domingo, 25 de febrero de 2018

Closca, el casco de bicicleta de diseño español que triunfa en Silicon Valley

Su precio es de 120 euros y ya se han vendido, durante el primer año, más de 11.000 unidades

Hecho en Valencia, pero sin vocación local. Fuga es un casco cuyas unidades se agotan rápidamente en el renovado MOMA de San Francisco. También se vende en el de Nueva York y en algunas tiendas de diseño de Bogotá. Closca es una empresa nacida en la Universidad de Valencia que quiere unir el diseño con la tecnología en aparatos inteligentes. Fuga es su primer casco para ciclistas urbanos. A primera vista tiene una gran ventaja, se pliega. El mecanismo de anillos concéntricos hace que sea muy sencillo llevarlo consigo. En segundo lugar, es bonito y se puede decorar con fundas de lana que le dan un toque más amable. Por último, porque cuenta con un chip NFC, el mismo que se usa para el pago a través del móvil y que puede servir para dar muchas más funcionalidades.
Carlos Ferrando (Valencia, 1977), ingeniero industrial, es el fundador de la empresa. En principio, no contemplaba crear su propia firma, pero dio el paso tras ver cómo, con el MVP (como se llama al producto mínimo viable en el argot) la patente comenzaba a peligrar. El registro se hizo en 2013.

Ferrando se ha redescubierto como inventor, tras recuperar su libreta infantil. Tras leer el libro Lovemarks, Kevin Roberts comenzó a pensar en que quizá él podría crear una marca que fuese diferente.
Las viseras, que se pueden personalizar, están inspiradas por los carritos de bebé Bugaboo. La forma de plegarlo, en menos de un segundo, es única, pero el chip es lo que terminó de enamorar a un grupo de ingenieros de Google cuando, durante un Demoday (algo parecido a la graduación) de sus startups, probaron uno. Sirve para compartir información entre el casco y el usuario. Para guardar datos personales por si lo extravía, o incluso su historial médico. En una segunda fase quieren que sea compatible con sistemas de alquiler de transporte urbano. De modo que baste con acercar el casco a la base para que se desbloquee la bicicleta, como una forma de tarjeta de fidelización.

Ferrando no entra en el debate sobre si el casco debe ser obligatorio o no: “Nosotros queremos hablar de cascos deseables y soluciones que hagan la vida más fácil”.

Ferrando se siente halagado por ver cómo sus cascos se venden en algunos de los lugares más selectos del mundo, pero se siente, por encima, de todo, valenciano. Closca es caparazón en su lengua: “nuestro logo es la tortuga más humilde, sencilla y bonita que supimos dibujar”. Fuga es como se llama el modelo. “Evoca el escape, por la decisión que tomé cuando decidí dejar mi empleo”, relata al tiempo que desvela un secreto, “cada casco lleva una frase escondida que habla de la toma de decisiones", y añade: "Viene de la película Mediterráneo, que dice 'Escape is the only way to stay alive and keep dreaming' (La huida es el único camino para mantenerse vivo y seguir soñando), de Henry Laborit".

Alemania y Estados Unidos son los lugares donde más pedidos online reciben. Cada unidad vale 120 euros o 140 dólares. En el primer año en el mercado han vendido más de 11.000 unidades.
El casco, plegado, con el chip NFC en el centro. FABIÁN OLOARTE - PLATZI

¿Qué será lo siguiente? Una botella de agua para llevar siempre encima. Con ella pretenden romper el negocio del agua embotellada sin dañar el planeta con botellas y botellas de plástico convertidas en desechos.
San Francisco 5 MAY 2017 - 19:23 CEST EL PAIS
Foto: El caso de bicicleta 'Fuga', de la empresa Closca.


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