En cada elección sobre qué metemos en nuestro
carro, luchamos contra todos los reclamos posibles que el marketing ha podido
idear
Abastecemos nuestras neveras en supermercados que nos ofrecen pasillos y
más pasillos llenos de estanterías con miles de productos. En ese escenario,
cada fabricante desea que elijas el suyo, así que lo publicitará más, lo
envolverá mejor, le dará más sabor y le escribirá en la parte más visible del
envase aquello que crea que puede hacerlo parecer el rey del lineal, o el más
sano, o el único que te da algo que la competencia no tiene. En cada elección
sobre qué metemos en nuestro carro, luchamos contra todos los reclamos posibles
que el marketing ha podido idear.
No deja de ser un baile de máscaras: a menudo el producto real, el que
se encuentra tras todos los adornos del envase es muy similar al resto de sus
homólogos y con toda probabilidad habrá exagerado hasta el límite de lo legal
(o hasta el vacío legal en muchos casos) sus bondades y escondido sus defectos.
Como hablar de todas las triquiñuelas que se usan para convencernos
desde las estanterías daría para un año entero de artículos, vamos a echar
solamente un vistazo a cuatro de los productos más habituales de los que nos
intentan vender como muy saludables:
Yogures desnatados
¿Qué
nos cuentan? Los yogures desnatados de mil
sabores y con los ingredientes más exóticos que podamos imaginar copan las
neveras de los supermercados. Se venden como una opción más saludable que la
versión entera por su menor contenido calórico y la ausencia de grasas.
¿Cuál
es la realidad? Muchos yogures desnatados
llevan azúcar añadido, y no en poca cantidad. Además, sabemos que la grasa
láctea no debería ser una gran preocupación, menos en la cantidad que aporta un yogur. El consumir los lácteos
enteros contribuye a favorecer la saciedad. Deberíamos primar el “sin azúcar
añadido” por encima del “desnatado”.
La
mejor elección: el yogur natural sin más.
Bollería y galletas sin azúcar
¿Qué
nos cuentan? Ante la presión que se está
produciendo en los últimos tiempos sobre el consumo de azúcar y el elevado
contenido del mismo en muchos productos procesados, las marcas han optado por
solucionar el problema a golpe de edulcorante, lo que les permite escribir un
“Sin azúcar” en la caja y revestir así al producto de un halo de salubridad.
Muchos fiambres tienen un contenido en carne muy
bajo. No son productos de calidad, y además entran en la clasificación de carnes procesadas que la OMS aconseja
reducir
¿Cuál
es la realidad? Siguen siendo productos
fabricados con ingredientes poco recomendables (harinas refinadas y grasas de
mala calidad), que desplazan el consumo de alimentos saludables como la fruta,
los frutos secos o un pan integral. Además, los edulcorantes, por ser
acalóricos, no son inocuos. Sabemos que afectan de manera negativa a nuestra
microbiota y que contribuyen a mantener ese umbral del dulzor tan
elevado al que estamos tan (mal) acostumbrados.
La
mejor elección: olvida las galletas y la
bollería, hazte una tostada de pan integral de calidad.
Fiambres bajos en grasa
¿Qué
nos cuentan? York o fiambre de pavo como
máxima representación del desayuno o merienda fitness. Nos los
venden como algo fácil de comer, ligero y sano.
¿Cuál
es la realidad? Muchos fiambres tienen un
contenido en carne muy bajo, de menos del 70%, el resto es fécula, almidones,
azúcares, aditivos y agua. No son productos de calidad, y además entran en la
clasificación de carnes procesadas que la OMS aconseja reducir.
La
mejor elección: La carne natural, no procesada.
Una pechuga de pollo o de pavo a la plancha o al horno podemos cortarla en
láminas que guardar en la nevera y consumir en frío en las mismas ocasiones que
usamos fiambres.
Cereales para cuidar la linea
¿Qué
nos cuentan? Son cereales de desayuno, muy
enfocados a público femenino que prometen ayudar a “cuidar la línea” o incluso
a perder peso.
¿Cuál
es la realidad? Igual que la mayoría de
cereales de desayuno, son muy ricos en azúcar, suelen rondar el 15-20% de
azúcar añadido y llevar solo una parte de integrales. Referencias que no se
venden con esos reclamos publicitarios y son mucho más baratas, como unos Corn
Flakes, rondan en cambio el 8% de azúcar.
La
mejor elección: Los cereales integrales sin
azúcar añadido como los copos de avena, el arroz integral hinchado o cereales
en copos tostados sin azúcar.
Antes de acabar, quiero recordar que la fruta y los frutos secos siempre
son opciones ganadoras, aunque no lleven lustrosos envases glosando sus
virtudes, ni sean protagonistas de inspiradores anuncios publicitarios. Y que
como opción proteica los huevos, el hummus o el tofu pueden alternarse perfectamente
con la carne y sustituir a los fiambres siendo una opción mucho mejor.
En resumen, compra sobre todo materias primas o productos poco
procesados: alimentos que no necesiten etiqueta, ni envase, ni lista de
ingredientes.
Lucía
Martínez Argüelles, es dietista-nutricionista, máster en
nutrigenómica y nutrición personalizada, TSD y bloguera en www.dimequecomes.com
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alimentación basada en evidencias científicas y en el conocimiento contrastado
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