Es parte de un acuerdo sobre
cambio climático anunciado tras la reunión de Xi y Obama
China,
el principal emisor del planeta, ya había dejado clara desde hace tiempo su
voluntad de establecer en todo su territorio un mecanismo de este tipo, que
dejará muy atrás en volumen al de laUnión Europea,
el mayor y más antiguo del planeta. Una vez esté plenamente en marcha, se
calcula que cubrirá entre dos y tres veces el total del de la UE.
Este tipo de programas imponen
límites a las emisiones y establecen una serie de cuotas. Las compañías pueden
comprar cuotas a un precio determinado y, si no las agotan, pueden vender a
otras la parte que no hayan consumido.
Entre los escasos detalles
proporcionados, Pekín ha confirmado que se incluirán sectores clave como el
hierro y el acero, el papel, materiales de construcción, químicos o la
generación de energía. Queda fuera, sin embargo, el transporte, uno de los
sectores más cruciales.
China ya tiene en funcionamiento
siete proyectos piloto en algunas de las ciudades y provincias con mayor nivel
de emisiones, como Pekín, Shanghái, Chongqing o Cantón. En el primer semestre
de 2014 el volumen total de transacciones de estos prototipos alcanzó los 4
millones de toneladas de CO2, según las cifras oficiales.
Los preparativos para poner en
marcha el plan nacional chino aún continúan y se desconocen muchos elementos:
cómo se armonizarán los distintos proyectos piloto, la velocidad por la que se
extenderá el programa por el territorio nacional y cómo se verificará. “Hay que
contar con un Estado de derecho, tener transparencia... Sin estos elementos, se
puede tener todo el intercambio que se quiera, pero no se logrará reducir mucho
las emisiones. Simplemente, alguien ganará dinero con eso”, ha afirmado con
anterioridad Ma Jun, director de la organización no gubernamental Instituto de
Asuntos Públicos y Medioambientales.
El anuncio de este viernes sigue al
acuerdo de los dos países en noviembre pasado durante la visita de Barack Obama
a Pekín, en el que ambos países, los dos principales responsables de los gases
causantes del efecto invernadero, prometieron recortar sus emisiones. China se
comprometió entonces a llegar a su techo en 2030 y EE. UU., a recortar sus emisiones para 2025 entre un 26% y un 28% con
respecto a los niveles de 2005.
La declaración de Xi y Obama la Casa
Blanca incluye también una promesa de Pekín a aportar 20.000 millones de yuanes
(casi 2.800 millones de euros) para ayudar a otros países en desarrollo a
combatir el cambio climático. EE. UU. ha reiterado su compromiso a entregar
cerca de 3.000 millones de dólares (2.675 millones de euros) a un fondo de la
ONU con un fin similar.
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