domingo, 13 de diciembre de 2015

La Cumbre de París cierra un acuerdo histórico contra el cambio climático


Los 195 países reunidos desde hace dos semanas en la capital francesa logran un acuerdo para limitar el aumento de la temperatura del planeta

La lucha contra el cambio climático consiguió este sábado poner de acuerdo casi al mundo entero. Los representantes de cerca de 200 países, reunidos en la Cumbre del Clima, adoptaron el primer acuerdo global para atajar el calentamiento desencadenado por el hombre con sus emisiones de gases de efecto invernadero.
El pacto abre un camino, pero no es la meta, como resaltaron los negociadores. Los esfuerzos que hay ahora sobre la mesa no son suficientes para impedir que el aumento de la temperatura a final del siglo se quede “muy por debajo de los dos grados”, el objetivo que persigue el pacto. Todos los países firmantes deberán limitar sus emisiones, aunque los desarrollados tendrán que hacer un mayor esfuerzo y movilizar 100.000 millones de dólares anuales.
Era la señal que muchos esperaban desde que los responsables de la inmensa mayoría de países del mundo comenzaron a discutir sobre cambio climático hace más de dos décadas. Era la señal también que muchos inversores, atrapados ahora entre las dudas, querían oír para saber hacia dónde dirigir su dinero. El acuerdo alcanzado este sábado en París —tras dos semanas de reunión dentro de la cumbre y tras seis años de prolegómenos— es “el primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas”, recordó François Hollande cuando presentó el texto final que luego fue aprobado. El presidente francés recordó los atentados que sacudieron París hace un mes. Y rogó a los representantes de los 195 países reunidos en la cumbre que apoyaran el pacto, como finalmente ocurrió.
El acuerdo de París fija, entre otros objetivos, elevar los “flujos financieros” para caminar hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero, cuya sobreacumulación en la atmósfera por las actividades humanas ha desencadenado el cambio climático. “Estamos mandando un mensaje clave al mercado global”, valoró este sábado John Kerry, secretario de Estado de EE UU. “Movilizar la inversión”, dijo, es fundamental para lograr una “transición a una economía limpia”. “Los mercados ya tienen una señal clara”, remarcó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Con este pacto los representantes de los 195 países reunidos en París no solo admiten que el problema del cambio climático existe, sino que reconocen que el aumento de la temperatura es responsabilidad del hombre. Por eso, establecen medidas para combatirlo.
Ante el fracaso hasta ahora de los intentos por fijar metas obligatorias individuales a cada país —el Protocolo de Kioto apostó por esa fórmula y solo logró cubrir el 11% de las emisiones mundiales— ahora se le da la vuelta al proceso. Se pone una meta obligatoria: que el aumento de la temperatura media en la Tierra se quede a final de siglo “muy por debajo” de los dos grados respecto a los niveles preindustriales e incluso intentar dejarlo en 1,5. Luego, cada país pone sobre la mesa sus aportaciones voluntarias para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero nacionales. Y lo hacen todos. 187 de los 195 países reunidos en París han presentado ya sus programas nacionales. Todo el que firme y ratifique el pacto —algo que ocurrirá a partir de la próxima primavera— deberá aportar contribuciones con las limitaciones de gases.
Pero el acuerdo de París, que entrará en vigor en 2020, por sí solo no es suficiente para lograr el objetivo de los dos grados. Según se reconoce en la “decisión”, la segunda parte del texto, los programas de recorte que han presentado esos 187 Gobiernos no bastan. “Se requerirá un esfuerzo mucho mayor”, se indica. Por eso se establecen mecanismos de revisión al alza de los compromisos cada cinco años. También, herramientas de transparencia, como los inventarios, para intentar que el control sea lo más efectivo.
El acuerdo nace del desarrollo del convenio de las Naciones Unidas sobre cambio climático, que se remonta a 1992. El mundo, en estas más de dos décadas, ha cambiado y aquel documento ha quedado desfasado, fundamentalmente en los anexos, donde se establecía el listado de países desarrollados que estaban obligados a reducir sus emisiones. Veintitrés años después, los industrializados de los anexos solo representan alrededor del 35% de las emisiones mundiales. Y China e India, que están ya entre las cuatro economías más contaminantes del planeta, se quedaban fuera de los Estados que deben asumir los mayores esfuerzos. Uno de los debates más intensos que han puesto en riesgo este acuerdo ha sido precisamente este: la persistencia o no aquella diferenciación. Finalmente, el acuerdo establece que todos deben hacer planes de control de las emisiones. Pero a los desarrollados se les fijan mayores exigencias. Por ejemplo, se establece que ellos deberán “seguir encabezando los esfuerzos” en reducción de emisiones. “Nos complace que el acuerdo diferencie las acciones”, dijo este sábado el ministro de India Prakash Javadekar.
“El acuerdo no es perfecto”, admitió Xie Zhenhua, el representante sobre cambio climático de China. “Pero eso no nos ha impedido dar un paso histórico”, añadió. Xie instó también a los países desarrollados a que cumplan con sus obligaciones.
Fondo anual
Entre esos deberes está “movilizar” un fondo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. A partir de 2025, se revisará al alza. A este fondo también podrán aportar los emergentes, aunque en su caso es una posibilidad “voluntaria”. El fondo anual se destinará a que los Estados con menos recursos puedan adaptarse al cambio climático; por ejemplo, con medidas de protección por el aumento del nivel del mar. También servirán para que esos mismos países puedan crecer económicamente pero con bajas emisiones de dióxido de carbono.
La negociación del acuerdo ha recaído sobre las espaldas delministro francés de Exteriores, Laurent Fabius. “Es un martillo pequeño, pero hace mucho por la humanidad”, dijo tras dar el golpe en la mesa por el que quedaba aprobado el pacto. Su premura no gustó a Nicaragua, que protestó y dijo que no podía admitir el acuerdo porque, entre otras cosas, supone impedir en el futuro la reclamación de indemnizaciones por los daños causados por el calentamiento. Nicaragua es uno de los ocho países que no ha presentado planes para limitar sus emisiones.
“Siempre podrán decir que el 12 de diciembre de 2015 estaban en París”, le dijo Hollande a los ministros reunidos en la cumbre. “Y podrán sentirse orgullosos ante sus hijos y sus nietos”.

