Mucha alegría con la aprobación del Acuerdo de
París sobre el Cambio Climático (léelo). “Histórico”,
“Transcendental”, “Éxito monumental”, “Sin precedentes”, son algunos de los
adjetivos usados. Ante los resultados de las conferencias anteriores (el
fracaso de Copenhague o del éxito parcial del Protocolo de Kioto) el hecho de
que haya habido consenso sobre algo ha sido motivo de alegría. Se logró
un acuerdo y todos estamos contentos. Pero, ¿ qué se logró con este
acuerdo? Y ¿cómo se logró? , ¿Qué deficiencias tiene y
dónde están?
¿Se necesita otro artículo más sobre el Acuerdo de
Paris? Todos estamos interesados en el asunto del Cambio Climático, nos afecta
a todos, pero es un tema tan complejo y tan extenso que no es fácil
entenderlo. En este artículo analizaremos si está justificada la
alegría. Intentaremos hacerlo de una manera sencilla, pero con
rigor. No nos limitaremos a hacer un paseo periodístico.
El Acuerdo no es tan bueno como el que necesitaría
la humanidad aunque permitirá avances en el control de las
emisiones pero, se confía mucho en que en el futuro los países se portarán
mejor que ahora. A lo mejor tendremos que esperar que ocurran muchas
catástrofes, para que se tomen acciones concretas con la urgencia que el
problema requiere.
De donde viene el problema
El clima está cambiando y la ciencia lo atribuye a
la acumulación de gases de efecto invernadero, GEI, (dióxido de carbono, metano
y óxido de nitrógeno mayormente [i] ) en la atmósfera,
generados por la actividad humana (antropomórficos) mayormente ocurrida desde
el comienzo de la revolución industrial de finales del siglo XIX y principios
del siglo XX.
¿Cuáles son las principales actividades que
contribuyen a las emisiones de GEI?:
La combustión de combustibles fósiles (generación
de electricidad, vehículos de combustión interna, aviación, plantas
industriales) que generan mayormente dióxido de carbono (CO2). La deforestación
que libera metano y disminuye la absorción de CO2 en la fotosíntesis; la
producción agrícola que remueve el metano de la tierra; la producción ganadera
que genera metano en los eructos y desechos de los animales; el deshielo que
libera el metano retenido en el hielo. El óxido de nitrógeno, N2O, se
produce mayormente en las actividades agrícolas aunque también en las
industriales, transporte y generación de energía.
Hay algunos sectores que son particularmente
importantes en la generación de GEI. Algunos datos:[ii] 90
empresas son responsables por dos tercios de las emisiones acumuladas
de GEI en el período 1971-2010, 83 de las cuales son empresas energéticas.
La ganadería contribuye a más del
5% a las emisiones totales, más o menos lo mismo que la industria de la
aviación y la tecnología de información combinadas. Otro de los grandes
emisores es la industria del cemento que contribuye el 5% de
las emisiones. La deforestación y el cambio en el uso de la
tierra han contribuido el 15% de las emisiones. Cerca del 20% de las
emisiones provienen de la combustión de la gasolina en los vehículos. Más
del 40% de las emisiones provienen de las edificaciones comerciales y
residenciales a través del uso de energía y gases usados en la
refrigeración, calentamiento y aislamiento.
Los países que más GEI generan son China (gran
parte de la generación eléctrica es con carbón, que emite mucho más CO2 que el
gas natural [iii]) y EEUU por
su producción industrial, vehículos, consumo de carbón, etc. EEUU tiene
solo el 5% de la población mundial pero el país contribuye con casi el 19% de
las emisiones globales. China contribuye con el 23%. Otros grandes
emisores son los países de la Unión Europea, India y Brasil.
De allí que la responsabilidad por la reducción de las emisiones no sea solo
responsabilidad de los países desarrollados.
Esto ha producido ya un calentamiento global de 1°C
desde la revolución industrial y si continúa la tendencia podría llegar a 5° C
a finales del siglo.
