La Ley de Transición Energética obligará a las
grandes superficies a donar los productos perecederos desechados
El Gobierno francés quiere reducir a la mitad el despilfarro de
alimentos para el año 2025 y para ello ha obtenido el apoyo unánime de la
Asamblea Nacional. Mediante una enmienda a la Ley de Transición Energética, a partir del 1
de julio del año próximo, los supermercados de más de 400 metros cuadrados no
podrán tirar a la basura los productos perecederos. Deberán donarlos a
organizaciones dedicadas a la alimentación animal o a la fabricación de abonos
agrícolas.
Una enmienda del exministro delegado socialista de Agricultura Guillaume Garot, un político que lleva años
empeñado en la lucha contra el despilfarro alimentario, ha sido adoptada este
jueves. “Ver las botellas de lejía desparramadas en las basuras de las grandes
superficies con alimentos consumible es escandaloso”, ha declarado Garot a la
agencia France Presse.
Según datos del Ministerio de la Ecología, en Francia se tiran
a la basura 20 kilos de comida por persona y año. La FAO considera que se
despilfarra hasta un tercio de los alimentos para consumo humano. En total, se
desperdician 1.300 millones de toneladas al año que producen 3.300 toneladas de
dióxido de carbono. En realidad, según esa institución internacional, la mitad
de los alimentos se desperdician en su camino del campo al plato. Francia está
comprometida en esta lucha desde que en 2010 se puso en marcha un grupo de
trabajo sobre el tema. Sus conclusiones, adoptadas hace tres años, son
similares a las que ahora se introducen en la ley, aunque lo que se pretende es
el compromiso de toda la cadena de producción y distribución alimentaria. En un
comunicado, la Federación del Comercio y la Distribución lamentó la aprobación
de estas medidas aunque asegura que ya colaboran con ONG para donar los
alimentos que no se venden. "La ley se equivoca de objetivo y de
tema", dice el comunicado. "Las grandes superficies solo representan
el 5% del desperdicio total alimentario y genera nuevas normas".
Otro de los puntos importantes de la ley será el de concienciar en la
escuela sobre la necesidad de controlar el despilfarro de alimentos.
La Ley de Transición Energética que analiza la Asamblea Nacional busca
la reducción a la mitad del consumo de energía para 2050. La ministra de
Ecología Ségolène Royal lidera el proyecto, que prevé también promover las
energías renovables, el transporte eléctrico y una renovación de la
edificación. También limita el uso de la energía nuclear, que debe quedar al
nivel de su potencia actual.
París 22 MAY 2015 - 09:50 CEST EL PAIS
Frutas y verduras son los alimentos que más se desperdician. MARIA FLEISCHMANN (WORLD BANK)
Ni una miga a la
basura
· Francia prohíbe a los supermercados
tirar comida, ciudades españolas sacan a la calle 'neveras solidarias', Seattle
fomenta el compostaje bajo amenaza de multa... Todo por evitar el despilfarro y
cuidar el medio ambiente
·
ISABEL IBÁÑEZ
29 junio
201512:00
/ DOMINIQUE FAGET / AFP
Kilos de comida tira cada europeo a la basura al
año (medio kilo al día). En total, 89 millones de toneladas que al pudrirse
también contaminan el planeta: producen 170 millones de toneladas de CO2.
España es el sexto país de la UE con mayor despilfarro (7,7 millones de
toneladas). 3.000 empresas colaboran con nuestros Bancos de Alimentos, los más
activos de Europa. También participan los particulares: en 2014, la 'Gran
Recogida' logró un récord al obtener 21.000 toneladas de alimentos, un 50% más
que el año anterior.
Según datos de la Asociación de Fabricantes y
Distribuidores españoles (AECOC), que agrupa a más de 250 de las principales
empresas del sector en nuestro país, la cadena agroalimentaria ha conseguido en
el último año recuperar un 4% más de los excedentes alimentarios para
redistribuirlos a entidades humanitarias. En total, se ha recuperado el 32%
(frente al 28% del año anterior). Señalan desde esta organización que otro
43,6% no puede donarse porque esos alimentos no son aptos para el consumo. Y
explican que, por esta razón, «no pueden considerarse desperdicio».