Hollande, Fabius y Ban Ki- Moon celebran el acuerdo. / AFP (REUTERS-LIVE!)





El Mundo Celebra: Histórico acuerdo vinculante sobre Cambio climático

Por primera vez, todos los países coincidieron en que el cambio climático pone en peligro al planeta, y acordaron acciones para reducir entre 1,5º y 2º C el aumento de la temperatura antes de 2100. Se trata de una de las últimas oportunidades de evitar una posible extinción de la humanidad.


Un histórico acuerdo mundial contra el cambio climático, que une por primera vez en esa lucha a países ricos y en desarrollo, fue aprobado ayer por 195 países en una conferencia cargada de emoción enParís.
Seis años después de la fallida conferencia del clima de Copenhague, la comunidad internacional demostró que tomó conciencia de un problema que amenaza la vida en el planeta.
“Miro a la sala”, dijo rápidamente el canciller francés Laurent Fabius. “No oigo objeciones: el Acuerdo de París sobre el clima queda aprobado”, añadió con nerviosismo, antes de pegar un martillazo, como manda la tradición. Los asistentes irrumpieron en vítores y aplausos, y muchos rostros reflejaron los años de esfuerzo diplomático.

El Acuerdo de París reemplazará a partir de 2020 al actual Protocolo de Kioto y sienta las bases para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y, más importante aún, para empezar a soñar con un mundo sin combustibles fósiles.
Dos semanas de negociaciones, conducidas con maestría por la diplomacia francesa, llevaron a un resultado que plantea enormes retos para el sector energético, pero al mismo tiempo grandes oportunidades para los que apuesten por las energías limpias.
Más que 1,5º, menos de 2º


El texto, de 31 páginas en inglés (40 en castellano), vincula la suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos y China, a la de las pequeñas islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los océanos.
Los países industrializados, responsables históricos del problema, deberán ayudar financieramente a los países en desarrollo.
Las potencias emergentes que lo deseen podrán añadirse también, pero de forma voluntaria, como de hecho ya ha empezado a hacerlo China.
Todos los países se comprometen a controlar mutuamente sus planes de reducción de emisiones (INDC), con revisiones quinquenales a partir de 2023.
El objetivo es que esas emisiones, principales responsables del calentamiento del planeta hasta niveles récord, dejen de aumentar “lo antes posible” y luego se reduzcan “rápidamente”, aunque sin fijar porcentajes ni plazos, como querían los países más resueltos.
Para la segunda mitad del siglo, queda el objetivo aún más ambicioso: lograr un equilibrio total entre las emisiones de gases de efecto invernadero y las acciones para contrarrestarlas.

