viernes, 30 de octubre de 2015

Despídanse de las nieves eternas del Pico Bolívar - Newton José

Como si no fuera suficiente el mal que le genera al turismo del estado Mérida la ineficiencia gubernamental con respecto a dar respuesta al aún inexplicable cierre del teleférico, la acción humana sobre el ambiente también tiene lo suyo para con el futuro del turismo regional: el acentuado deshielo de los glaciares, ya anunciado ampliamente en 2008, se incrementará hasta dejar la mayor altura del país sin su característico penacho blanco. No más de 3 años faltarían para ese dramático momento.

Los escaladores venezolanos ya se despidieron de ellos. La gente joven de Mérida no voltea a verlos para inspirarse. Los poetas no los tienen como referencia. Son parte de un paisaje visual pasado, de una Venezuela que se vendía al exterior con todos los climas posibles.
Son los dos últimos glaciares de Mérida, el del pico Bolívar y el situado entre los picos Humboldt y Bonpland, que desaparecerán en los próximos años. Al glaciar del pico Bolívar le queda corta vida: en año y medio desaparecerá completamente (para 2013); al situado entre los picos Humboldt y Bonpland, llamado popularmente La Corona, le resta una década a lo sumo, puessu muerte ocurrirá entre 2018 y 2019.
Así se desprende de una investigación de Richard Barroeta, geógrafo de la Universidad de Los Andes, quien implementó técnicas nuevas consciente de bandas para la medición de los glaciares merideños. Los resultados arrojan datos de mayor precisión que el sistema tradicional de estudio, que es el análisis de fotografías aéreas o satelitales. Barroeta utilizó los valores de reflectancia de bandas de las imágenes satelitales para calcular cuánto han disminuido los glaciares desde 1910. Usó datos y mapas de otros autores de 1972, 2000, 2004 y 2000, y comparó imágenes satelitales desde 1988 a 2008. “Quedan sólo dos glaciares explica . El del Humboldt y Bonpland, que está al sureste de la cordillera de Los Andes y no se ve desde la ciudad de Mérida porque lo tapa la cresta del pico Bolívar. Es el de mayor extensión, con 16 hectáreas.

Tiene una tasa de retroceso de 1,8 hectáreas al año. El otro es el del pico Bolívar. La parte frontal, que da hacia la ciudad, sólo mide una hectárea y tiene una tasa de retroceso de 0,5 hectáreas al año”. Las partes posteriores de los glaciares disminuyen a una tasa menor que las anteriores debido a que, dada la orientación del pico y su pendiente, la radiación solar incide menos.
La próxima desaparición de estos glaciares se suma a la de los picos Toro y Espejo, ocurrida a finales de 1920 y entre 1940 y 1950, respectivamente. Unidos, formaban el único sistema de glaciares de Venezuela, que inspiró la leyenda indígena de las Cinco Águilas Blancas, que recopiló el escritor merideño Tulio Febres Cordero. Barroeta también evaluó el cambio climático en Mérida y concluyó que es una de las causas de la desaparición de los glaciares. A partir de los datos de 30 estaciones hidrometereológicas del estado andino, determinó que la temperatura aumenta casi 1º centígrado (0,8º) cada 100 años. “Por ello, si en 1950 había 300 hectáreas de glaciar, el próximo año habrá menos de 15?, dice.
“El aumento de la temperatura del aire y las alteraciones en las lluvias, por escasez o por abundancia, han ocasionado un retroceso acelerado de los glaciares”, indica en su estudio. Los efectos ya se sienten, señala Barroeta. En primer lugar, está el socioeconómico, pues incidirá en la industria de turismo en la zona. “Si ya no hay glaciar, disminuirá el atractivo de la zona”, afirma.
En el pasado, Mérida era centro de atracción de escaladores de nieve. Ya no. “En el año 2000 todavía había nieve en el pico Bolívar. Ya no queda casi nada, sólo roca desnuda. Nada más queda glaciar en el Bompland, donde hay que subir con herramientas especiales”. Por otra parte, el cierre del teleférico también ha hecho que se pierda interés en los picos y este deporte. Otro efecto de la desaparición de los glaciares se verá en el sistema hidrológico. Existen lagunas de origen glaciar que son alimentadas directamente por ellos.
“Al disminuir los glaciares, las lagunas se pueden secar”.
Lo más seguro es que queden sin agua, y que muchos cauces se llenen sólo en época de lluvia”, dice Barroeta. Sufrirán algunas poblaciones, como Mucurután, que se alimentan de esta agua. Todo lo blanco desaparecerá en 2020.

La organización ecologista Tatuy reportó que, con base en datos de la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la Universidad de Los Andes, en los últimos 30 años la superficie de los glaciares venezolanos pasó de 136.8 hectáreas a 43.1 hectáreas. El presidente del Instituto de Investigaciones Científicas (Ivic), Ángel Viloria, afirmó igualmente que los glaciares de Venezuela sufrieron “un deshielo del 70 por ciento en los últimos 30 años”, indicó el diario caraqueño Últimas Noticias. Estos datos permitieron a los científicos afirmar que, de continuar aumentando la emisión de gases invernadero y la  deforestación de bosques, “la nieve tiene una esperanza de vida de 12 a 13 años” en Venezuela. Para no deprimirse
Pese a que los pronósticos de los científicos son contundentes y sombríos para el futuro de Mérida en cuanto a la pérdida de uno de sus iconos turísticos (como lo son montañas cubiertas con glaciares), dicha ausencia no golpeará otros elementos naturales emblemáticos de la ciudad de Mérida y su entorno. Por ejemplo .
– Mérida seguirá teniendo las montañas más altas de Venezuela en la que no sólo destacará la belleza escénica sino también la posibilidad de practicar distintas modalidades deportivas.
.- Mérida seguirá teniendo las temperaturas más bajas del país (debido a su altura sobre el nivel del mar), aspecto atractivo en un país tropical.
.- Aunque sin glaciares, las nevadas no desaparecerán como fenómeno natural


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