Diez presidentes y primeros ministros colaborarán para resolver la
creciente crisis mundial del agua mientras la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) advierte que el planeta podría sufrir un déficit de 40 por ciento
en la disponibilidad de ese elemento para 2030.
A pesar de los avances, al menos 663 millones de personas aún no tienen
acceso al agua potable. La ONU prevé que en el futuro aproximadamente 1.800
millones de personas, de una población mundial superior a los 7.000 millones,
vivirán en países o regiones con escasez de hídrica.
“Si la tarifa del servicio de agua supera la capacidad de pago de un
hogar entonces es una violación de los derechos humanos": Darcey
O'Callaghan.
Varios factores agravan la crisis actual, como el cambio climático – que
desencadena sequías – y los conflictos militares, en los que se utiliza el agua
como arma de guerra en varias zonas, incluidas Iraq, Siria y Yemen.
El Grupo de Alto Nivel sobre Agua, anunciado conjuntamente por la ONU y
el Banco Mundial a fines de abril, movilizará recursos financieros y reforzará
las inversiones para incrementar el suministro de agua. El organismo será copresidido
por los presidentes Ameenah Gurib, de Mauricio, y Enrique Peña Nieto, de
México.
La lista de mandatarios en el organismo se completa con los primeros
ministros Malcolm Turnbull, de Australia, Sheikh Hasina, de Bangladesh, Mark
Rutte, de Holanda, y Abdullah Ensour, de Jordania, junto con los
presidentes János Áder, de Hungría, Macky Sall, de Senegal, Jacob Zuma, de
Sudáfrica, y Emomali Rahmon, de Tayikistán.
El secretario general adjunto de la ONU, Jan Eliasson, de Suecia, dijo
en una mesa redonda en el foro mundial que el agua se encuentra en el nexo
entre el desarrollo sostenible y la acción climática.
“Demasiada agua y ni una gota para beber”, comentó uno de los colegas de
Eliasson que visitaron Pakistán después de una gran inundación, en referencia a
los dos extremos de patrones climáticos, sequías por un lado e inundaciones por
el otro.
Cuando los líderes mundiales celebraron una reunión cumbre en septiembre
para adoptar la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015 de la ONU, aprobaron 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen la eliminación de la pobreza
extrema y el hambre y el suministro de agua potable a cada habitante del
planeta para 2030.
¿Se
cumplirá el objetivo en el plazo estipulado de 15 años?
“A medida que ingresamos a la era de los ODS, no hay duda de que el
objetivo de conseguir agua ‘gestionada de forma segura’ para cada persona del
planeta en los próximos 15 años va a ser todo un reto. Lo que hemos aprendido
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio es que el agua no puede abordarse
con éxito en forma aislada”, sostuvo Sanjay Wijesekera, director de Agua,
Saneamiento e Higiene en el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La potabilidad del agua está en riesgo todos los días debido a la falta
de saneamiento, algo muy extendido en muchos países, especialmente en Asia
meridional y África subsahariana, indicó.
En la actualidad se estima que casi 2.000 millones de personas beben
agua que podría estar contaminada con materia fecal.
Unicef y otras organizaciones deberán redoblar sus esfuerzos para
mejorar el acceso de las personas a los retretes, y sobre todo para poner fin a
la defecación al aire libre.
Con respecto al “agua, el saneamiento y la higiene, también hay que
tener en cuenta el cambio climático. Las sequías, las inundaciones y las
condiciones climáticas extremas repercuten en la disponibilidad y la seguridad
del agua”, aseguró Wijesekera.
También señaló que unos 160 millones de niños y niñas menores de cinco
años viven en zonas con alto riesgo de sequía, mientras que alrededor de 500
millones viven en zonas de inundación.
Para resolver la crisis del agua, Darcey O’Callaghan, de la organización
Food and Water Watch, observó que “en primer lugar debemos proporcionar
suficiente agua limpia y segura para todas las personas, porque el agua es un
derecho humano. La viabilidad financiera es un elemento clave para satisfacer
esta necesidad”.
“En segundo lugar, debemos proteger la sostenibilidad del agua y no
extraer demasiada de las cuencas más allá de su recarga natural. Si permitimos
que las fuentes hídricas se sequen, entonces perdemos la capacidad de proteger
los derechos humanos de las personas. Así que, claramente, debemos tratar estos
dos elementos en tándem”, opinó.
Para que el agua tenga una tarifa accesible debe ser gestionada por una
entidad pública y no una privada y con fines de lucro, recomendó la experta.
Mal servicio, tarifas elevadas y calidad del agua degradada fueron algunas de
las consecuencias cuando se permitió que las empresas controlaran el acceso al agua,
algo que se conoce como “la privatización del agua”.
Empresas como Veolia y Suez, y sus filiales en todo el mundo, procuran
lucrar con la gestión de los sistemas locales de agua, explicó, e instituciones
financieras como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo suelen
imponer condiciones a los préstamos que conceden a los países en desarrollo que
exigen la privatización de estos sistemas.
“Pero esta es una receta para el desastre. El lucro no debe ser la
prioridad cuando se trata de darles servicios de agua y saneamiento a la
gente”, sentenció O’Callaghan.
Ya no queda ninguna duda de que el agua y el saneamiento son derechos
humanos, subrayó ante la pregunta de si la gente debe pagar por estos
servicios. Lo que el público paga es el mantenimiento de la infraestructura
hídrica y el agua corriente a través de las redes que distribuyen el recurso a
las casas, escuelas, negocios e instituciones gubernamentales, explicó.
“La ONU fijó pautas para la asequibilidad del agua – en tres por ciento
de los ingresos familiares – y estas… protegen el derecho humano al agua. Si la
tarifa del servicio de agua supera la capacidad de pago de un hogar, entonces
es una violación de los derechos humanos”, denunció.
Una estrategia que resultó prometedora son las asociaciones entre
organismos públicos (APP). En contraste con la privatización, que coloca las
necesidades públicas en manos de las corporaciones con fines de lucro, las APP
reúnen a funcionarios públicos, trabajadores y comunidades para ofrecer un servicio
mejor y más eficiente.
Las APP permiten que dos o más empresas públicas de agua u
organizaciones no gubernamentales sumen sus fuerzas y aprovechen sus
capacidades compartidas, lo que les permite aunar sus recursos, poder de compra
y conocimientos técnicos, dijo O’Callaghan.
Traducido por Álvaro Queiruga
Foto: Pastores de Etiopía deben trasladarse
constantemente en busca de pasturas y pozos de agua para sus animales. Crédito: William Lloyd-George/IPS
Ecoportal.net
Inter Press Service - IPS Venezuela
http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/El-deficit-del-agua-llegaria-a-40-por-ciento-en-2030
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