Científicos chinos consiguen que unos macacos adquieran autoconsciencia
Se suman a una élite de animales junto a los grandes simios, delfines, elefantes y urracas
Todo el que haya criado un bebé sabe
que existe un momento en el que se reconocen en el espejo y comienzan a mirarse
en él con especial interés. Algunos nunca dejarán de hacerlo. Es una habilidad
muy exclusiva en el reino animal y solo algunas especies, consideradas las más
inteligentes, son capaces de verse e interactuar con su reflejo. Se considera
una prueba, aunque controvertida, de la propia conciencia como individuo. Por
tanto, si se enseñara a un animal a reconocerse en el espejo, ¿se le estaría
entregando una noción del yo?
Aparcando por un momento la
filosofía y de regreso al laboratorio, la pregunta surge a partir de una serie
de experimentos realizados por un equipo de científicos chinos que han logrado
que unos macacos reconozcan por primera vez su reflejo. Hasta ahora, esta clase
de monos no había superado la llamada prueba del espejo: se le coloca una marca
al sujeto en el cuerpo y reacciona tocándola directamente tras verla reflejada.
Estos neurocientíficos de la Academia China de Ciencias han enseñado a los
macacos a verse, sumando a esta especie a una élite que hasta ahora incluía a
los grandes simios, a los delfines, a los elefantes y las urracas.
Para conseguirlo, el equipo de Neng
Gong estuvo entrenando a los monos usando un láser irritante que se proyectaba
en su cara mientras estaban frente a un espejo. Así, se les estuvo educando en
la tarea de reconocer sus movimientos y su reflejo, asociándolos, hasta el
punto de entender que la marca roja que se veía en el espejo era esa picazón
que notaban en su cara. El entrenamiento duró varias semanas, hasta que los
monos tocaban el punto de su cara marcado con el láser aunque este ya no
provocara ninguna sensación directa.
Hay
muchos otros aspectos de la conciencia de sí mismo, como el uso de los
pronombres personales, la empatía y la vergüenza"
De media, los macacos tardaron tres
semanas en aprender a superar el test del espejo: tras la fase de aprendizaje
con láser, se les ponían manchas de distintos colores en la cara y trataban de
limpiarlas o las tocaban para ver si olían después de verlas en el reflejo (ver vídeo). A partir de ahí, comenzaron a
servirse del espejo para interactuar con su aspecto, como acicalarse, arrancar
pelos, tocarse los dientes, mostrar sus genitales, etc.
La fase de entrenamiento empleada
por Gong y su equipo hace replantearse la importancia misma del test del espejo
para medir el nivel de autoconciencia de una especie. El matemático Alan Turingdiseñó un test, que lleva su
nombre, según el cual se podría saber si un ordenador había logrado alcanzar
una inteligencia humana: si era capaz de engañar a un juez haciéndole dudar,
con sus respuestas, si está chateando con un ordenador o con una persona. Las
máquinas ya han superado el test de Turing, aunque no sean inteligentes como
humanos: son muy simples pero se las ha
adiestrado para superar el test.
¿Son ahora los macacos
autoconscientes o sencillamente son capaces superar una prueba? "Estos
monos son muy inteligentes y pueden realizar numerosas tareas complejas, como
toma de decisiones, razonamiento analógico, uso de herramientas, actividades
sociales complejas y expresiones faciales", enumera Gong. Pero hasta ahora
no habían logrado reconocerse espontáneamente ante el espejo, han tenido que
enseñarles a hacerlo.
La elefanta 'Happy' con la marca en su cara. / PNAS
"Aunque controvertido, el
autorreconocimiento visual se considera generalmente un indicio de
autoconciencia", continúa el científico chino. Y añade: "Por
supuesto, hay muchos otros aspectos de la conciencia de sí mismo, como el uso
de los pronombres personales, la empatía y la vergüenza. Todavía se debe
aclarar cómo se relaciona el autorreconocimiento en el espejo con estos otros
aspectos de la conciencia de sí mismo", admite Gong.
Este investigador considera que la
importancia de su estudio radica en las similitudes cerebrales de macacos y
humanos: "El estudio de las funciones cerebrales superiores como el
autorreconocimiento en monos será muy útil para que entendamos el origen y la
base neuronal de estas funciones en los seres humanos, debido a la similitud de
la estructura cerebral". Desde su perspectiva, los resultados en monos
serían esperanzadores para personas que no pueden reconocerse en el espejo
debido a trastornos cerebrales, autismo, esquizofrenia o alzhéimer.
Durante mucho tiempo se pensó que
los elefantes no eran capaces de reconocerse. Se colocaban frente a sus jaulas
espejos de tamaño humano en los que quizá solo veían los reflejos de unas patas
intercaladas con barrotes. Finalmente, el zoo del Bronx de Nueva York se
atrevió a colocar en un recinto abierto un espejo cuadrado de 2,5 metros
de lado con el que la elefanta Happy pudo interactuar durante un tiempo. El día
en que le dibujaron una cruz blanca en la cara, se la tocó sin dudarlo: habían
dejado que aprendiera a reconocerse. Es posible que cada animal necesite
aprender a mirarse a su manera, del mismo modo que los bebés empiezan a hacerlo
cuando ven a sus padres saludándoles desde ambos lados del espejo.
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