Consecuencias del cambio climático
Nótese que nos referimos a “cambio climático” y no
a “calentamiento global” como en el pasado. Tampoco nos referimos a
contaminación, que es otra cosa. [iv] EL problema
no es sólo la subida de la temperatura en el planeta, sino que además esa
subida conduce a cambios en el clima. Sin entrar en muchos detalles, la
acumulación de GEI no dejan escapar el calor hacia la atmósfera y sus
principales consecuencias son el deshielo en los polos y en las montañas (lo
que libera todavía más GEI que están atrapados en el hielo) que eleva
el nivel del mar. Esto afectará seriamente a las comunidades costeras y a
países enteros como son las islas de baja altura en el Pacífico, que podrían
desparecer. También conduce a mayores sequías en algunos lugares
y mayores precipitaciones en otras, a tormentas más fuertes, inundaciones, olas
de calor o de frío.
Pero lo menos difundido, pero igualmente grave, son
los cambios en la biodiversidad con la migración de especies
animales hacia lugares más fríos (peces, insectos, etc.), cambios en
la agricultura, cambios en laproductividad y calidad de las cosechas (producción
de vino se puede desplazar hacia el norte). Todo ello conlleva cambios en
la actividad productiva agrícola, beneficiando a algunos y perjudicando a
otros, podrá haber tamibíén una dispersión de plagas en el mundo
vegetal y de enfermedades en el mundo animal hacia lugares que no
tienen las defensas naturales establecidas. Habrá más escasez de
agua en algunas partes del planeta al derretirse los glaciares de los
que dependen muchas comunidades y aumentos es la desertificación. La
disponibilidad de agua, con los cambios climáticos, aumentará los
conflictos por su acceso dentro de las zonas de escasez. Estos cambios en
la biodiversidad también amplificarán los problemas existentes de hambre
y malnutrición en países en vías de desarrollo y contribuirán a
las migraciones.
A pesar de las medidas de mitigación que
se están adoptando, muchos de estos problemas son inevitables y muchos países y
sectores de la población tendrán que adaptarse. La adaptación a
los daños es un componente clave del Acuerdo y es para lo que se pide financiamiento de
los países que han contribuido a crear el problema.
¿Qué se logró con el Acuerdo de París?
El principal logro fue la unanimidad de todos los
países del mundo de que el Cambio Climático es un problema urgente que hay que
atacar y de que los países en vías de desarrollo reconocieron que la solución
los incluye, que no es solo responsabilidad de los que ya han contribuido a
crear el problema. También se reconoció que las soluciones impuestas
desde arriba no tenían posibilidad de lograr acuerdos, que para lograr la
participación de todos había que dejar que los países determinaran lo que
pueden hacer, sus “contribuciones” voluntarias, cada uno desde su posición
actual y de acuerdo a sus capacidades, hasta el 2030.
Esto tiene la gran ventaja de lograr la participación de todos, pero la
desventaja de que cada uno va por su cuenta y, como se demostró al contabilizar
las ofertas de contribuciones de unos 180 países antes de la Conferencia, no se
lograría el objetivo de limitar el aumento del calentamiento global en 2°C.
Según el Acuerdo, las medidas para limitar el
calentamiento global están centradas en tres pilares: (1) Las contribuciones
voluntarias de los países y su revisión periódica para la mitigación;
(2) mejoras en las capacidades de adaptación de los países a
los efectos del cambio climático; y (3), el financiamiento de
los países desarrollados (y voluntarias de países en desarrollo como China) a
los demás países para acciones de adaptación a los efectos del cambio que está
ocurriendo y el desarrollo de tecnologías para la energía limpia. Y todo
esto requiere de transparencia y rendición de cuentas con asunción de
responsabilidad (accountability). La transparencia está
plasmada en el Acuerdo, la “accountability” es dudosa.
