lunes, 24 de julio de 2017

El Cambio Climático Implica Cambiar el Estilo de Vida - John Scales Avery


John Avery es un Físico teórico de MIT. Doctorado en química de la Universidad de Londres. Lector Emérito del Departamento de Química de la Universidad de Copenhague. Persona de Contacto para las Conferencias Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales. En 1995, este grupo recibió el Premio Nobel de la Paz. Presidente de la Academia Danesa de Paz.
Los científicos están unánimemente de acuerdo en advertirnos de que si no reducimos las emisiones de CO2 muy rápidamente, corremos el riesgo de sobrepasar un punto de inflexión más allá del cual seremos impotentes para evitar un calentamiento global fuera de control. Corremos el riesgo de provocar un evento de extinción comparable con el máximo térmico del Pérmico-Triásico, cuando se extinguieron el 96 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de los vertebrados terrestres.

Los mares del Ártico se están calentando muy rápidamente, y pronto quedarán libres de hielo en los veranos. El calentamiento de mares y tundras árticas amenaza con liberar grandes cantidades de metano a la atmósfera por el derretimiento de los hidratos de metano. Esto a su vez amenaza con calentar el resto del mundo de tal manera que los hidratos de metano en todos los depósitos en alta mar se desestabilicen. Si esto sucede, el resultado será un evento de extinción tan importante que pondrá en peligro no sólo la civilización humana, sino también gran parte de la biosfera. 
Lo preocupante de la amenaza de una retroalimentación fuera de control de hidratos de metano es su gran cantidad. Hay aproximadamente 10.000 gigatoneladas de estos cristales parecidos al hielo en el fondo de los océanos, una cantidad de carbono más grande que todos los depósitos de combustibles fósiles del mundo. Los hidratos de metano o clatratos son estables a temperaturas ordinarias, pero se derretirán si los océanos se calientan, liberando el gas metano de potente efecto invernadero.  
No es tan sorprendente que nuestros medios de comunicación no divulguen una imagen correcta de estos graves peligros para el futuro de nuestra tierra. Los medios de comunicación son propiedad de intereses financieros oligárquicos, incluyendo grandes compañías de carbón y petróleo, desesperadamente ansiosas por beneficiarse de sus inversiones en combustibles fósiles.
A pesar del silencio y la desinformación en los medios de comunicación, el público en general, en cierta medida, se está tornando consciente de los graves peligros que plantea un cambio climático fuera de control. Sin embargo, esto no parece afectar la conducta de las personas. El profesor Michael Klare ha analizado esta extraña divergencia entre la conciencia y el comportamiento en un artículo reciente:
 "Teniendo en cuenta todo lo dicho sobre el calentamiento global, el pico del petróleo, la desinversión en carbono y las energías renovables, se esperaría que el consumo de petróleo en los Estados Unidos se redujera. Para este momento deberíamos estar presenciando verdadero progreso hacia una economía post-petrolera. En realidad, lo contrario está ocurriendo. El consumo de petróleo en Estados Unidos está en aumento, subiendo en 400.000 barriles por día solo en el 2013, y si las tendencias actuales persisten, debe aumentar de nuevo este año y el próximo. "
 "En otras palabras, el petróleo está de vuelta. A lo grande. Los signos de su resurgimiento abundan. A pesar de lo que puedan pensar, los estadounidenses, en promedio, están viajando más kilómetros cada día, no menos, llenando cada vez más tanques con cada vez más gasolina, y evidentemente sintiéndose cada vez menos mal por ello. El estigma relacionado con la compra de nuevos SUV que consumen mucha gasolina, por ejemplo, parece haber desaparecido; según CNN Money, casi uno de cada tres vehículos vendidos hoy en día es un SUV. Como resultado de todo esto, la demanda de petróleo de EE.UU. creció más que la de China en el 2013, la primera vez que sucede desde 1999 ".
Hay una segunda razón por la que los principales medios de comunicación conspiran para asegurarle a sus lectores y televidentes que está bien continuar con su estilo de vida habitual: el miedo de precipitar una recesión económica. Una recesión debe ocurrir pronto en los Estados Unidos debido a los excesivos gastos en la guerra, utilizando dinero prestado de China, y porque el petrodólar se ve amenazado por los acuerdos de los países BRICS. Sin embargo, el afán de lucro a corto plazo se asegura que los medios, que se comportan como esclavos, continúen haciéndonos creer que todo está bien y que el crecimiento económico puede continuar por siempre.
Sin lugar a dudas, una recesión económica será extremadamente dolorosa, pero tarde o temprano ciertamente sucederá. En un planeta finito, el crecimiento económico sin fin es por lógica una imposibilidad. Además, es precisamente tal crecimiento lo que amenaza con producir una sexta extinción masiva.
Si queremos salvar el futuro a largo plazo de nuestra hermosa tierra para las futuras generaciones de seres humanos y para los animales y las plantas con las que compartimos la tierra, no sólo hay que desarrollar con urgencia todas las formas de energía renovable, sino que también debemos cambiar rápidamente nuestros estilos de vida. Las energías renovables, como la energía eólica y las celdas solares, están produciendo una creciente fracción de nuestras necesidades de energía, pero esta fracción es aún muy pequeña, sólo el 19 por ciento en 2014.
 ¿Qué debemos hacer entonces? Tenemos que desarrollar un nuevo sistema económico que tenga como objetivo la sostenibilidad a largo plazo. Dentro de un sistema de este tipo, el problema del desempleo se puede abordar desplazando trabajos a la tarea de construir la infraestructura de energía renovable. En segundo lugar, debemos reconocer que nuestros estilos de vida habituales no pueden continuar. Debemos limitar nuestro consumo a nuestras necesidades y viajar sólo cuando sea absolutamente necesario. Si no hacemos estos cambios, habremos perdido la lucha por el futuro.
 Por John Scales Avery, 8 de septiembre de 2014. 
Traducción: Julio Centeno



