Los consumidores de EEUU generan un
estimado de 3,14 millones de toneladas anuales de residuos electrónicos, según
la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Aproximadamente el 40 por
ciento de esta basura va al reciclado, 50.000 camiones al año. Un estudio de 2016
de la Red de Acción de Basilea (BAN, sigla en inglés), una organización sin
fines de lucro que tiene por objeto poner fin al comercio mundial de desechos
electrónicos tóxicos, encontró que casi un tercio de estos restos se exportan a
países en desarrollo, donde se desmantelan como equipos de reciclado de baja
tecnología que contaminan el medio ambiente y ponen en peligro a los
trabajadores, muchos de ellos niños. “La gente tiene derecho a saber dónde van
sus trastos", les dijo en mayo de 2016 Jim Puckett, director ejecutivo de
BAN, a Katie Campbell y Ken Christensen de KCTS9 / EarthFix.
Desde julio 2014 a diciembre 2015, BAN
instaló dispositivos de localización GPS en 200 piezas de equipos informáticos
usados, no funcionales, enviados a sitios de reciclado de basura electrónica
públicamente accesibles alrededor de EEUU y luego siguió lo que ocurrió con los
equipos.
En mayo de 2016, BAN encontró que
sesenta y cinco de los dispositivos (aproximadamente el 32 por ciento) fueron
exportados, en lugar de reciclarse a nivel nacional. Basándose en las leyes de
los lugares donde fue enviada la basura electrónica, BAN estima que sesenta y
dos de los dispositivos (31 por ciento) parecían envíos ilegales. Puckett dijo
a Intercept que los dispositivos de localización GPS
son "como pequeños detectores de mentiras ... Ellos cuentan su historia y
lo dicen sin pasión".
BAN se asoció con Carlo Ratti, del
Senseable City Lab, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, para
determinar exactamente dónde fueron a parar los equipos. Ratti dijo a PBS NewsHour que con sus colegas investigadores se
vieron sorprendidos por la distancia recorrida por los residuos. Los desechos
de e-basura fluyen a nivel mundial, "en realidad cubren casi todo el
planeta". Cada dispositivo de reciclado viajó un promedio de 4.000
kilómetros, según el estudio BAN.
La mayoría de los equipos fue a Hong
Kong, pero BAN los siguió con sus dispositivos a diez países diferentes, entre
ellos China, Taiwán, Pakistán, México, Tailandia, Camboya y Kenia. Elizabeth
Grossman, escribiendo para Intercept y
citando a Puckett, dijo que la "nueva zona cero" para el
procesamiento de los desechos electrónicos se encuentra en el sector Nuevos
Territorios de Hong Kong, cercanos a la frontera con China. Mientras el
gobierno chino toma medidas enérgicas contra las importaciones de desechos
electrónicos, los trabajadores chinos cruzan la frontera a Hong Kong sin
documentación oficial para hacer allí un trabajo similar.
Si se desecha inadecuadamente, la
basura electrónica puede liberar una variedad de toxinas, incluyendo plomo,
mercurio y cadmio. Sin embargo, EEUU sólo restringe las exportaciones de
desechos electrónicos de un tipo de componente, los tubos de rayos catódicos.
Ninguna ley federal regula el reciclaje de desechos electrónicos, aunque muchos
estados norteamericanos prohíben en los vertederos el dumping de electrónicos
usados y tienen programas de reciclaje de residuos electrónicos.
En Hong Kong, Puckett, un periodista
chino, un traductor y un conductor local siguieron una señal GPS hasta una
cerca con un signo de identificación de tierra para el cultivo. Mirando al otro
lado, por encima de la valla, Puckett encontró trabajadores cubierto de tóner y
tintas negras –un probable carcinógeno asociado con problemas respiratorios–
escapadas por la ruptura de impresoras apiladas hasta casi 5 metros de altura
en una superficie tan grande como un campo de fútbol. "No hay protección
para esta fuerza de trabajo... No hay leyes laborales que vayan a
protegerlos", dijo Puckett. Poco antes, en otro sitio donde los
trabajadores desmantelaban televisores LCD, se encontraron con operarios sin
mascarillas protectoras que no tenían conocimiento de los vapores de mercurio
liberados cuando se rompen los tubos fluorescentes que iluminan las pantallas
LCD. Incluso en pequeñas cantidades, el mercurio puede ser una neurotoxina.
Desde que 182 gobiernos nacionales y la
Unión Europea firmaron en 1989 el Convenio de Basilea, un tratado internacional
para detener el vertido de residuos peligrosos de los países desarrollados en
países menos desarrollados, EEUU es el único país industrializado del mundo que
no ha ratificado el tratado, como informó EarthFix.
En abril de 2016, US News & World Report publicó un artículo
anticipándose a la publicación del informe de BAN, “Desconectar: El fondo de
comercio y la hondonada de la exportación de desechos electrónicos públicos a
los países en desarrollo”. Este asunto no ha sido debidamente cubierto en la
prensa corporativa estadounidense.
Fuentes:
Katie Campbell
and Ken Christensen, “On the
Trail of America’s Dangerous, Dead
Electronics,” KCTS9/EarthFix, May 9, 2016,
Katie Campbell
and Ken Christensen, “Watchdog Group Tracks What Really Happens to
Your ‘Recycled’ E-Waste,” PBS NewsHour, PBS, broadcast May 9,
2016, transcript, http://www.pbs.org/newshour/bb/watchdog-group-tracks-what-really-happens-to-your-recycled-e-waste/.
Elizabeth
Grossman, “GPS Tracking Devices Catch Major U.S. Recyclers Exporting Toxic
E-Waste,” Intercept, May 10, 2016, https://theintercept.com/2016/05/10/gps-tracking-devices-catch-major-u-s-recyclers-in-improper-e-waste-exports/.
06/12/2016
Student Researcher: Karl Wada (College of Marin)
Faculty Evaluator: Susan Rahman (College of Marin)
Traducción de Ernesto Carmona / Mapocho
Press
http://www.alainet.org/es/articulo/182169
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