·
Mitigación: Los países
sometieron sus “contribuciones previstas determinadas a nivel nacional”
(en inglés es quizás más ilustrativo. La palabra usada en inglés para describir
las contribuciones previstas es “intended” que también quiere decir
“intenciones”, que no representan compromiso alguno). Cada país presentó
las contribuciones como le pareció más conveniente para sus propósitos, como
reducciones sobre diferentes años de base. Es muy difícil armonizarlas,
lo cual se contempla implementar como parte del Acuerdo. El acuerdo
no establece qué deben hacer los países para lograr sus contribuciones ni lo
que pasa si no las cumplen. Inclusive muchos países, y el Acuerdo lo
reconoce, condicionaron el cumplimiento a recibir el apoyo financiero de los
países desarrollados. No era de sorprender que las contribuciones
iniciales fuesen muy conservadores, por si acaso. De hecho al agregarlas
(tarea muy compleja) se llegó a la conclusión de que el calentamiento global
sería superior a los 3°C.
·
Se acordó que los niveles de “compromisos” fueran
diferenciados para países en vías en desarrollo y países desarrollados con los
segundos debiendo lograr una reducción absoluta y presentando más detalles, en
tanto que los primeros “deberían seguir aumentando sus
esfuerzos de mitigación, y se les alienta a que, con el
tiempo, adopten metas de reducción o limitación de las emisiones”. Todos “deberíanesforzarse por
formular y comunicar estrategias a largo plazo para un desarrollo con bajas
emisiones de gases de efecto invernadero.” Se usa un lenguaje
tradicional para estos casos que dice que las actuaciones son en función de “las
responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas, a
la luz de las diferentes circunstancias nacionales”, que es un
eufemismo de negociación burocrática para decir que “haga lo que pueda”.
Obviamente que esto abre una gran puerta de escape que fue necesaria para
lograr el Acuerdo.
·
Adaptación: Los países deberán
(ahora si se usa “deberán” y no “deberían”) adoptar planes de
adaptación con las consiguientes políticas, programas e iniciativas.
Esos planes deberán ser evaluados e informados a las Partes del
Acuerdo. Cada país “debería, cuando
proceda, presentar y actualizar periódicamente una comunicación sobre
la adaptación, que podrá incluir sus prioridades, sus necesidades de aplicación
y apoyo, sus planes y sus medidas”. Se estimula la colaboración entre
las partes.
·
Financiamiento: El
Acuerdo prevé asistencia técnica y aportes financieros de los países
desarrollados a los en vías de desarrollo para la mitigación y adaptación. “Estimula”
a los países en desarrollo a también contribuir, si están en condiciones de
hacerlo. El Acuerdo no establece montos, contrario a lo que se reporta en
algunos medios. Los montos mencionados en los medios son voluntarios y
son resultado de las estimaciones de las necesidades de los países en desarrollo
y de las voluntades de los desarrollados. Se habla de necesidades en
entorno a los $100.000 millones anuales hasta el 2020, con el monto a ser
revisado en el 2025. Quién los pone, cuándo deben estar disponibles, en
qué forma y cómo se distribuyen no se especifica. Presumiblemente habrá
buena cantidad de dinero en especies y se imputarán apoyos que ya se hacen o
que de todas maneras se iban a hacer. No serán incrementales ni
todos en efectivo. También requiere que los países hagan sus planes
para usar estos recursos cada dos años y los reporten.
·
Transparencia: Las
contribuciones se revisarán en el 2018 y se debe reportar el
cumplimiento cada cinco años y ofrecer unas más estrictas para el
siguiente período, con criterios de “transparencia, exactitud,
exhaustividad, comparabilidad y coherencia y velarán por que se evite el doble
cómputo.” Se crea un comité que vele y facilite el cumplimiento de la
acción. Habrá que presentar comunicaciones nacionales cada
dos años. “Las Partes que son países en desarrollo deberían proporcionar
información sobre el apoyo en forma de financiación, transferencia de
tecnología y fomento de la capacidad requerido y recibido. …… La información
que comunique cada Parte conforme a lo solicitado… se someterá a un examen técnico
por expertos.”