Climate Change Means Lifestyle Change
John Scales Avery
John Avery - theoretical physics from MIT. PhD in chemistry, University of London. Lektor Emeritus, Department of Chemistry, University of Copenhagen. Contact Person for Pugwash Conferences on Science and World Affairs. In 1995, this group received the Nobel Peace Prize. Chairman of the Danish Peace Academy.
08 September, 2014
Scientists are unanimous in warning us that unless we very rapidly reduce CO2 emissions, we risk passing a tipping point beyond which we will be powerless to prevent uncontrollable global warming. We risk a human-produced extinction event comparable to the Permian-Triasic thermal maximum, during which 96 percent of marine species and 70 percent of terrestrial vertebrates became extinct.
Arctic seas are warming very rapidly, and they will soon be free of ice in the summers. The warming of Arctic seas and tundra threatens to release vast quantities of methane into the atmosphere by melting methane hydrates. This in turn threatens to warm the remainder of the world so much that methane hydrates in all offshore deposits will be destabilized. If this happens, the result will be a major extinction event, which will threaten not only human civilization, but also much of the biosphere.
The worrying thing about the threat of an out-of-control methane hydrate feedback loop is that the quantity of methane hydrates is so vast. There are roughly 10,000 gigatons of these ice-like crystals on ocean floors, an amount of carbon greater than all of the world's deposits of fossil fuels. Methane hydrates or clathrates are stable at ordinary temperatures, but if oceans warm, they will melt, releasing the potent greenhouse gas methane.
It is not so surprising that our mass media do not give us a correct picture of these grave dangers to the future of our earth. The mainstream media are owned by oligarchic financial interests, including large coal and oil companies, which are desperately anxious cash in on their huge holdings of fossil fuels.
Despite silence and misinformation in the mass media, the general public is becoming, to some extent, aware of the grave dangers posed by out-of-control climate change. However, this does not seem to affect people's behavior. Professor Michael Klare discussed this strange split between awareness and behavior in a recent article:
Considering all the talk about global warming, peak oil, carbon divestment, and renewable energy you'd think that oil consumption in the United States would be on a downward path. By now, we should certainly be witnessing real progress toward a post-petroleum economy. As it happens, the opposite is occurring. U.S. oil consumption is on an upward trajectory, climbing by 400,000 barrels per day in 2013 alone, and, if current trends persist, it should rise again both this year and next.”
In other words, oil is back. Big time. Signs of its resurgence abound. Despite what you may think, Americans, on average, are driving more miles every day, not fewer, filling ever more fuel tanks with ever more gasoline, and evidently feeling ever less bad about it. The stigma of buying new gas-guzzling SUVs, for instance, seems to have vanished; according to CNN Money, nearly one out of three vehicles sold today is an SUV. As a result of all this, America's demand for oil grew more than China's in 2013, the first time that's happened since 1999.”
There is a second reason why the mainstream media conspire to reassure their readers and viewers that it is fine to continue their usual lifestyles: the fear of precipitating an economic recession. Such a recession is due to occur soon in the United States because of US overspending on war, using money borrowed from China, and because the petrodollar is threatened by BRICS agreements. However, the short-term profit motive ensures that the slave-like media continue to make us believe that all is well, and that economic growth can continue forever.
Undeniably, an economic recession will be extremely painful, but sooner or later it will certainly occur. On a finite planet, endlessly continued economic growth is a logical impossibility. Furthermore, it is exactly that growth which threatens to produce a 6th mass extinction event.
If we wish to save the long-term future of our beautiful earth for future generations of humans, and for the animals and plants with which we share the earth today, we must not only urgently develop all forms of renewable energy, but also we must quickly change our lifestyles. Renewables, such as wind power and solar cells are producing a rapidly increasing fraction of our energy needs, but this fraction is still very small, only 19 percent in 2014.

What then must we do? We must develop a new economic system which will aim at long-run sustainability. Within such a system, the problem of unemployment can be addressed by shifting jobs to the task of building renewable energy infrastructure. Secondly, we must recognize that our usual lifestyles cannot be continued. We must limit our consumption to necessities; and we must travel only when absolutely necessary. If we do not make these changes, we will have lost the struggle for the future.

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