosamente, pero a la hora del eclipse el cielo se
presentó cubierto por ligera nubes. A través de este tenue velo se consiguieron
durante los dos minutos y medio que duró la totalidad, 28 exposiciones de la
corona, su espectro y de la capa inversora, sin utilidad para la verificación
de la teoría". Inicialmente, la descripción de esta expedición, y otros
resultados, fueron hechas por el director de este observatorio, Charles
Perrine, en sendas publicaciones aparecidas en Publications of the Astronomical
Society of the Pacific, Vol. 28, No. 166 (December, 1916), pp. 247-252, y en
Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Vol. 77 (November, 1916),
pp. 65-68.
Paralelamente a esta expedición argentina, una
expedición venezolana, proveniente del Observatorio Cagigal de Caracas
(dependiente para aquel entonces del Ministerio de Instrucción Pública) al
mando del director de este observatorio, Luis Ugueto, también viajó a Tucacas y
se instaló allí para hacer observaciones meteorológicas y astronómicas. Tales
observaciones fueron publicadas en ese mismo año en un reporte de 42 páginas bajo
el título "El Eclipse total de Sol del 3 de febrero de 1916 en
Venezuela" que contiene tablas de datos, fotografías del fenómeno, dibujos
de la corona solar, de las manchas solares, de las sombras volantes, etc, así
como también de otras observaciones diferentes hechas por personas en otros
lugares del país como Aroa, Barquisimeto, Cabudare, Puerto Cabello, Puerto La
Cruz, Caracas, Río Chico y Maracaibo.
Un segundo reporte de 27 páginas fue publicado
también en 1916, titulado "Nuestra contribución a la observaciones del
eclipse total de Sol visible en Barquisimeto el 3 de febrero de 1916" por
varios autores, encabezado por Eladio A. del Castillo. En este documento se
presentan observaciones visuales, fotográficas, de temperatura del aire, de
dirección del viento, etc. Todos los documentos anteriores representan, hasta
la fecha, el legado científico dejado por aquella generación de astrónomos
profesionales y aficionados, tantos venezolanos como extranjeros, sobre la
observación y estudio del "eclipse" de 1916 en Venezuela.
En cuanto a la expectativa e interés públicos, el
fenómeno fue reseñado previamente tanto por los medios nacionales como
extranjeros. Entre los nacionales, destaca mencionar el reportaje realizado por
El Universal (Caracas), el lunes 17 de enero de 1916; el publicado por Luis
Ugueto en La Revista (Caracas) , el 19 de diciembre de 1915; el publicado por
el doctor Alamo (nota editorial) en la Gaceta Profesional (Caracas), en enero
de 1915. Entre los internacionales, destaca el trabajo publicado por José
Ubach, S.J. en la revista española Ibérica (Tortosa), septiembre de 1915
[reproducido por Eco Industrial (Caracas), 1ro. de diciembre de 1915], y el
reportaje hecho (al día siguiente) por el periódico estadounidense The
Democratic Banner (Mt. Vernon, Ohio), el viernes, 4 de febrero de 1916. En este
último, se especulaba graciosamente que este fenómeno, como revelación
astronómica, era un presagio de que la I Guerra Mundial se iba a acabar
muy pronto.
De la reacción popular ante el desarrollo del
fenómeno, el conocido escritor merideño Tulio Febres Cordero (1860-1938), en
crónica titulada El Eclipse de Sol en Mérida [Obras Completas (Tomo VIII),
Páginas Sueltas, 2da. Edición, 1991] nos describe cómo se vivió en esta región
andina los efectos del fenómeno en la población. Al respecto, escribe:
"... Había llegado el momento sublime del fenómeno. Brillaron por entre la
niebla algunas estrellas; resonaron aquí y allá voces, gritos, exclamaciones de
profunda sorpresa, y ruidos confusos de cerrar puertas y pasos precipitados.
Rayos de luz artificial salieron de algunas casa y establecimientos prevenidos
contra la oscuridad, al tiempo que en el seno de algunos hogares manos trémulas
de mujeres sencillas encendían la vela de Candelaria, o rezaban de rodillas la
oración de las grandes tribulaciones el popular Trisiago, pues no era poco lo
que veían por vez primera en su vida...". Más adelante agrega: "De
los pueblos vecinos, han llegado noticias más o menos interesantes. En el
Morro, los vecinos se refugiaron en el templo, llenos de espantos. En
Mucuchíes, la conmoción general fue tan sensible, que las campanas tocaron a
plegaria, a fin de que el pueblo acudiese al templo para tranquilizarlo."
Este 26 de enero de 2016, en el Centro de
Investigación de Astronomía (CIDA) "Fco. J. Duarte", en la ciudad de
Mérida, estaremos ofreciendo un presentación en donde mostraremos a la
audiencia una síntesis de todos estos elementos científicos y sociales arriba
descritos que constituyen una revisión histórica sobre la ocultación total del
Sol de 1916, cuando la sombra de la Luna cayó en Venezuela hace 100 años, el
jueves 3 de febrero de 1916, en horas de la mañana. Se hace referencia además,
hacia el final, de cómo el autor de esta presentación pudo, analizando la data
meteorológica proporcionada por el reporte de Ugueto, comparar la ocultación de
1916 con la de 1998 (también en Falcón, pero en la península de Paraguaná),
encontrando que el primero fue más oscuro que el segundo no obstante que ambos
fueron observados a la orilla del mar.
Lamentablemente,
Venezuela no ofreció a los argentinos las mejores condiciones observacionales
para la primera comprobación de la teoría general de la relatividad. Hubiéramos
pasado a la historia de la ciencia en caso contrario. Se estuvo que esperar
hasta la observación de la ocultación total del 29-05-1919 desde la isla de
Príncipe, en el Golfo de Guinea (África), para la comprobación de tal teoría (a
manos de los británicos) y que, en esta década, cumple 100 años de haber sido
ser propuesta por Albert Einstein. Hablaremos de este "eclipse" y de
esta teoría oportunamente (en el 2019 o quizá antes).
MARCOS A. PEÑALOZA-MURILLO
MPENALOZA@ULA.VE10 DE ENERO 2016 - 12:01 AM EL NACIONAL
MPENALOZA@ULA.VE10 DE ENERO 2016 - 12:01 AM EL NACIONAL
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