Otro de los logros del Acuerdo es el mensaje
claro que se está enviando a las empresas e inversionistas que el mix
energético tiene que cambiar, que el consumo de combustibles fósiles debe
ir disminuyendo, que las fuentes alternativas de energía con menos emisiones
deben ir en aumento. Presumiblemente el mercado financiero, que sí tiene
poder de convicción, reforzará estos mensajes. Es incluso posible
que las empresas petroleras tengan que devaluar el valor de sus reservas,
elemento crítico de su valoración en bolsa, al convertirse en no usables, no
extraíbles, si eventualmente los gobiernos reducen por mandato el uso de esos
combustibles y mundo se mueve hacia energías renovables.
¿Por qué esta vez se logró un Acuerdo?
En primer lugar porque se aprendió del fracaso de
la conferencia de Copenhague donde se pretendían lograracuerdos de reducción
vinculantes, impuestos de arriba hacia abajo; esta vez se hizo dejando
que cada país, de acuerdo a su situación actual, su contexto y sus
posibilidades, ofreciera contribuciones voluntarias. Es difícil no
lograr acuerdos si se acepta lo que cada país ofrece. Es imposible saber
si podía lograrse un acuerdo más ambicioso, pero es muy posible que el
miedo al fracaso llevó a buscar compromisos a como diera
lugar. El riesgo real y reputacional, combinado con las lecciones
aprendidas hizo posible el acuerdo. También es de destacar que
la preparación fue muy detallada y cuidadosa (en particular la
estrategia de pedir, con tiempo, a los países la determinación de sus
contribuciones voluntarias). Y aquí hay que destacar los esfuerzos de una
latinoamericana, Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención
sobre el Cambio Climático de la ONU, cuya tenacidad a lo largo de los últimos 5
años condujo a este logro. Además, Francia hizo esfuerzos
extraordinarios de organización y de búsqueda de consenso. Y también
fue clave elcompromiso expresado por los más grandes emisores, China,
EEUU y la UE, de llegar a un acuerdo.
Adicionalmente aprendieron que era más
efectivo llevar a los máximos líderes de los países al principio de la
Conferencia para que dieran instrucciones y aliento y no al final para
resolver diferencias. Esto último llevó a que en Copenhague muchas cosas
se dejaran abiertas para su decisión final y los líderes de detalles sabían
poco y estaban apurados para regresar a sus problemas domésticos. La
caótica reunión de última hora entre los líderes de EEUU, Alemania, Reino Unido
y Francia al final de la reunión de Copenhague, mientras el líder de China se
dirigía al aeropuerto, fue una gran lección de lo que no se debe hacer.
Aunque en principio los atentados de París no
deberían tener nada que ver con el Acuerdo, su aprobación, como triunfo de los
organizadores franceses, exaltó la alegría por el éxito después del
sufrimiento. Como si después de ver al Presidente Hollande tan
mortificado por los atentados, ahora nos diera satisfacción ver que su
administración logró un importante éxito internacional.
