Un estudio cifra en 230 millones el número de animales muertos por la pesca excesiva, el ahogamiento provocado por sedales o redes o la contaminación por plásticos
Cada día, durante 60 millones
de años, las aves marinas han logrado proezas increíbles: circunnavegar el
planeta sin hacer paradas, zambullirse más de 200 metros en mares traicioneros
para agenciarse un bocado, enfrentarse al clima más impredecible del mundo como
si no fuera nada del otro jueves y dar con el camino de vuelta a casa en aguas
con pocas o ninguna indicación. Pero ahora las aves marinas, como tantas otras
especies, han encontrado la horma de su zapato.
Desde hace mucho tiempo, los
ecologistas saben que numerosas poblaciones de aves marinas están en declive,
pero un estudio publicado recientemente por PLOS ONEplasma una
situación peor de lo que se preveía. Según los investigadores, la abundancia de
aves marinas se ha reducido en un 69,7% en solo 60 años, lo cual equivale a la
muerte de unos 230 millones de animales.
“Me sorprendió mucho el
resultado. Era considerablemente más alto de lo que esperaba”, afirma Edd
Hammill, coautor del estudio junto con la Universidad Estatal de Utah. “La
conclusión que debemos extraer de esto es que hay un problema grave en los
océanos”. A Ben Lascelles, director de asuntos marinos en Birdlife International,
que no participó en el estudio, los datos le resultan alarmantes porque la
reducción parece casi indiscriminada y afecta a “un gran número de especies de
varias familias”.
Las aves marinas ascienden a casi 350
especies en todo el mundo
Las aves marinas, que
incluyen a cualquier pájaro que dependa en gran medida del entorno marino,
ascienden a casi 350 especies en todo el mundo, una asombrosa variedad de
animales amantes de lo extremo. Por ejemplo, el infatigablemente errante
albatros, que posee la mayor envergadura del planeta; el pingüino emperador,
del tamaño de un niño y el único pájaro que se aparea durante el invierno
antártico; y el diminuto paíño, que prácticamente brinca sobre el agua al
alimentarse (al fin y al cabo, debe su nombre a San Pedro).
Pero, teniendo en cuenta que
las aves marinas viven tanto en mar abierto como en el litoral, esta ecléctica
mezcla de pájaros hace frente a toda una letanía de peligros: pesca excesiva,
ahogamiento provocado por sedales o redes, contaminación por plásticos,
especies invasoras como las ratas en zonas de anidación, infraestructuras de
petróleo y gas y polución tóxica que avanza por la cadena alimentaria... Por si
esto no bastara, el doble revés del cambio climático y la acidificación del
océano amenaza con inundar las zonas de anidación y alterar las fuentes de
alimento.
“Las aves son indicadores
especialmente buenos de la salud de los ecosistemas marinos”, explica el
principal autor del estudio, Michelle Paleczny, de la Universidad de Columbia
Británica y el Sea Around Us Project. “Cuando presenciamos un declive de las
aves marinas de esta magnitud, nos damos cuenta de que los ecosistemas marinos
tienen algún problema. Nos da una idea del impacto general que estamos
teniendo”.
Pero, con una cantidad tan
grande de especies en entornos tan variados, nos preguntamos: ¿cómo contaron
los científicos tantos pájaros?
Recuento
de aves
En primer lugar, el equipo de
investigadores evaluó todos los datos de población disponibles sobre aves
marinas y encontró información demográfica de 3.213 poblaciones. Pero no podía
utilizar todos esos recuentos, ya que los ecologistas habían estudiado muchas
de esas poblaciones remotas solo una o dos veces, lo cual no es suficiente para
mostrar una tendencia real. Finalmente, el equipo eligió 513 poblaciones que
habían sido contabilizadas al menos en cinco ocasiones. En total, dichas poblaciones
representaban alrededor de un 19% de las aves marinas del mundo.
Las aves marinas tienen el doble de
posibilidades de extinción que las terrestres
Así y todo, Hammil cree que
los hallazgos del equipo constituyen “una representación rigurosa de lo que
está sucediendo en el mundo”, y añade: “Aunque no incluimos todas las
poblaciones, sí figuran todas las familias de aves marinas, así como
poblaciones de todos los litorales importantes del mundo”.
Paleczny explica también que
cuando los investigadores observaron las diferencias entre las poblaciones
controladas y no controladas, no encontraron “pruebas de que las primeras estén
disminuyendo más”.
Los hallazgos también se ven
reforzados por investigaciones anteriores. En 2012, un estudio publicado por Bird Conservation International descubrió que el 28% de las especies
de aves marinas corren peligro de extinción y que un 47% están disminuyendo. En
resumen, esto significa que las aves marinas tienen el doble de posibilidades
de extinción que las terrestres.
“La tendencia para muchas
especies de aves marinas ha sido claramente descendente desde hace años, y este
estudio aporta más pruebas al respecto”, afirma Lascelles.
Los
océanos todavía están tristemente desprotegidos y las pesquerías necesitan más
gestión y vigilancia"
Pese a ello, el estudio de
Paleczny y Hammil probablemente ofrezca una panorámica aún más alarmante sobre
el estado de las aves marinas del mundo. Por ejemplo, según ellos, la familia
del charrán ha caído en un 85%, las fragatas en un 81%, los petreles y las
pardelas en un 79% y los albatros en un 69%.
