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el post "Comer con cabeza"
La autora de este libro no es nutricionista, ni agrónoma, ni
ganadera. Es una de las periodistas de investigación más prestigiosas de la
actualidad, ganadora del Gran Premio de Periodismo Independiente 2015 de su
país, Canadá. Pero, ante todo, Élise Desaulniers es una treintañera a la que,
como nos ocurre a muchos, nadie había enseñado a comer con cabeza. Hasta que un
buen día, como buena periodista, comenzó a hacerse preguntas. La primera de
ellas: ¿qué significa comer con cabeza? Alimentarse de manera saludable, por
supuesto, pero también alimentarse de manera responsable, sostenible, ética. Y
esta respuesta cambió su vida y, de paso, dio origen a este fascinante libro.
Élise Desaulniers empezó entonces a investigar sobre la manera
en que comemos: sobre las consecuencias que la alimentación actual tiene en
nuestra salud, por supuesto, pero también en la del planeta. Así aprendió que
comer con cabeza es conocer y rechazar las malas prácticas (cuidadosamente
ocultas) de la ganadería industrial, de los fabricantes de pesticidas o de las
multinacionales productoras de Organismos Genéticamente Modificados.
Igualmente, comer con cabeza es enfrentarse al sufrimiento animal y a las demás
consecuencias del consumo de carne (crecimiento de las tasas de deforestación, contaminación
y calentamiento global). Y, además, comer con cabeza es tener en cuenta que
nuestras elecciones alimentarias también están relacionadas con la explotación
laboral y la perpetuación de la desigualdad social.
Éste, por tanto, es un libro para aprender a comer con cabeza,
en un sentido dietético y también en un sentido ético. Es un libro reflexivo y
práctico, inteligente y comprometido, pero sin dogmatismos ni acusaciones. Un
libro que aúna el rigor de una gran periodista, el estilo de una excelente
escritora y el buen humor de Élise Desaulniers. Comemos tres veces al día, y
cada vez que lo hacemos nos jugamos mucho: nosotros, el resto de seres vivos y
el planeta en su conjunto. ¡Merece la pena comer con cabeza!
'Comer con cabeza'
Élise Desaulniers
La autora de este
libro no es nutricionista, ni agrónoma, ni ganadera. Es una de las periodistas
de investigación más prestigiosas de la actualidad, ganadora del Gran Premio de
Periodismo Independiente 2015 de su país, Canadá. Pero, ante todo, Élise
Desaulniers es una treintañera a la que, como nos ocurre a muchos, nadie había
enseñado a comer con cabeza. Hasta que un buen día, como buena periodista, comenzó
a hacerse preguntas. La primera de ellas: ¿qué significa comer con cabeza?
Alimentarse de manera saludable, por supuesto, pero también alimentarse de
manera responsable, sostenible, ética. Y esta respuesta cambió su vida y, de
paso, dio origen a este fascinante libro.
Élise Desaulniers
empezó entonces a investigar sobre la manera en que comemos: sobre las
consecuencias que la alimentación actual tiene en nuestra salud, por supuesto,
pero también en la del planeta. Así aprendió que comer con cabeza es conocer y
rechazar las malas prácticas (cuidadosamente ocultas) de la ganadería
industrial, de los fabricantes de pesticidas o de las multinacionales
productoras de Organismos Genéticamente Modificados. Igualmente, comer con
cabeza es enfrentarse al sufrimiento animal y a las demás consecuencias del
consumo de carne (crecimiento de las tasas de deforestación, contaminación y
calentamiento global). Y, además, comer con cabeza es tener en cuenta que
nuestras elecciones alimentarias también están relacionadas con la explotación
laboral y la perpetuación de la desigualdad social.
Éste, por tanto, es
un libro para aprender a comer con cabeza, en un sentido dietético y también en
un sentido ético. Es un libro reflexivo y práctico, inteligente y comprometido,
pero sin dogmatismos ni acusaciones. Un libro que aúna el rigor de una gran
periodista, el estilo de una excelente escritora y el buen humor de Élise
Desaulniers. Comemos tres veces al día, y cada vez que lo hacemos nos jugamos
mucho: nosotros, el resto de seres vivos y el planeta en su conjunto. ¡Merece
la pena comer con cabeza!
PRÓLOGO
¿Puede cambiarte la vida un amigo que llega tarde? En mi caso,
la respuesta sería afirmativa. Fue en 2008, durante un bonito día de primavera.
Llegué la primera a la cita y conseguí sentarme en la terraza, en la calle
Ontario. Un momento después, recordé que tenía unos libros en el bolso. Llevaba
encima el paquete que acababa de recoger en correos para mi pareja, profesor de
filosofía. Entre dos títulos oscuros se encontraba un gran volumen negro que
olía a nuevo, con un gorila en la cubierta: Ética animal* . ¡Seguro que era más
interesante que ver salir de clase a los estudiantes del instituto del Viejo
Montreal! Hojeé varias páginas y me sumergí en un capítulo sobre la ganadería
industrial. Cuando llegó mi amigo, unos veinte minutos más tarde, tuve que
cerrar el libro sin haber terminado la lectura. Pero ya sabía suficiente. No
quería volver a comer carne.
¿Qué como?
«¿Qué como?». Quizá ésta sea la pregunta que más veces me he
planteado en mi vida. «¿Qué me pongo hoy?» * Jean-Baptiste Jeangène Vilmer,
Éthique animale, París, Presses universitaires de France, 2008. 12 13 sería una
buena rival, ¡sólo que durante toda la educación secundaria llevé uniforme!
Aunque es cierto que en secundaria tampoco me hacía demasiadas preguntas sobre
mi alimentación. Mis padres me daban una asignación de treinta dólares
canadienses a la semana para comer en la cafetería. Como muchos compañeros de
mi edad, me di cuenta de que podía ahorrar unos dólares al día si me limitaba a
tomar una bolsa de patatas fritas y una Coca-Cola; de este modo, al acabar la
semana me compraba un cd con el dinero ahorrado.
Ya en la universidad, me encontré viviendo sola en un
apartamento y, al ver que mi primera compra se echaba a perder en la nevera, me
di cuenta de que no sabía cocinar. La cuestión «¿qué como?» pasó a ser un tema
acuciante. Con toda mi buena intención, corrí a comprar ¿Qué comemos?, editado
por Les Cercles de Fermières du Québec. Ese gran libro verde (que sigue estando
en librerías, aunque diez dólares más barato de lo que pagué en su época)
recopilaba recetas clasificadas según el tipo de alimento: cerdo, pollo,
legumbres, pasta, etc.
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