Fracasar en la
sostenibilidad y viabilidad de las 750 grandes metrópolis del mundo
hipotecaría, definitivamente, el destino de la humanidad
La gestión de
las grandes ciudades se ha convertido en el elemento central de las políticas
del futuro. Y del futuro de la política. Fracasar en la sostenibilidad y
viabilidad de las 750 grandes metrópolis del mundo hipotecaría,
definitivamente, el destino de la humanidad. Acertar, lo contrario. Este es el
desafío más transcendente para los poderes políticos locales. Su éxito glocal (local y global) va mucho más allá de
sus límites y periferias. Su gestión local decide el horizonte global.
Estas
preocupaciones estuvieron muy presentes los pasados 31 de agosto y 1 de septiembre
en Medellín, en el encuentro Cities for
Life. Durante el evento, mandatarios de más de 50
ciudades se reunieron para dialogar, compartir experiencias y cocrear políticas
que permitan ir más allá del concepto tradicional de desarrollo y convertir a
las urbes en lugares más humanos, que respeten las relaciones existentes entre
las personas y su entorno. Durante dos días, Medellín fue el escenario para
empezar a construir solidaria e innovadoramente ciudades más justas, humanas y
libres, gracias a la transparencia, la participación, la no violencia y la
innovación centrada en los seres humanos. París le toma el relevo en la próxima
edición de 2016.
En la cita
colombiana, expuse cómo una correcta adecuación entre el poder
político legítimo y los instrumentos reales para su ejecución será clave para
afrontar con éxito los desafíos locales. Estas son, a mi juicio, las tres
limitaciones del poder político municipal. Limitaciones que pueden ser,
también, retos y oportunidades, si se es consciente de ellas y se actúa y se
gobierna con la perspectiva de superar las restricciones con el diseño de
alianzas por la gobernabilidad.
1. El territorio ya no es la cartografía.
La realidad
virtual, así como la integración metropolitana de la mayoría de nuestras
ciudades nos abocan a superar la concepción perimetral de la superficie
municipal. Hoy los territorios urbanos ya no tienen fronteras. La porosidad es
total. La interdependencia una realidad inevitable… y deseable. No se puede gestionar la ciudad desde los viejos mapas. Nuevas realidades por debajo de lo evidente, y por encima de sus
límites nos abren campos de actuación nuevos y creativos. El poder político
formal está limitado por su territorio. El poder político real será aquel capaz
de actuar sobre nuevas cartografías que no entienden de metros cuadrados sino
de relaciones exponenciales.
2. Las competencias reguladas no son las competencias
políticas.
Los liderazgos
locales saben muy bien que los ciudadanos no comprenden las limitaciones
competenciales de sus administraciones. Sus alcaldes y sus alcaldesas
representan el poder de proximidad más valorado y respetado. Y no entienden, ni
quizá deben, comprender la enrevesada y compleja multiplicidad de
administraciones que actúan sobre el territorio. Ni sus penosas limitaciones
presupuestarias. Los alcaldes del futuro deben de tener poder político más
allá, y por encima, de sus competencias reguladas y sus recursos. Nadie se lo
va a otorgar. Deben “ganarlo”. Esta concepción es imprescindible si se quiere
superar los corsés de lo caduco y atender lo urgente. Esta visión holística del
poder local, solo podrá ser liderada por políticos capaces de crear poderosas
alianzas interinstitucionales, abiertas a la cooperación con empresas y
ciudadanía. Hoy nadie tiene tanto poder. Lo explica muy bien Moisés
Naím en El fin del poder: “Estamos viviendo en el mundo más urbano de la historia. Desde 2007
hay más personas viviendo en la ciudad que en el campo. Este es el planeta más
joven que ha tenido la historia, el de mayor número de población joven. La
población menor de 30 años es tres veces mayor de lo que era en 1950. Todo eso,
la educación, la ingesta calórica… es lo que mueve a esos usuarios y lo que ha
dado lugar a lo que yo en el libro llamo las tres revoluciones: la del más, la
de la movilidad y la de la mentalidad”.
3. El poder de
lo público no reside solo en las instituciones.
Los alcaldes y
alcaldesas son depositarios de poder legítimo y democrático. Pero hay nuevas
legitimidades y nuevas representaciones. La crisis de la intermediación
política institucional como la única capaz de representar anhelos, derechos e intereses
está cuestionada. Necesitamos forjar alianzas por lo público (por el bien
público, por el bien común, por el procomún) en donde se compartan responsabilidades y protagonismos. Una
concepción dedemocracia
líquida, más flexible y abierta capaz de acoger tanta
participación como se requiera en cada proceso y tanta energía democrática y
cívica como la sociedad sea capaz de generar. La nueva representación no es
simple delegación, es movilizar caudales de poder por lo público.
Los alcaldes y
alcaldesas son depositarios de poder legítimo y democrático. Pero hay nuevas
legitimidades y nuevas representaciones
Necesitamos
alianzas público-privadas, institucionales-sociales para resolver, juntos, los
grandes desafíos. Por separado, nuestro poder, nuestros poderes son limitados y
fragmentados. Alianzas de talento compartido, de las multitudes inteligentes,
en donde el mundo CO (no el de las compañías privadas) sea la ecuación ganadora:
COnciencia, COmpartir, COdecidir, COcrear, COgestionar,
COmunidad. Y dibujen un nuevo itinerario de gobernabilidad democrática donde la tecnología pase de la concepción
tecnocrática de las smarts
cities a la
concepción democrática de las smarts
citizens.
Itinerarios como
los que se vislumbran entre los que resultaron ganadores, de los más de 1.200 proyectos presentados, en los premios INDEX 2015: una máquina diseñada en Holanda para
recoger los plásticos de los océanos, un sistema de huerto vertical en Singapur,
una aplicación para aprender idiomas que viene de Guatemala, una batería
americana que acumula energía en el hogar, y un sencillo adaptador para
teléfonos inteligentes que permite exámenes oculares en el móvil.
Medellín ha sido
—y es— una esperanza y un laboratorio permanente. La declaración conjunta en Cities for life, con el compromiso de
más de 40 grandes alcaldes, es un texto de valor por su claridad. Necesitamos
más Medellines en el mundo, que sean un lab inspirador
y prometedor, como el foro Colombia
en la ruta de ciudades i, que convocó a la ciudadanía a aportar
ideas de aplicaciones móviles para solucionar el problema de la inseguridad en
Medellín. Mov123, que a partir de ahora contará con la asesoría y el apoyo del
programa Apps.co, en el Vivelab de Medellín, ganó el reto y fue
seleccionada entre 68 propuestas.
Cities for life, Ciudades para la Vida, es un cita y una marca. Pero para los millones
de personas que en el mundo aspiran a una sociedad para vivir es una bandera y
un reto movilizador. Vivir no es existir. Vivir la vida en condiciones de
equidad, justicia y progreso es la meta. Si ganamos la vida en las ciudades,
ganaremos la vida del planeta.
Antoni Gutiérrez-Rubí
(@antonigr) es asesor de comunicación y miembro del observatorio @participolis
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