Esos funestos descubrimientos
apuntan a uno de los patrones del estudio: a las aves de mar abierto –como los
albatros, las fragatas, los petreles y las pardelas – normalmente les va peor
que a los pájaros que viven cerca de la costa.
“Las aves [de mar abierto]
sufren especialmente debido a su gran alcance geográfico. Como estas especies
viajan muy lejos, hay más posibilidades de que encuentren amenazas”, comenta
Hammill, que añade que los pájaros costeros “en algunos casos” tienen menos
problemas gracias a una mejor gestión de las zonas de anidación y a unos
materiales de pesca más adecuados.
Pero, aunque se reduzcan las
amenazas, según Lascelles la recuperación exige diligencia y paciencia. “La
mayoría de las aves marinas viven muchos años y se reproducen lentamente, lo
cual significa que incluso pequeños incrementos de la mortalidad pueden causar
importantes disminuciones de la población, de las que tardan mucho en
recuperarse”.
Incluso algunas aves costeras
muy dispersas experimentan grandes declives. Por ejemplo, el estudio descubrió
que las poblaciones de cormoranes se han reducido en un 73%.
Avances
Teniendo en cuenta todas las
amenazas que afectan a las aves marinas del mundo, es apropiado preguntar: ¿por
dónde empezamos en materia de conservación?
“Ya tenemos soluciones para
muchas de las amenazas, pero hay que ampliarlas y ponerlas en práctica en
muchos sectores y zonas geográficas”, afirma Lascelles. “Hay que hacer más
esfuerzos para librar a las colonias de aves marinas de especies invasoras,
reducir la captura accesoria en las pesquerías o los pájaros atrapados en redes
y crear zonas de conservación”.
Paleczny también hace un
llamamiento a la creación de zonas marítimas internacionales protegidas que
abarquen la amplia variedad de aves.
Las zonas protegidas en los
océanos van muy a la zaga de las terrestres. En la actualidad, solo un 2% de
los océanos del mundo se hallan bajo algún tipo de protección y menos de la
mitad prohíben por completo la pesca. En cambio, casi un 15% del paisaje
terrestre mundial está protegido.
Con una extensión tan
reducida del océano teóricamente cerrada a la pesca –menos del 1%– no es de
extrañar que muchas aves marinas sean víctimas de la pesca excesiva. De hecho,
un revelador estudio de 2012 descubrió que cada vez que la abundancia de peces
descendía por debajo de un tercio de los niveles máximos, las poblaciones de
aves marinas empezaban a menguar en respuesta.
“Lo que esto indica es que
[las aves marinas] han evolucionado de tal manera que viven en condiciones de
alimentación medias o por encima de la media”, afirmaba el coautor Ian Boyd a Mongabay en 2012. “No es que esto sea muy
sorprendente, pero algunas cosas no resultan evidentes hasta que tienes las
pruebas delante de ti”.
En aquel momento, Boyd dijo
que sus hallazgos deberían generar una nueva campaña para salvar “a un tercio de
las aves” (y otros depredadores marinos) de las pesquerías del mundo.
Pero, para Hammill, el
“problema más acuciante” es la contaminación ocasionada por los plásticos.
Ignorada durante mucho tiempo
por los ecologistas –tal vez por la intratabilidad del problema–, poco a poco,
la polución de los plásticos en el océano ha ido despertando un mayor interés.
Un estudio publicado el mes pasado revelaba que un 90% de las aves marinas del
mundo probablemente tenían plástico en el estómago.
“He visto de todo, desde
encendedores hasta tapones de botella y coches en miniatura. He encontrado
juguetes [en las tripas de aves marinas]”, decía la coautora del estudio Denise
Hardesty, de CSIRO, a The Associated Press.
Las aves marinas confunden
constantemente el plástico con huevas de pescado y devoran grandes cantidades.
El plástico en el estómago de un animal no solo libera toxinas mortales, sino
que también puede causar una muerte lenta por hambruna al obstruirle el
intestino. Los pájaros incluso administran trozos de plástico a sus crías, que
mueren en masa.
Al final, unas acciones a
gran escala para ayudar a las aves marinas podrían contribuir enormemente a
limpiar nuestros ecosistemas marinos, cada vez más llenos de basura.
“Los océanos todavía están
tristemente desprotegidos y las pesquerías necesitan más gestión y vigilancia.
Para que se lleven a cabo todas estas actividades se requiere inversión y apoyo
de los Gobiernos de todo el mundo”, señala Lascelles. “A corto plazo, estas
acciones generarán resistencia en las poblaciones de aves marinas, algo
necesario en vista de las nuevas amenazas como el cambio climático”.
Este artículo se ha publicadoen 'The Guardian' y forma parte del acuerdo Climate Publishers Network, una red de diarios liderados por EL PAÍS y el diario británico para colaborar en la cobertura del cambio climático.
Este artículo se ha publicadoen 'The Guardian' y forma parte del acuerdo Climate Publishers Network, una red de diarios liderados por EL PAÍS y el diario británico para colaborar en la cobertura del cambio climático.
Traducido por NewsClips.
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