En este contexto positivo, para entender su
aprobación, merece atención el análisis del contenido del Acuerdo. Además
de dejar que los países dijeran lo que “intentarían hacer”, el acuerdo debió
usar un lenguaje de compromiso para evitar antagonizar a algunos. No
se pudo usar la palabra “descarbonización”, que es de lo que se trata,
por la oposición de Arabia Saudita. También se tuvieron que poner
muchos verbos en tiempo condicional para logar la aprobación
de EEUU, que sabe que no lograría la ratificación del Acuerdo en el Congreso si
contuviera compromisos legalmente vinculantes (EEUU nunca ratificó el Protocolo
de Kioto). Se usa el tiempo “deberían” en vez de “deberán” que hubiera
sido vinculante; “…. los países desarrollados deberían seguir
encabezando los esfuerzos y adoptando metas absolutas de reducción de las
emisiones para el conjunto de la economía». Y que los «países en
desarrollo deberían seguir aumentando sus esfuerzos de
mitigación, y se les alienta a que con el tiempo, adopten
metas de reducción o limitación de las emisiones para el conjunto de la
economía, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales». Y el
sentido de que “haga lo mejor que pueda” en vez de “haga esto y
esto”, o bien que se debería alcanzar el pico en emisiones “lo antes
posible” (China lo ofrece para el 2030, hasta allí su emisiones aumentan),
contribuyó al consenso. Pero la realidad es que para 2030 deben empezar a
bajar para todos los países.
Si se quiere aprobar por unanimidad de 195 países y
la EU un documento de 40 páginas, que supuestamente dice lo que cada país puede
y debe hacer, es imaginable el tipo de lenguaje que debe contener, el tipo de
compromiso que puede exigir y las formas sutiles de supervisión y control que
se pueden sugerir. Como parte del Acuerdo no hay instituciones
supranacionales capaces de obligar al cumplimiento de las intenciones, aunque
si se establecen comités y grupos de seguimiento y coordinación. Si se
quiere aprobar este tipo de documento se debe recurrir a un lenguaje muy
cauteloso, que no obligue, que dé la posibilidad de hacer cambios, de
adaptarse. Y en este caso, acertadamente, el no empezar con obligaciones
legalmente vinculantes de reducción que es imposible que sean aceptadas.
El documento será legalmente vinculante cuando
“no menos de 55 Partes en la Convención, cuyas emisiones estimadas
representen globalmente un 55% del total de las emisiones mundiales” de GEI
lo ratifiquen (el período de ratificación es entre abril del 2016 y abril del
2017). Lo de que el documento será legalmente vinculante es
interpretado por algunos, muy superficialmente, como que los países han
adquirido obligaciones legalmente exigibles. No, no es así. Lo que
es vinculante es el documento que contienen obligaciones con lenguaje como
“debería”, “intenciones”, “de acuerdo a su posibilidades”, y algunas otras,
de menor importancia que si son obligatorias. ¿Y ante qué Corte de
Justicia responden? Ante la de la opinión de los demás países y la de la
opinión pública. ¿Qué pasa si un país no cumple con las indicaciones
de buenos deseos que enviaron? Mala reputación externa, y
posiblemente presión de los que sí están cumpliendo, pero no hay
penalizaciones. El tiempo dirá si el instrumento fue efectivo.
Otros logros
Hubo otras acciones en paralelo que son
destacables. El Acuerdo estipula que si bien el objetivo es un aumento de
no más de 2°C, estimula a seguir esforzándose por limitar
el aumento de la temperatura a 1,5ºC. Laudable y no fue fácil
lograrlo, pero es un “saludo a la bandera”, falta ver que harán para que ello
se logre, no basta con buenas intenciones. ¿Y cuando vean que otros no lo hacen
y adquieren ventaja competitiva con ello en los mercados internacionales, que
harán? Afortunadamente se conformó una alianza de unos
100 países, incluyendo EEUU y la Unión Europea para promover que las emisiones
se limiten para que el aumento de la temperatura no llegue a los 1,5°C.
Pero no especifica las medidas a tomar para lograrlo.