Varias generaciones de padres llevan utilizando el
mismo argumento para conseguir que sus hijos coman. «No dejes nada en el plato,
que en África muchos niños pasan hambre». Lo dicen preocupados quizá porque el
crío no come lo suficiente, pero también para educarlos en el respeto a uno de
los derechos fundamentales de la humanidad, el del acceso a la comida, y tratar
de frenar la afición al despilfarro instalada entre los habitantes del mal
llamado Primer Mundo. En esta onda, Francia acaba de prohibir a los
supermercados tirar un solo kilo a los contenedores, obligándoles a donar sus
excedentes a organizaciones como el Banco de Alimentos. A Guillaume Garot,
parlamentario socialista que impulsó la norma, le parecía «escandaloso ver cómo
rocían la basura con lejía cuando aún hay productos comestibles». El proyecto
de ley contempla sanciones de hasta dos años de cárcel y multas de 75.000
euros.
«Si los desperdicios formasen un país, sería el
tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero, tras EE UU y China»
Por otro lado, importada de Berlín
hasta la localidad vasca de Galdakao, acaba de llegar la idea de las 'neveras
solidarias'; dan opción a los ciudadanos, desde particulares a hosteleros, a
dejar dentro los alimentos que no van a utilizar para que otros los aprovechen.
Y parece que la gente está deseando colaborar porque la iniciativa se extiende
en estos momentos como la pólvora por otros municipios españoles. Álvaro Saiz,
de la Asociación Humanitaria de Voluntarios, alma mater del proyecto, ha
viajado a Murcia esta semana para inaugurar otro de estos frigoríficos. «La
respuesta me ha sobrepasado; estoy agotado, pero muy satisfecho de que el
proyecto haya calado tanto».
Los alimentos producidos en el planeta
bastan para alimentar a toda su población, pero 870 millones de personas pasan
hambre, en parte por los 1.300 millones de escandalosas toneladas
desperdiciadas cada año. Como denunció el investigador británico Tristram
Stuart en su libro 'Despilfarro', un tercio de la comida mundial termina en la
basura, con consecuencias directas en la malnutrición en los países pobres.
Amador Gómez, director técnico de Acción Contra el Hambre, quiere destacar, sin
embargo, que este problema es mucho más complejo que el de los alimentos: «Hay
familias que tienen acceso a ellos y, en cambio, sufren desnutrición. Es
necesario que se aprovechen y cuando se toman en malas condiciones pueden
surgir enfermedades infecciosas que conlleven cuadros diarreicos. Tiene que
haber seguridad alimentaria, higiene, acceso al agua potable...».
Amador Gómez, en cualquier caso,
entiende que iniciativas como la nueva legislación gala o las 'neveras
solidarias' son interesantes: «Los alimentos son un bien común y no se pueden
tirar a la basura. Contribuyen a la dignidad y el bienestar de las personas. Se
debe fomentar el uso y consumo responsable de los recursos que tenemos y una
educación nutricional. Antes de que los supermercados tiren nada, que vayan al
Banco de Alimentos para ayudar a la población local sin recursos».
Aunque en nuestro país no haya una
prohibición como la que acaban de aprobar en el país vecino, los supermercados
aseguran estar trabajando en este sentido. Aurelio del Pino, presidente de la
Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES) -que incluye a los
grupos Eroski, Carrefour, Supercor, Simply y Lidl-, esgrime informes
independientes supervisados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y
Medio Ambiente. «En ellos queda reflejado que el desperdicio alimentario
referido a nuestras empresas, que son cadenas de ámbito nacional muy
eficientes, se sitúa en el 0,7%. Tanto por la propia estructura de nuestro
sector como por la sensibilidad de la sociedad española, posiblemente seamos de
los países más avanzados en las soluciones al desperdicio. Con los Bancos de
Alimentos y organizaciones como Cáritas, Cruz Roja y los comedores sociales, se
realizan donaciones directas de las empresas, que, en el caso de nuestros
asociados, llegaron en 2014 a las 10.000 toneladas de comida». Aun así, en
España muchas personas siguen acudiendo a los contenedores donde los
supermercados dejan la comida caducada o en mal estado para llenar su cesta de
la compra.