El texto propone limitar el aumento de la temperatura del planeta “muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales”, y “seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC”. Eso satisface tanto a los países emergentes, que no quieren comprometer su desarrollo económico, como a los países más vulnerables a los desastres meteorológicos.

Fondo común


Los países en desarrollo recibirán 100.000 millones de dólares “como mínimo” a partir de 2020, una cifra que sería revisada “a más tardar” en 2025.
Esa era una exigencia que tiene su origen en la fallida conferencia de Copenhague, y que une a todos los países en desarrollo sin excepción. Pero esa parte clave queda fuera del “núcleo duro” del texto, y es situada en el capítulo de decisiones, para evitar entre otros los obstáculos del Congreso estadounidense, en manos de los republicanos.
El gran escollo en los últimos años ha sido la exigencia de los países ricos de que las potencias emergentes que más contaminan también contribuyan. China es el primer emisor de gases de efecto invernadero del mundo, EEUU el segundo, la Unión Europea el tercero, e India el cuarto.
El texto especifica que los países desarrollados “deberán proporcionar” la ayuda a sus socios en desarrollo, y alienta a “otras partes a que presten o sigan prestando ese apoyo de manera voluntaria”. Esos 100.000 millones son “un punto de partida valioso, pero sigue siendo menos del 8% del gasto militar anual” del mundo, recordó un científico, Ilan Kelman, del University College de Londres. 
El texto fue aprobado por consenso, no sin forcejeos diplomáticos de última hora.
Nicaragua fue la nota disonante. “Nicaragua no acompaña el consenso”, dijo su negociador, Paul Oquist, quien calificó de “antidemocrático” el procedimiento que llevó a la aprobación del acuerdo.
Pero todos los demás, incluso otros duros negociadores como Venezuela, mostraron su satisfacción por un éxito que su delegada Claudia Salerno calificó de “revolucionario”. Para demostrarlo, Venezuela anunció que su país presentaba su INDC, que mantenía en reserva hasta la definición de la conferencia.
Con este añadido, ya son 187 países los que se comprometen a reducir sus emisiones, lo que representa más del 95% de los gases de efecto invernadero del planeta.
Esos INDC fueron uno de los puntos culminantes de la preparación de esta conferencia, un trabajo de fondo de la diplomacia francesa.
El acuerdo “es una victoria tremenda” dijo el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, mientras que la negociadora brasileña, Izabella Teixeira, destacó “el acuerdo balanceado, ambicioso y duradero, que el mundo esperaba”.
“Hoy la raza humana se ha unido en una causa común, pero lo que suceda tras esta conferencia es lo que importa realmente”, advirtió sin embargo, la organización ecologista Greenpeace.
En las calles de París, miles de ecologistas desfilaron para demostrar que no bajarán la guardia.
“Estoy aquí para mostrar que incluso sin tener mucha esperanza en la COP21, vamos a continuar luchando”, declaró Anne-Marie, de 69 años. 

“Oportunidad de salvar el planeta”

El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo que el acuerdo sobre el clima alcanzado en París ayer ofrece “la mejor oportunidad para salvar el planeta que tenemos”.
En una declaración pronunciada desde la Sala de Gabinete de la Casa Blanca de Washington, Obama dijo que “podemos tener más confianza en que el planeta estará en mejor estado para la próxima generación”, y que el acuerdo muestra que el mundo cuenta con la voluntad y la capacidad para asumir “este reto”.
El mandatario indicó que ninguna nación podía solucionar el problema del clima por sí sola, y advirtió que, incluso si todas las metas se cumplen, el mundo sólo se encuentra en camino a reducir el nivel de carbono en la atmósfera.
Consideró además que el acuerdo de París establece un marco de trabajo perdurable que el mundo necesita para enfrentar el problema.EcoPortal.net
Los Andes

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