También hubo ofertas de grandes filántropos (Bill
Gates entre ellos) que ofrecieron parte de sus recursos para adelantar la investigación
y desarrollo de fuentes alternativas de energía más eficientes, en
particular a menores costos que las actuales. También es una iniciativa
muy laudable, pero habrá que ver si ello llega a tiempo y si basta con acciones
de parte de algunos individuos y algunos gobiernos. Hoy es muy
difícil para las fuentes energéticas competir en precio con los combustibles
fósiles. No es suficiente con rebajar el precio de las alternativas, hay
que subir el precio de los combustibles y eliminar los subsidios (como
se comenta al final del artículo). Y hay consumos de energía para los
cuales la sustitución de unas fuentes por otros no es sencilla, como por
ejemplo en el transporte terrestre, marino y aéreo y en las edificaciones, en
los que el cambio de los patrones de consumo y de fuentes energéticas requiere
de muchas decenas de años (la vida útil es relativamente larga)
No hay que quitarle mérito al Acuerdo, se lograron
cosas significativas como se ha mencionado. Esperemos, por el bien de todos,
que los países no se duerman en los laureles. Como en todo “the devil
is in the details”. El Acuerdo no garantiza acción, todo
sigue dependiendo de los gobernantes que adopten las políticas, incentivos e
desincentivos, de que las empresas tomen las medidas pertinentes, de que los
mercados financieros canalicen los recursos hacia proyectos e inversiones que
limiten el cambio climático y, al final, que la sociedad, en sus decisiones
cotidianas de adquisición y consumo favorezcan acciones que lo mitiguen.
Del Acuerdo por lo menos ha quedado claro que hay
que vender (o no comprar) las acciones en empresas que dependen de combustibles
fósiles o de contribución significativa al cambio climático y no comprar una
casa al borde del mar (por si acaso el Acuerdo no logra sus objetivos).
Pero hay una gran omisión
El gran problema: La población toma
decisiones basadas mayormente en precios y los precios de los productos,
mayormente los energéticos, el agua y los alimentos (en especial la carne), no
reflejan en costo para la sociedad de su consumo, solo reflejan, en muchos
casos, el costo financiero, no real, de producción. No
incluyen los costos en términos de los daños humanos y materiales de su
contribución al cambio climático, que se mencionaron anteriormente. Y
para colmo de males muchos países subsidian, directa e indirectamente la
producción y consumo de combustibles fósiles.[v] Si lo
reflejaran en el corto plazo se produciría un gran desequilibrio y el impacto
sobre la población de aumentos de precios para reflejar esos costos puede ser
muy alto, sobre todo para las poblaciones de menores ingresos.
La solución pasa por que los precios reflejen el
costo para la sociedad, en el mediano y largo plazo, lo que requiere ponerle un
precio al daño que causan las emisiones de GEI y cargárselo a los productos y
servicios que lo causan en función de su contribución, ya sea vía impuestos o
vía restricciones a la emisión (presupuestos de emisiones) y se pongan en
marcha los mecanismos de transición necesarios.
Esto lo trataremos en otro artículo
[i] El metano tiene 28
veces más y el óxido de nitrógeno 300 veces más poder de calentamiento que el
dióxido de carbono.
[iii] China inaugura dos
plantas eléctricas semanales, con el peor combustible, el carbón (1.75 veces
peor que el gas natural y 1.25 veces peor que el diésel). Cada año China
instala 70GW de capacidad, que es el 80% de la potencia neta instalada en
España. Cada 15 meses China instala el equivalente a una España en capacidad de
generación, pero con carbón.
[iv] En algunos medios
llaman a las emisiones de GEI “contaminación” o lo que es todavía peor
“polución”, que tiene otras connotaciones. Contaminación se refiere a la
emisión de otros gases y sobre todo partículas que se quedan en el aire y que
afectan la calidad del aire. Los GEI son invisibles y están en la
atmósfera. Aunque tienen fuentes comunes: la combustión.
[v] El caso más
patético es Venezuela donde con US$1 (a la tasa del mercado paralelo) se pueden
llenar 150 tanques de gasolina de un coche (150 tanques, no galones, no
litros). Pero no es el único país que subsidia los combustibles.
La entrada Acuerdo de París: sencillamente
analizado y explicado aparece primero en Agora: Inteligencia Colectiva para la
Sostenibilidad.
Posted: 15 Dec 2015 11:49 PM PST
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