El cambio climático no es una entelequia ni una predicción
de futuro, sino que ya estamos inmersos en él. Ya hemos subido un grado de
temperatura desde la era preindustrial y se plantea como una prioridad de la
mayor parte de los países del mundo que no suba mucho más de aquí a final de
siglo. La profesora del Imperial College de Londres, Joanna D. Haigh, ha
asegurado que la única solución al incremento de la temperatura pasa por poner
una fecha para reducir la emisión de los gases de efecto invernadero.
Los datos observables a los que se puede acudir para
conocer la evolución del clima de nuestro planeta se remontan a 1850.
Desde esa fecha la temperatura ha
ido subiendo “no de una manera suave, como se podría esperar de un sistema complejo
como es el clima”, sino de manera exponencial.
Ese dato sería suficiente para saber que vivimos en pleno cambio climático, pero también hay otros como
el aumento del nivel de los mares debido al deshielo continental, la temperatura de
los océanos, el deshielo en los veranos árticos o la reducción en la
precipitación de nieve en el hemisferio norte.
Los escépticos pueden considerar que estos cambios se
deben a factores naturales como pueden ser el Sol y los aerosoles volcánicos,
pero, de acuerdo con Haigh, cuando se introducen esos valores en una simulación
computacional el clima que se obtiene no se corresponde con
el observado. Para que coincida con el calentamiento global del planeta hace
falta incluir variables provocados por los humanos como los gases de efecto invernadero, los aerosoles industriales
y el uso del suelo.
A
la hora de crear esos modelos informáticos utilizan una serie de leyes físicas
como la segunda Ley de Newton, la de la conservación de la masa, la primera Ley
de la Termodinámica de conservación de la energía y la ley del gas ideal,
afirmó la investigadora británica.
De
ahí se derivan una serie de ecuaciones y datos que se traspasan a una rejilla
en 3D de la región sobre la que se quiere hacer una predicción meteorológica.
El sistema climático es tan complejo que actualmente sólo se pueden hacer predicciones
exactas a 10 días, ¿cómo es posible saber lo que va a pasar de aquí a varias
décadas o varios cientos de años? Haigh explica que esos modelos climáticos
predicen valores típicos estacionales por regiones y no sobre lo que va a
ocurrir un día concreto, pero sí lo que va a ocurrir en un momento histórico
dado y con unas condiciones concretas.
El aumento de la temperatura global
puede situarse de aquí a final de siglo entre 1º o 4º más de lo actual.
Dependerá de la acumulación de CO2 en la atmósfera. Si el escenario es el peor,
de aquí a 2100 la situación puede ser dramática, con unos 2.000 millones de
personas con problemas para acceder a agua potable, unos 10.000 millones de
humanos expuestos a olas de calor anuales y con una pérdida del 50% de las
plantas actuales.
Haigh lo expresa así: “no podemos seguir como hasta ahora
sin hervir”. Existen ideas y proyectos, quizás de ciencia ficción, para
compensar lo que emitimos a la atmósfera, como la creación de nubes, el
secuestro de CO2 o incluso pantallas flotantes que hagan rebotar la radiación,
pero de acuerdo con Haigh “la única solución viable es reducir la emisión de
los gases de efecto invernadero”.
Un primer paso para conseguirlo fue el acuerdo
internacional de París en diciembre de 2015, en la XXI Conferencia del Clima de la ONU (COP21). Allí prácticamente
todos los países del mundo, y muchas grandes empresas, se comprometieron a que
el clima no suba más allá de 1,5º. Lo ratificaron de momento 77 países de los
197 firmantes. Ahora debería salir una fecha a partir de la cual se dejara de
emitir de manera radical CO2 a la atmósfera, ya que el hecho de dejar de
hacerlo no va a suponer un descenso drástico de la temperatura, sino que hacen falta “700 años para que ese
gas se vaya mitigando”.
Según Haigh lo que hace falta es la voluntad de los
Estados para lograrlo, “pero esa voluntad estatal depende de la voluntad de los
ciudadanos”. Ella confía en que las empresas y los ingenieros entiendan que de
la lucha contra el cambio climático puede surgir una oportunidad de negocio en
el desarrollo de energías más limpias, o de tecnología que limpie
lo contaminado e incluso en técnicas que mejoren la salud de las personas
expuestas a mayor contaminación. Esta ha sido la primera conferencia de este
curso académico del ciclo Hablemos de Física, organizado por la Facultad de
Físicas, de la Universidad Complutense de Madrid.
*Tribuna
Complutense
Twitter:
@TribunaComplu
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