Según la Asociación de Fabricantes y
Distribuidores españoles (AECOC), solo el 5% de lo que se despilfarra proviene
de la distribución (tiendas y supermercados). La mayor parte, el 42%, llega de
los hogares, el 39% de las empresas productoras y un 14% del sector hostelero.
Un estudio de Eroski Consumer sitúa en 76 kilos (unos 250 euros) lo que cada
hogar tira anualmente a la basura. Por ello, hay en marcha una campaña de la
Federación de Consumidores y Usuarios que pretende informar y formar a los
ciudadanos para evitar el desperdicio (noalcubo.org). «Gran parte de ese 42% de
desechos se podría haber evitado realizando cambios en los hábitos de consumo,
compra y gestión de los alimentos. Sensibilizar a los consumidores sobre las
implicaciones económicas, éticas y medioambientales que genera el desperdicio
de alimentos es crucial».
La salud del planeta
Porque el despilfarro de comida
conlleva también graves consecuencias para la salud del planeta. Maria
Krautzberger, presidenta de la Agencia Alemana de Medio Ambiente, expuso
recientemente en la Expo 2015 de Milán algo alarmante: «El desperdicio
alimentario en Alemania genera por sí solo alrededor del 4% de las emisiones
totales de gases de efecto invernadero a nivel nacional. A nivel mundial,
equivale a más de 3 gigatoneladas de estas emisiones; si el despilfarro de
alimentos fuese un país, sería el tercer mayor emisor de gases tras EEUU y
China». De ahí que también se estén llevando a cabo iniciativas orientadas en
este sentido. Es el caso de Seattle, en el estado de Washington; sopesa la
decisión de multar a los vecinos que tiren alimentos a la basura, especialmente
mezclados con otros residuos, por la imposibilidad de separarla después y que
vaya a parar a los vertederos, con la producción de gases, como el metano, que
ello implica. De momento, están concienciados sobre cómo hacer compostaje con
los desechos.
Con la pequeña aportación que puedan
suponer, las 'neveras solidarias' (la de Galdakao ha salvado cientos de kilos
de comida en solo unas semanas) empiezan a extenderse por toda la geografía,
aunque el motor de la idea, Álvaro Saiz, insta a que le pidan ayuda y se informen
en la web que están a punto de crear (neverassolidarias.org). «La gente se está
lanzando a la piscina sin tener en cuenta los aspectos legales y
sociosanitarios que nosotros hemos estudiado al detalle; no puedes poner una en
la calle sin más, porque la retira la Policía, y tampoco acumular alimentos sin
cuidar ciertos aspectos. Que escriban a elkarteagbge@gmail.com».
La madre de Amador Gómez, de Acción
Contra el Hambre, también empleó con él aquel argumento de los niños
hambrientos de África para que dejara el plato limpio, algo que pudo comprobar
por sí mismo tiempo después: «En el primer mundo ha habido una
industrialización de la alimentación y nos hemos olvidado del trabajo y
esfuerzo que cuesta cosechar, producir lo que comemos, de la importancia de
saber de dónde vienen los alimentos, y de que no podemos jugar con ellos. Así
que está bien eso que dicen las madres, cómete lo que hay en el plato, debemos
aprender desde niños que estamos accediendo a un recurso importante. Nosotros
vivimos con pequeños desnutridos. Y lo más dramático que le puede pasar a una
madre es, sin duda, no poder alimentar a su hijo».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario